El Cascanueces, ballet de Piotr Illich Chaikovsky, es una obra conocidísima y representadísima. Lo que no es tan habitual es que la bailen tres trineos de videojuego deslizándose sobre pendientes y trampolines. El vídeo en el que se ve esta danza tan particular suma casi 350.000 reproducciones desde julio y se ha compartido en Twitter los últimos días con textos como “hipnótico” y “una nueva manera de ver la música”. Algunos de estos mensajes suman miles de retuits.
La animación utiliza un juego online llamado Line Rider, que consiste en dibujar el trayecto que tomará un trineo y luego ver cuánta distancia es capaz de recorrer. El autor del vídeo es Mark Robbins, un estudiante de ingeniería informática de Lake City (Estados Unidos), de 21 años, que lo publicó en su canal de YouTube Doodle Chaos.
El año pasado ya tuvo un éxito aún mayor con otro vídeo similar. En este caso, era la música de En el salón del rey de la montaña, una pieza de Peer Gynt, obra de Edvard Grieg. Lleva más de siete millones de reproducciones desde entonces.
Según cuenta a Verne por correo electrónico, no es un trabajo fácil: “Como los hago a mano y siguiendo el método de prueba y error, mis vídeos me llevan mucho tiempo. Para el de En el salón del rey de la montaña, que viralizó el pasado invierno, necesité un mes, y en ese vídeo solo usé un trineo. El último tiene tres trineos, así que tardé aún más en acabarlo”.
No siempre ha usado Line Riders: ya en 2012 sincronizó música electrónica con el juego Incredibots. Sin embargo, cree que parte del éxito de los últimos vídeos viene de usar este juego de 2006: “Mucha gente siente la nostalgia de haber jugado en su infancia”.
También ha sincronizado música y objetos reales, como en este vídeo de enero en el que canicas, imanes y piezas de dominó interactúan al ritmo de un vals de Chaikovsky. Según cuenta en la descripción del vídeo, que suma 1,2 millones de visualizaciones, “me volví un poco loco después de escuchar fragmentos de este tema cientos de veces para encajarlo todo”.
Robbins explica que sincronizar objetos reales es más difícil que con las animaciones: “En Line Rider el camino está determinado, así que sé que el trineo no rebotará de manera diferente por casualidad. Pero en la vida real hay tantos parámetros pequeños que una diferencia de un milímetro puede hacer que varíe mucho la trayectoria de una canica”.
Aun así, en su canal muestra más afición por los objetos que por las animaciones: “Llevo creando varias formas de arte kinético desde que era adolescente. Empecé construyendo máquinas de Rube Goldberg y fue evolucionando poco a poco desde allí”. Estas máquinas enrevesadas usan reacciones en cadena para llevar a cabo tareas más o menos sencillas. Deben su nombre al ingeniero estadounidense Reuben Lucius Goldberg, que falleció en 1970. Si alguno no recuerda de qué máquinas se trata, probablemente le quede claro con ver solo una. Esta ayuda a coger el mando a distancia sin levantarse del sofá, por ejemplo.
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