El Diccionario de Oxford dedica su palabra del año, posverdad, a Trump y al Brexit

En el debate político lo importante no es la verdad, sino ganar la discusión

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Trump y Farage, en el ascensor de la Trump Tower neoyorquina
Trump y Farage, en el ascensor de la Trump Tower neoyorquina

Post-truth (posverdad): Relativo o referido a circunstancias en las que los hechos objetivos son menos influyentes en la opinión pública que las emociones y las creencias personales.

Esta es la palabra del año para el Diccionario Oxford, que ha constatado un incremento en su uso “en el contexto del referéndum británico sobre la Unión Europea y las elecciones presidenciales en Estados Unidos”, hasta convertirse en un término habitual en los análisis políticos.

Según Oxford, el término se usó por primera vez en un artículo de Steve Tesich publicado en 1992 en la revista The Nation, en el que hablaba de la primera Guerra del Golfo. Tesich lamentaba que “nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en una especie de mundo de la posverdad”, es decir, un mundo en el que la verdad ya no es importante ni relevante.

Oxford cita un artículo del Independent, publicado antes de las elecciones estadounidenses, en el que se apuntaba que tras las elecciones hemos pasado a vivir en la sociedad de la posverdad: “La verdad se ha devaluado tanto que ha pasado de ser el ideal del debate político a una moneda sin valor”. También otro de The Economist, titulado “El arte de la mentira”, en el que se dice que “Trump es el principal exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que ‘se sienten verdaderas’, pero que no tienen ninguna base real”.

En EL PAÍS, Soledad Gallego-Díaz escribía a finales de septiembre un artículo titulado “La era de la política posverdad”, en el que recordaba que "una cosa es exagerar u ocultar, y otra, mentir descarada y continuadamente sobre los hechos”. La posverdad no es exclusiva de los políticos británicos y estadounidenses, recordaba. Rajoy “ha negado en muchas ocasiones hechos sobre los que existía total certeza”.

En la discusión política no se tiene en cuenta la realidad, sino que se escogen unas ideas y se buscan los argumentos que mejor las defiendan. Da igual que se hayan desmentido con anterioridad: una vez se dice algo, se mantiene hasta el final. Hay que recordar que no hablamos de opiniones o interpretaciones, sino que estos discursos se presentan como relatos de hechos. Como, por ejemplo, que Obama fundó el ISIS. En el peor de los casos, siempre se puede decir que era sarcasmo. Y luego añadir: "Pero no tanto".

Este comportamiento no se limita a las campañas electorales. Trump sigue con el mismo tono. Por ejemplo, el domingo publicó un tuit en el que decía que el New York Times estaba perdiendo suscriptores por la cobertura errónea de la campaña.

El diario contestó en otro tuit, en el que se decía que había pasado justo lo contrario: las suscripciones estaban creciendo. ¿De dónde había sacado Trump esa información? Daba igual: la había considerado digna de compartirse en un tuit porque se correspondía con su visión de la realidad o, al menos, con la visión que quiere que los demás tengan.

De hecho, el uso que algunos medios hacen de las redes sociales también ha contribuido a la difusión de este término. Recordemos, por ejemplo, las críticas a Facebook por permitir la difusión de noticias falsas, especialmente durante la campaña electoral estadounidense (y no solo a favor de Trump, por supuesto).

Al final lo que cuenta es que la noticia y que llegue a más gente que el desmentido, si lo hay. Por ejemplo, el tuit de Trump se ha compartido 35.000 veces y el del diario, 2.600.

El miedo a los payasos y la felicidad danesa, entre los finalistas

La palabra del año 2013 fue selfie. La de 2014, vapear. La de 2015, el emoji 😂 . Aunque posverdad ha sido la escogida en 2016, cada año el Diccionario Oxford publica también las palabras finalistas. Son estas:

Adulting. La práctica de comportarse como un adulto responsable, especialmente al llevar a cabo tareas triviales, pero necesarias.

Alt-right. En Estados Unidos, un grupo ideológico asociado con puntos de vista extremadamente conservadores o reaccionarios, caracterizado por un rechazo de la política mainstream y por el uso de medios online para difundir contenido polémico.

Brexiteer. Una persona a favor de que el Reino Unido deje la Unión Europea.

Chatbot. Un programa informático diseñado para simular una conversación con usuarios humanos, especialmente en internet.

Coulrofobia. Miedo extremo o irracional a los payasos.

Glass cliff (el acantilado de cristal). Usado para referirse a la situación en la que una mujer o el miembro de un grupo minoritario asciende a una posición de liderazgo desafiando circunstancias en las que el riesgo de fracasar es elevado.

Hygge. La sensación de comodidad y confort que es resultado de un sentimiento de satisfacción o bienestar (se considera característico de la cultura danesa). (Puedes leer en Verne “Los 12 pasos para incorporar a tu vida el ‘hygge’, el secreto de la felicidad danesa”).

Latinx. En plural, latinxs. Una persona de origen o ascendencia latinoamericana (se usa en género neutro o no binario, alternativo a latino o latina); relacionado con personas de origen o ascendencia latinoamericana (se usa en género neutro o no binario, alternativo a latino o latina).

Woke. Adjetivo usado para referirse a alguien alerta a la injusticia en la sociedad, especialmente el racismo. Oxford habla en este artículo del origen de la palabra.

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