Dos veces al año discutimos por la hora que nos gustaría que fuera. Algunos dicen que no deberíamos tocar los relojes, mientras que otros sostienen que deberíamos adelantarlos o retrasarlos. Al hilo de esto, a muchos les parece bien que en España sea la misma hora que en Berlín y otros tantos afirman que deberíamos volver a tener la misma que en el Reino Unido.
Reunimos aquí algunos de los argumentos tanto a favor como en contra del cambio de horario, con enlaces que llevan a más información. Eso sí, por mucho que lo discutamos y nos guste o no, ya no estamos a tiempo de evitar que la madrugada del sábado al domingo se adelanten los relojes una hora.
A favor
- Anochecerá más tarde y se pueden disfrutar de más horas de sol al terminar la jornada, que es cuando tenemos más tiempo libre. Según algunos estudios, estas horas de luz por la tarde ayudan al ocio y al turismo, además de favorecer el ejercicio, la socialización y la salud en general.
- Cambiar la hora sirve para adaptar nuestra actividad a las horas a las que amanece y anochece, que varían a lo largo del año, como explica José María Martín Olalla, profesor de Física en la Universidad de Sevilla.
- El cambio de hora no supone un perjuicio para la salud: “No tiene trascendencia médica importante”, como nos explicaba Emilio Sánchez Barceló, catedrático de Fisiología de la Universidad de Cantabria y autor del libro Hicimos la luz... y perdimos la noche: efectos biológicos de la luz. Como mucho, las personas mayores lo pueden tener algo más difícil para adaptarse.
- La luz artificial y los dispositivos electrónicos afectan más al sueño que un cambio de una hora dos veces al año.
- Si no hiciéramos el cambio, nos pondríamos en hora con países de nuestro huso horario como Reino Unido y Portugal, pero esto no tendría ningún efecto en la racionalización de los horarios. También según Olalla, ya seguimos la hora solar con independencia de lo que digan los relojes. Es decir, “comer a las 14:30, hora de Berlín en Madrid, no es comer tarde: es comer a la vez que los londinenses, que comen a las 13:30”. Es decir, la conciliación y la racionalización de los horarios se puede llevar a cabo sin cambiar el huso.
- De hecho, seguir otro huso supondría tener que acostumbrarnos a horarios que en realidad serían nuevos, lo que sí podría alterar nuestros ciclos circadianos.
- Actualmente estamos en hora con gran parte de los países de la Unión Europea, como Francia, Italia y Alemania. Y todos los países de la UE harán el cambio de hora.
En contra
- Anochecerá más tarde y esto puede dificultar la conciliación del sueño, ya que necesitamos unas dos horas de oscuridad antes de acostarnos para dormir bien, como nos recordaba Juan Antonio Madrid, catedrático en Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia. Y ya dormimos menos que la media europea: entre 30 y 40 minutos.
- También amanecerá más tarde e iremos a trabajar a oscuras, cuando lo recomendable (y saludable) es despertar al alba y poder comenzar la jornada con luz.
- Con la llegada de la primavera, anochece cada vez más tarde, por lo que ya disfrutamos de más horas de luz al salir de trabajar sin necesidad de tocar los relojes: si no hiciéramos el cambio horario, en julio anochecería en torno a las ocho y media. En lugar de alargar artificialmente la tarde, tendríamos que acortar la jornada laboral.
- De hecho, actualmente, en invierno ya disfrutamos del horario de verano que nos correspondería por nuestra situación geográfica (GMT +1).
- El cambio de hora provoca pequeños desajustes hasta que nos acostumbramos. Además, "es habitual que se dé mayor cansancio en el cambio de hora de primavera, en el que se adelanta el reloj una hora. El cambio de luz es algo brusco, cuando ya estamos acostumbrados a despertar siendo de día, vuelve a ser de noche", nos contaba Juan Antonio Madrid. Esto puede influir negativamente en la calidad del sueño, sobre todo en el caso de personas sensibles, como niños, ancianos y personas con problemas de sueño, además de los adolescentes y jóvenes de hasta 30 años, una franja de edad con hábitos más vespertinos.
- Si no hacemos el cambio, nos pondríamos en hora con países de nuestro huso horario como Reino Unido y Portugal. Según la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), esto podría ayudar a racionalizar los horarios y mejorar la conciliación, aunque no puede ser la única medida. En este caso, acostumbrarse sería muy fácil, ya que bastaría con no tocar los relojes y seguir como hasta ahora para ponernos en hora con estos países.
- Un estudio sueco de 2008 mostró un incremento de alrededor del 5% de ataques al corazón durante los tres días posteriores al cambio de hora primaveral. Eso sí, como recordaba Materia, se trata de correlaciones y “no se ha podido encontrar una explicación para justificar el efecto”. Algo parecido ocurre con estudios que apuntan que el lunes de después del cambio de hora hay más accidentes de tráfico y de trabajo (pdf): otros estudios sugieren que a lo largo de los siete meses con horario de verano los accidentes se acaban reduciendo.
- Los estudios no sustentan la idea de que el cambio de hora sirva para ahorrar, ya que la menor demanda para la iluminación se compensa con un incremento de la demanda para calefacción (en otoño e invierno) y aire acondicionado (en primavera y verano).
En lo que casi todos estamos de acuerdo
Este fin de semana tendremos una hora menos. Ya que no nos vamos a librar, ¿no podríamos hacer el cambio de hora el lunes a las 9 de la mañana?