El pasado 28 de mayo, tras la final de la Champions League que disputaron en Milán el Real Madrid y el Atlético, miles de aficionados utilizaron sus redes sociales para mostrar su alegría o tristeza por el resultado. Carlos Romero Jiménez, un albaceteño de 27 años, estaba contento porque su equipo había ganado, pero vio algo que le emocionó profundamente y escribió en Facebook una carta a los desconsolados atléticos:
Los madridistas que amamos el fútbol:
Hoy es un gran día para el madridismo, ayer, después de un gran despliegue físico y poco fútbol, nuestro equipo desde niños, el Real Madrid, ganó su undécima Liga de Campeones.
Todo son fiestas y celebraciones, no solo en Cibeles, en cualquier parte de la tierra habrá madridistas celebrando el ansiado título. Es un momento único e inolvidable, la undécima copa viene de camino hacia nuestras vitrinas, pero no es como otras veces...
Todos los que amamos y vivimos este deporte, sabemos que el fútbol es injusto, siendo niño, desde el minuto uno que entras en el fútbol, empiezas a vivir injusticias y experiencias desagradables, goles en el último minuto, partidos que se pierden injustamente, compañeros lesionados de gravedad... El fútbol es así, es un deporte que te enseña parte de la vida, que te suplementa el aprendizaje con los estudios y con el paso de la vida misma.
Los madridistas que amamos el fútbol no disfrutamos con el dolor ajeno. No disfrutamos con las lágrimas de Juanfran o de Gabi, no disfrutamos con las lágrimas de los aficionados atléticos.
Los madridistas que amamos el fútbol damos la enhorabuena al Atlético, no solo por el partido realizado, sino por el tremendo campeonato, eliminando a muchos de los grandes de Europa siendo infravalorados por la mayoría.
Los madridistas que amamos el fútbol damos la mano a nuestro rival para que se levante, y siga intentándolo con el afán que han tenido hasta ahora.
Los madridistas que amamos el fútbol, queremos que nuestro rival sea más fuerte, y que para ganarlo haya que gastar hasta la última gota de sudor de nuestra frente.
La suerte ha caído de nuestro lado de nuevo, amigos, pero os damos la mano para que os levantéis y sigáis intentándolo.
Nunca dejes de creer".
"Yo no tenía pensado escribir nada", explica a Verne por teléfono Romero, "pero esa foto de Juanfran me emocionó un montón y creo que me emocionará siempre. Es verdad eso que se dice: que los futbolistas son millonarios y no tienen grandes problemas, pero sí tienen sentimientos. Y esa foto demostró que el jugador estaba roto por dentro". Además, se da la circunstancia de que Gabi -el jugador del Atlético de Madrid- también es de Minaya. "Verlo llorar esa noche me dolió".
Romero vio el partido con sus amigos - "todos madridistas"- y aunque "estaban muy contentos y lo celebraron" recuerda que esa noche había algo diferente en el ambiente: "Como aficionado al fútbol te das cuenta de que muchas veces es injusto, y esa noche lo fue. Con unos penaltis o un gol en el último minuto, como ocurrió la otra vez, la diferencia es mínima". No escribió la carta inmediatamente después del partido, lo hizo al día siguiente cuando terminó de trabajar en el restaurante familiar. A los diez minutos de publicarla ya vio que no solo estaba llegando a sus amigos: en tres días ha recibido 45.600 Me gusta y 31.300 compartidos, una cifra muy por encima de sus publicaciones habituales.
"Lo hice en un momento de inspiración, me apetecía", explica el joven camarero, que señala que de entre todos los comentarios y mensajes que ha recibido por su gesto apenas pueden encontrarse críticas. "Esto demuestra que los aficionados al fútbol no somos tan acérrimos como se nos pinta en los medios de comunicación", señala, "Yo he hecho deporte toda mi vida y uno de los sentimientos más bonitos que puedes tener tras perder es recibir el reconocimiento de tu rival. O cuando eres tú el que gana, acercarte a saludar".
Romero explica que con su texto también quiso transmitir los valores positivos del fútbol que muchas veces quedan eclipsados por el forofismo y el debate bronco de las tertulias deportivas: "Es un motivo de orgullo ver que la gente ha entendido y compartido mi mensaje". Y añade, "Yo soy madridista, como mi padre y mis hermanos, pero de los que dan la mano cuando ganan y aplauden al rival cuando pierden".
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