Los gatos callejeros se las saben (casi) todas para sobrevivir. Cuando llega el frío como el que tenemos estos días buscan el calor que desprenden esas máquinas que los humanos usan para desplazarse. La Policía Nacional ha recordado a través de un tuit una medida sencilla para evitar dramas: dar un toque en el capó del coche para avisarles de que es el momento de buscarse otro cobijo.
En días de #frío 🌦❄, los gatos 🐈se refugian al calor del motor de los coches. Antes de arrancar, da unos golpes al capó y evita disgustos 👍 pic.twitter.com/zYzgLPtNuV
— Policía Nacional (@policia) 16 de enero de 2017
La web especializada en desmentir bulos, Snopes, compobró en 2015 la cuestión, que se suele repitir en las redes sociales con el frío (hasta el actor de Star Treck George Takel se unió a la tendencia compartiendo un meme de una vaca sentada sobre un coche). "Expertos en animales confirman que los gatos (y perros) se cobijan en zonas poco accesibles de coches y camiones y que esos escondites no siempre son fáciles de localizar por los conductores, que a su vez pueden tener prisa por evitar el frío encendiendo el motor", responde la web, que aconseja tocar la bocina además de dar toques en el capó.
Hay mucho en juego en este consejo: "Recordad que con el frío, a los animales les atrae el calor de los coches, así que revisad las ruedas y otros escondites".
Patricia del Río, de la asociación protectora de animales El Refugio, confirma a Verne que es bastante común que les llamen para rescatar a algún gato atrapado en un capó. "Normalmente, cuando oyen algo, los gatos adultos se van corriendo -explica- pero en marzo y abril, cuando nacen las camadas, las gatas suelen meter a los pequeños para mantenerlos calientes. Cuando ellas se van a buscar comida, ellos se quedan y no suelen bajar por sí solos. También puede haber alguno pequeño despistado".
Reciben más llamadas en esos meses, pero ahora también puede ocurrir. Como la Policía, recomiendan cerciorarse de que no haya un felino atrapado y de hacerse oír al llegar al coche. "Normalmente se les oye maullar. A veces la gente los escucha y deja una nota en el capó avisando al conductor".
Por lo general, según Río, los gatos suelen estar bien cuando los rescatan, más allá del susto. "Muy rara vez pueden tener alguna lesión como alguna quemadura o alguna patita enganchada".
Pero las historias con gatos en el motor sin final feliz ocurren. Nuestra compañera de EL PAÍS Rebeca Carranco estrenaba coche hace unos 12 o 15 años. Al salir de clase en la Universidad Autónoma de Barcelona, una noche muy fría, su coche no arrancaba. Al tercer intento, escuchó un fuerte maullido y se dió cuenta de que provenía de dentro del coche: tenía un gato en el motor.
Llamó a los bomberos y cuando llegaron y abrieron el capó, el gato salió corriendo espantado, sin dar opción a cogerlo, pero con una pata menos. Al día siguiente, Carranco volvía a la facultad en coche, hasta que este se paró por completo repentinamente. En el taller descubrieron que se había roto la correa de distribución y el motor, lleno de pelos, estaba irrecuperable.
"Los gatos que se encuentran atropellados en la autovía se han caído de un coche normalmente", explica también Río, de El Refugio.
El fabricante de vehículos Nissan hizo un vídeo protagonizado por gatos en febrero de 2016 que lleva más de 1,4 millones de reproducciones en YouTube. En él recuerda la importancia de dar unos golpecitos en el capó para que los felinos que se han metido ahí o se han cobijado en las ruedas, se den por avisados.
A Carranco desde su incidente en la universidad le sale de forma natural avisar con golpes cuando va a coger el coche en un día de frío. Si unos maullidos responden al aviso, Río recomienda avisar a una protectora o al Ayuntamiento para que rescaten a los gatos.
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