México no está en Sudamérica pero da igual: el rapero tapatío C-Kan se llevó el premio a mejor artista sudamericano de 2017 en los premios británicos Urban Music Awards. Competía contra nominados de la talla de Luis Fonsi, Daddy Yankee y J Balvin, intérpretes de los grandes hits globales del año pasado. C-Kan cuenta a Verne que ni él ni la gente de su equipo -y es probable que tampoco el resto de los invitados a la ceremonia- esperaban oír su nombre: “Cuando me bajé del escenario con el premio me dijeron ‘¡Wow, le ganaste a esas bestias! ¿Quién eres? ¿De dónde eres?”
José Luis Maldonado Ramos tiene 30 años, es uno de siete hermanos y creció en La Cancha 98, un barrio marginado en la colonia Oblatos, al noreste de Guadalajara (Jalisco). Lo cotidiano en ese conjunto de calles era la delincuencia, la violencia y el tráfico de drogas, por lo que no es raro que esos fueran los temas dominantes de sus primeras canciones. Pero 13 años de carrera, seis discos de estudio independientes, cientos de libros y varios viajes fuera de México después, las letras y la música del rapero han evolucionado. Hoy C-Kan se sabe en un gran momento y lo mismo rapea en un disco de reggae (Días de sol, 2017) que escribe canciones de amor o sobre el orgullo del hip-hop mexicano:
Los números en sus redes sociales dejan constancia de su éxito. Varios de sus videos en YouTube se cuentan por encima de las decenas de millones de reproducciones. En Facebook, C-Kan es el líder de un crew virtual de más de 5,3 millones de personas. Ellos son los probables responsables de los premios que ha recibido el tapatío y que se definen a partir del voto popular. “Se pelean a capa y espada por mí”, asegura C-Kan sobre sus seguidores, una idea que también rapea en una de sus canciones: "La gente te envidia / Cuando tienes éxito / Gracias a los fanáticos / Tengo un ejército".
Entre los reconocimientos que ha ganado gracias a los votos de sus fans, están los mexicanos Indie-o Music Awards, en 2015, y los Urban Music Awards, en noviembre pasado. Ahí fue tomada esta fotografía que el rapero compartió en su cuenta de Instagram.
C-Kan recibe a Verne en un hotel de la Ciudad de México a los pocos días de haber asistido a la premiación de Londres y unas horas antes de tomar un avión de regreso a Guadalajara. La segunda ciudad más poblada del país sigue siendo su casa y el sitio que ha sido testigo de su trayectoria. También allí se formaron muchos de los DJ's que han puesto música a las letras del rapero.
Su incursión en el género sucedió primero en batallas de improvisación en las calles y después en los escenarios. Eran los comienzos del siglo XXI: el internet no solo estaba en una fase primitiva sino que era una tecnología lejana en el entorno del músico. “El que tenía una computadora trabajaba en el IMSS o era hijo de ricos”, recuerda.
Pero hacía al menos una década que los discos se conseguían en versión pirata en los mercados o tianguis. Gracias a eso y también a la radio, C-Kan escuchó a los primeros exponentes del hip-hop mexicano: “Molotov y El Gran Silencio tenían raps chingones en sus rolas: eran malhablados y rimaban”. Después llegaron los sonidos del rap chicano y de los estadounidenses más populares, como Snoop Dogg, Ludacris o 50 Cent. El tapatío cuenta que él y sus amigos preferían el hip-hop en inglés, “aunque nadie entendía nada de lo que cantaban”.
Por eso el álbum que detonó para él la escritura de canciones fue Los grandes éxitos en español, de la banda californiana Cypress Hill. “Escuchar el mismo ritmo y casi las mismas palabras traducidas, me abrió el mundo completamente. Me di cuenta que se valía cantar en español y nos pusimos a hacer freestyle en el barrio”, cuenta. Parte de esos comienzos los narra también al ritmo del rap en La calle sabe de mi nombre, cuyo video está grabado en La Cancha 98 con algunos de los vecinos de infancia del músico.
El barrio es escenario y personaje de sus crónicas, e incluso el origen de su nombre artístico: ahí lo llamaban El Perro de la C (de La Cancha) que en su versión corta y mejorada se quedó como C-Kan. Aunque ya no vive allí, él asegura que disfruta visitar con frecuencia esas calles y a su gente, y al mismo tiempo se sabe afortunado por haber logrado salir de él gracias a la música.
"Como dicen en el hip-hop: keep it real [mantenlo real]", dice varias veces durante la entrevista igual que en sus canciones. "Soy del barrio y me gusta visitarlo, no puedo negar mis raíces. Pero el tiempo que tengo en el rap es el mismo que tengo de no vender porquería, de no caminar con esa gente. Si antes rapeaba de que cargaba una pistola y de que andaba haciendo dagas, es porque lo estaba haciendo. Hoy en día, gracias a Dios y gracias a la música, no lo estoy haciendo".
Las batallas de C-Kan hace tiempo que ya no son físicas y cada vez menos son de improvisación o free-sytle, pero en sus letras sigue peleando al más puro estilo del hip-hop: contra los que lo envidian y hablan mal de él, contra las injusticias, contra los políticos, contra la prohibición de la marihuana e incluso contra la violencia. Él acepta que sus canciones no han dejado de ser agresivas, pero dice que han transitado por una línea más autobiográfica y que tienen la intención de ser cada vez más universales.
En esta misión -cuenta- la lectura ha sido fundamental: "Yo no terminé la secundaria, me puse a trabajar y mucho después me puse a leer como ratón de biblioteca". En el momento de la entrevista, C-Kan leía una novela policiaca (Crímenes duplicados), un cómic (La vida según Snoopy) y unas crónicas sobre José Alfredo Jiménez: Pero sigue siendo el rey, escritas por el hijo del compositor mexicano. Dice que le gusta leer sobre todos los temas y confiesa tener un manía: cuando comienza un libro tiene que terminarlo hasta la última línea, aunque no le emocione demasiado.
El rapero descubrió que necesitaba nuevas palabras cuando participaba en las batallas de improvisación. "Para poder rimar rápido, vas haciendo tu propio diccionario en la mente", cuenta. "Pero después de decir lo mismo en miles de free-styles, pensé que me hacía falta algo para que mi vocabulario se extendiera. Y creo que la literatura me ha ayudado demasiado". Leer y viajar, dice, "es como instalarte aplicaciones para tener más que contar y que no sea lo mismo de siempre".
Estados Unidos podría ser su próximo destino fuera de México. C-Kan prepara una gira por ese país después de haber considerado no pararse ahí mientras Trump fuera presidente. "Es como ir a casa de un güey al que le caes gordo", sostiene. Pero justo después de las elecciones y tras un largo proceso legal, el músico logró obtener su pasaporte y su visa americana, por lo que eligió atender al llamado de sus fans del otro lado del río Bravo. Además había sido invitado a Miami para participar en una entrevista con B-Real, de Cypress Hill, y no podía rechazar esa oferta.
Con un concierto en Hermosillo (Sonora) el próximo 3 de febrero, el rapero dará arranque a sus presentaciones nacionales de 2018. Su año comienza con la satisfacción de haber cerrado el anterior con un premio internacional, aunque C-Kan tiene muy claro que no vive de premios sino de los aplausos de sus fans: "Las cosas que pasan en el día a día y los reconocimientos de la gente son mis verdaderos Grammy's, son mis premios Billboard's".
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