Las imágenes de un oso negro que se acerca a un grupo de tres chicas el pasado 18 de julio en el parque ecológico de Chipinque, en Monterrey, fueron muy comentadas en redes sociales. Mientras las jóvenes permanecen estáticas, el oso, un ejemplar joven, olfatea a una de las visitantes del parque que aguanta sin moverse e incluso saca su celular para tomarse una selfi con el animal.
Otro visitante del parque intenta captar la atención del oso negro, una especie protegida, para que se aleje del grupo, mientras, registra las imágenes con su móvil. El joven ejemplar araña la pierna de la joven y la intenta morder pero la chica consigue hacerse a un lado. El oso sigue su camino después del acercamiento sin mayores altercados.
Lo que para muchas personas representó una anécdota divertida en un día de campo, en realidad se trata de un encuentro de alto riesgo con un animal salvaje que ha perdido el miedo a los humanos y se acerca a ellos en busca de alimento. Cada vez son más habituales las imágenes de osos negros caminando en zonas urbanas de Nuevo León. Chipinque pertenece al Parque Natural Cumbres de Monterrey, un importante enclave de biodiversidad en el Estado donde el oso juega un papel fundamental para el equilibrio de los ecosistemas. Pese a su belleza y majestuosidad, los osos son animales salvajes y la mejor forma de ayudar a su conservación es manteniéndose alejados de ellos. Mientras tanto, el parque ha anunciado que tomará medidas contra los visitantes que entren en interacción con los osos.
Después de los hechos, la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM) anunció junto a Parques y Vida Silvestre de Nuevo León (PVSNL) que capturarán a este ejemplar al que tienen monitoreado con un chip para llevarlo a un zoológico. Las críticas a esta decisión han sido muy numerosas e incluso se ha abierto una petición en Change.org para que no se toque al oso de Chipinque.
“El oso ya se acostumbró a acercarse a la población para buscar comida (...) es muy riesgoso dejar en vida silvestre al animal, pues la próxima vez que se acerque a la población, los humanos podrían no correr con tanta suerte, por ello es importante trasladarlo a un centro de conservación”, dijo AZCARM en un comunicado. Su presidente, Ernesto Azueta, aseguró que ese mismo ejemplar ya ha sido capturado en dos ocasiones más en las calles y zonas residenciales de Monterrey buscando comida.
“Nosotros tenemos la culpa, los humanos corrompimos a este animal de manera irreversible al darle de comer y permitirle que se acercara a nosotros para tomarle fotos o hacernos selfies con ellos”, afirmó Diana Doan-Crieler, coordinadora de especialistas en osos de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), en una mesa de expertos a través de redes sociales sobre cómo coexistir con el oso negro. Este miércoles se publicaron nuevas imágenes de otro encuentro con un oso en el que el animal intenta morder a otra mujer.
“El hecho de que los osos se habitúen a la cercanía de los humanos pone en riesgo a las personas, al oso mismo y a la regeneración y salud de los ecosistemas de los que depende nuestro bienestar”, dijo la directora de Conservación de Chipinque, Adriana Nelly Correa. El parque Chipinque es gestionado por un patronato privado que realiza constantes campañas para aprender a convivir con estos animales, sin embargo, los excursionistas suelen ver los encuentros con los osos como una atracción y les dan de comer, los acarician o se toman fotos con ellos.
“El oso vivía tranquilamente, pero la expansión de las zonas urbanas residenciales ha invadido su hábitat. Y lo peor es que la gente, inconsciente o inocentemente, cree que es buena idea dejarles comida. Al hacer esto, el animal se acostumbra y va en busca de alimento donde se encuentran las personas. El oso es un animal silvestre, salvaje y con un solo movimiento podría acabar con sus vidas”, dicen desde la Asociación de Zoológicos.
Las autoridades advierten sobre los riesgos que supone alimentar a un oso o dejar que estos animales se acerquen a las personas. Uno de los errores más comunes entre la población es “humanizar” a este animal y acercarse a él. “Los osos que se alimentan con basura o comida humana van a morir por problemas digestivos, envenenamiento, diabetes, hipertensión o atropellados en carreteras por acercarse a zonas urbanas. Un oso alimentado [por los humanos] es un oso muerto”, afirmó Guillermo Herrera, jefe de Manejo de Fauna Silvestre de Nuevo León durante la conversación a través de redes sociales. El año pasaso un oso negro fue sacrificado en Oregón, Estados Unidos, por acercarse demasiado a zonas habitadas donde las personas acostumbraban a darle de comer. En el caso de Chipinque se busca salvar la vida del oso reubicándolo en un zoológico, ya que según los expertos el comportamiento del ejemplar es irreversible.
“Cuando vemos un oso hay que hacer ruido, alejarse. Un oso con un comportamiento normal al escuchar a la gente, debe salir huyendo. Lo que vimos la semana pasada es una situación peligrosa, este oso presenta signos claros de ser un animal predatorio”, agrega Guillermo Herrera.
Con más de seis millones de habitantes, Monterrey ha invadido el hábitat de los osos, acercando fuentes de comida no naturales al hábitat de los animales que se alimentan en la basura o entran en las casas atraídos por el olor. Los planes de conservación no bastan si no hay un compromiso de la sociedad de cuidar a esta especie propia del norte de México, Estados Unidos y Canadá. Según comentan los expertos, la mejor forma de proteger a los osos es ayudando a que se queden en su montaña, lejos de los humanos. No te tomes la selfi con el oso.