La ocupación del edificio del Capitolio de los Estados Unidos el pasado 6 de enero por partidarios del todavía presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dejó un balance de cinco personas muertas, cuantiosos destrozos y algunas imágenes más extrañas que cualquier ficción. Este atentado contra la democracia estadounidense ha ocurrido en uno de los edificios más emblemáticos del país, elevado a metáfora de la libertad por numerosas producciones cinematográficas.
Efectivamente, el edificio que acoge la Cámara de Representantes de todos los Estados ha vivido episodios de violencia aislados, como su quema por parte de los británicos en 1814 o ataques solitarios de pistoleros trastornados en los noventa. Pero estos ataques han sido mucho más constantes en las películas, como también ha ocurrido con la Casa Blanca. De ahí que el asalto por los partidarios de Trump tuviese cierto aire de familiaridad [este artículo contiene algún espóiler].
Objetivo extraterrestre número uno
No es casualidad, pues, que producciones tan antiguas como Ultimátum a la Tierra (1951) situaran el edificio y sus alrededores como uno de los escenarios estratégicos elegidos por los extraterrestres para lanzar un mensaje para que los terrícolas alcancemos la paz. Las imágenes de su platillo volante sobrevolando la cúpula del Capitolio crearon una imagen pionera que luego hemos visto en más ocasiones.
Sin abandonar los años cincuenta también encontramos La Tierra contra los platillos voladores (1956). En ella, los alienígenas llegan con una vocación menos pacífica y derriban sin misericordia tanto el Capitolio como el Monumento a Washington, logrando algunas de las imágenes quintaesenciales de la ciencia-ficción de serie B en los años cincuenta, con los inolvidables platillos de hojalata tratando de descabezar a la especie humana estrellándose contra su centro neurálgico.
Esas mismas imágenes son las que quiso conjurar Tim Burton en su homenaje al género de invasiones extraterrestres ingenuas y artesanales que arrasaban en los cincuenta, con un diseño de platillos deliberadamente camp. Mars Attacks! (1996) nos mostró a un grupo de cabezones de grandes ojos y cerebros desnudos irrumpiendo en la Cámara de Representantes y friendo a todos sin contemplaciones, mientras las fuerzas militares estadounidenses trataban de combatirlos en el exterior, frente a la cúpula humeante del edificio.
Curiosamente, ese mismo año también se estrenaba Independence Day (1996), la respuesta "en serio" a la película anterior, con la que Roland Emmerich creó la que probablemente sea la destrucción más famosa de la historia del cine. En esta película, un ovni gigante lanza un rayo a la Casa Blanca, y a continuación vemos cómo la cúpula del Capitolio salta en pedazos bajo fuego y láser. Ambas imágenes definen el resto de su carrera como director, ya que volvería a esas mismas localizaciones significativas en otros momentos de su apocalíptica filmografía.
Sin invasiones extraterrestres, pero con las mimas ganas de dejar Estados Unidos hecho pedazos, Emmerich se reservaba el momento más absurdo para 2012 (2009), en la que todo tipo de cataclismos asolan la tierra. Gran parte de su argumento gira en torno al parque presidencial de Washington D.C. Y el culmen llega cuando un tsunami se apodera de la capital de la nación y afecta a uno de los monumentos que le faltaban por derribar al director, el obelisco dedicado a Washington que también se encuentra frente al Capitolio.
Un lugar para la esperanza
Y hablando de cine de desastres, en otra de las grandes películas del género en los noventa, Deep Impact (1998), tiene como protagonista al Capitolio, pero esta vez como símbolo de la esperanza. Tras conseguir librar al mundo de la amenaza asteroide, el presidente de Estados Unidos da un emotivo discurso a una gran multitud, alentándolos a recordar y honrar a los héroes por su sacrificio, mientras a sus espaldas se ve la famosa cúpula de la capital siendo reconstruida, de nuevo un símbolo del edificio como "primera pieza" de la civilización, solo que esta vez, surgiendo de sus ruinas.
Otro cameo clásico de la gran sede de la democracia estadounidense tiene lugar en La fuga de Logan (1976), cuando el protagonista logra escapar de su burbuja distópica subterránea y encuentra que el mundo es un gran erial abandonado. Las escenas más impresionantes, probablemente inspiradas en el icónico final de El planeta de los simios (1968), tienen lugar en todo el National Mall, en donde la vegetación se ha apoderado de las construcciones más emblemáticas, tanto del monumento a Lincoln como del Capitolio.
Otra aparición importante de la construcción siendo asaltada tiene lugar en Sigo como Dios (2007), en la que un estadounidense replica la hazaña de Noé, asaltando con el arca las calles de Washington, D.C. y deteniéndose frente al Capitolio para interrumpir la votación del Proyecto de Ley de Tierras Públicas que impide su plan encargado por Dios, consiguiendo que otros miembros del Congreso voten en contra. Quizá no tan dramático como revertir unas elecciones, pero posiblemente muchos de los "patriotas" de Trump también creían estar en una misión divina.
Golpes de estado y misiones terroristas
El Congreso es un caramelito para los golpistas. Por ello, películas como xXx2: Estado de emergencia (2005) nos hacen dudar hasta del secretario de Defensa, un Willem Dafoe sibilino que quiere matar al presidente de los Estados Unidos para ocupar su lugar. En medio de una caída de tensión en todo el edificio le secuestran mientras pronuncia el discurso sobre el estado de la Unión. Luego llega Ice Cube y se inicia un tiroteo aún más frenético que lo del Día de reyes, pero con el mismo escenario de pasillos y salas.
Más familiares nos resultan las peripecias de John McClane, quien se encontró en La jungla 4.0 (2007) con un terrorista más interesado en controlar las comunicaciones, el transporte y el suministro de energía que en volar todo por los aires. En una de las escenas nos encontramos con un siniestro ultimátum por parte del terrorista, en el que usa un vídeo en el que el Capitolio explota, pero que al final resulta ser un metraje falso con el que desviar la atención.
En 2013 la amenaza terrorista llegó al cine por partida doble con dos ataques directos a la Casa Blanca: Asalto al poder y Objetivo: la Casa Blanca. En la primera, asistimos de nuevo al pasatiempo favorito de Roland Emmerich, que además de volver a bombardear la residencia del presidente, nos regala otra nueva perspectiva de la destrucción total con fuego y explosivos del edificio del Capitolio.
Volviendo de nuevo a la fantasía, el mundo de DC nos ha mostrado también que la Casa Blanca es un objetivo estratégico de muchos supervillanos. No por casualidad la reciente Wonder Woman 1984 (2020) mostraba una toma del edificio dentro de sus muchos homenajes a Superman II (1980), con su icónico asedio a la casa presidencial. Pero fue Zack Snyder quien dibujó a Lex Luthor como un terrorista despiadado que hace volar todo el Congreso en Batman vs Superman (2016), mientras una turba se agolpa en las afueras del Capitolio con pancartas que rezan "Supermán, Alien ilegal".
Podríamos seguir con más ataques similares al Capitolio en la ficción televisiva, como la serie Sucesor Designado (2016) y su nueva destrucción total del edificio, pero no podemos ignorar que Los Simpson siempre están ahí para predecir la historia, y en el episodio 18 de la temporada 7, "El día que murió la violencia" (1996), Krusty presentaba una enmienda constitucional contra la quema de banderas con escenas de asalto al Capitolio con personajes dibujos animados tan estrafalarios como los asaltantes del Congreso. Por supuesto, Twitter se ha dedicado a rescatar estos días pasajes de la serie con otros momentos premonitorios:
Simpsons predicted it many years ago #Capitol Hill #WashingtonDC pic.twitter.com/CDFTq2kYb1
— Frɑncis Creɑven (@FCr_91) January 6, 2021
Los Simpson lo volvieron hacer. Trump, Golpe de estado, Capitolio, EEUU. #Trump #Capitol #CapitolAttack #WashingtonDC #EEUU #Biden #USA pic.twitter.com/9EtzObsMpl
— Hector (@HJMO1987) January 7, 2021