Si te quedas dormido en cualquier parte y te sientes especialmente cansado estos días, es probable que no seas el único, porque tiene una explicación médica. La pérdida de sueño y la falta de energía son algunas de las consecuencias del cambio de hora primaveral que destacan varios estudios científicos y expertos en cronobiología. También aseguran que este reajuste del horario pensado para ahorrar energía, que ha ocurrido este fin de semana en España y por el que se ha perdido una hora de sueño, resulta más traumático que el que tiene lugar en octubre.
"Es habitual que se dé mayor cansancio en el cambio de hora de primavera, en el que se adelanta el reloj una hora. El cambio de luz es algo brusco, cuando ya estamos acostumbrados a despertar siendo de día, vuelve a ser de noche", comenta por teléfono a Verne Juan Antonio Madrid Pérez, catedrático en Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.
"Estas transiciones pueden romper los ritmos cronobiológicos e influir durante varios días en la duración y calidad del sueño", destaca la publicación científica The New England Journal of Medicine en un artículo de la Universidad de Columbia que recomienda Madrid Pérez.
De todos modos, no se trata de que a medio país se le peguen las sábanas. Los más afectados cuando se enfrentan a cambios horarios son núcleos sensibles de población, como niños, ancianos y personas con problemas habituales de insomnio, explica el doctor Raúl Pelayo, miembro de la Sociedad Catalana de Neurología y de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña.
En el caso del cambio de marzo, en el que se pierde una hora de sueño, a este grupo se le sumaría el de "los adolescentes y jóvenes de hasta 30 años, ya que es una franja de edad con hábitos más vespertinos", según el Laboratorio de Cronobiología de la Universidad de Murcia.
Su director, Juan Antonio Madrid Pérez, hace referencia a un estudio publicado en la Academia Americana del Sueño de 2015. En él, un grupo de investigadores analizaron el comportamiento de adolescentes y destacaron la falta de sueño y la pérdida de atención en las jornadas siguientes a este cambio de horario primaveral.
Lo normal es que los efectos no se prolonguen más de cuatro días tras haber modificado la hora. Solo en las personas mayores, más reacias a los cambios, podrían durar más de ese tiempo, comenta el experto en cronobiología de la Universidad de Murcia.
El doctor Pelayo destaca a Verne que todavía "se echan de menos más estudios científicos centrados en cómo afecta este cambio" en nuestro organismo y que, por lo general, "los análisis en este campo se realizan en comparación con situaciones similares que sí han sido ampliamente estudiadas por la ciencia, como es el jet-lag".
Donde también puede hacerse notar el cambio horario es en el ritmo cardiaco, en aquellos grupos que ya sufren alguna dolencia o predisposición. "El despertar es en general un proceso algo traumático para el cuerpo y en concreto para la presión arterial, por eso suelen ocurrir durante la mañana más accidentes cardiovasculares. Hay estudios que destacan que, tras el cambio de hora de marzo, aumenta el número los infartos de miocardio", comenta Juan Antonio Madrid Pérez.
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