Cómo pasar de la Navidad si te sientes como el Grinch

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A Grumpy Cat se le consiente todo solo porque es un gato
A Grumpy Cat se le consiente todo solo porque es un gato

Si eres de los que odia la Navidad, te pasará como a mí. Tuvimos una época de bonanza en la que se puso de moda odiarla, pero ahora nos hemos quedado solos en esto. Por supuesto, no estoy insinuando que uno deba dejar de odiar algo solo porque odiarlo ya no sea tendencia. Eso es más propio de la gente positiva, esa gente que va por ahí apasionándose por cosas sin ton ni son. Nosotros, los anti-Navidad, solemos ser gente que cultiva sus odios como laboriosos y pacientes jardineros. Gente que no está deseando abrirte las puertas de tu casa (otro día hablamos de lo de Halloween y los mocosos pedigüeños), pero que es coherente y constante, y por lo tanto se puede confiar en ella.

Una vez reafirmado nuestro odio y nuestra personalidad reticente al entusiasmo festivo, afrontemos la realidad: La Navidad cada vez empieza antes y se va más tarde. Es una época en la que el impulso consumista se exacerba y no está la economía como para dejarla pasar. Antes todo el mundo hacía el chiste de que El Corte Inglés inauguraba la temporada prácticamente en Octubre, pero después de repetirlo siete mil millones de veces perdió la gracia y entonces se aceptó el hecho sin más (esto es algo que pasa mucho: la gente critica lo que ocurre haciendo chistes y una vez que ya no funcionan se olvida la queja original).

Dado que a la gente ya tampoco le hace gracia oír nuestras quejas respecto a la Navidad, no queda más remedio que sobrellevarla de la mejor manera. En mi larga trayectoria como aguafiestas he probado a encararla desde muchos ángulos, y estoy autorizada para decir que Internet es el mejor refugio para protegerse de toda esa felicidad empalagosa que asola las calles. Estos son mis mejores consejos para mantenerse a salvo:

1. No arriesgues tu vida yendo a comprar los regalos

Las compras se pueden hacer por internet. Sé que esto parece una obviedad pero cada año, alguien viene a contarme, con la mirada perdida como un veterano de Afganistán, que en plena salida de compras, se vio atrapado por una riada de gente con pelucas, mientras unos villancicos distorsionados por la megafonía le hacían sangrar los tímpanos. La clave está en que hay que comprar TODOS los regalos por internet. En el momento en que decidimos pasar a por algo, aparentemente pequeño o sencillo de adquirir, en una tienda física, tiramos todo el plan por la borda. Un error táctico muy habitual. Para quien se vea desesperado porque no tiene margen de tiempo para el envío, recuerdo que se pueden regalar suscripciones a servicios online, cajas de muestras, revistas, y toda clase de experiencias (spas, masajes, tratamientos, catas de vinos, cursos de cocina, deportes extremos, etc). La otra persona quedará encantada y lo más importante: tú tendrás un trauma menos que te atormente en tus pesadillas.

2. Controla tu Whatsapp y que tú WhatsApp no te controle a ti

Esta aplicación de mensajería puede funcionar también a veces como canal directo con el infierno. De repente te han metido en más grupos de los que te da tiempo a silenciar y te están reenviando toda clase de mensajitos de júbilo, buenos deseos, chistes navideños, y hasta vídeos. Me gustaría pensar que como yo, vives en 2014 y hace varios años que descubriste que en la configuración de whatsapp puedes marcar que todas esas imágenes no vayan directas a contaminar tu archivo de fotos. Lo que tienes que hacer ante esto es superarlo por comparación: ¿Te acuerdas de cuando toda clase de familiares lejanos se veían obligados a llamarse personalmente? ¿Te acuerdas de aquella tiranía de las tarjetas de navidad postales que tú jamás mandabas a tiempo? WhatsApp en realidad nos ha salvado. Pero no bajes la guardia. Mantente firme y no contestes. La gente que manda esas cosas suele enviarlas a toda la agenda. No va a notar si no respondes y si lo nota y algún día te lo echa en cara siempre puedes decir que lo sientes, pero que eres un aguafiestas. Salgamos del armario: somos aguafiestas. ¡Y también tenemos nuestros derechos! Grítale a esa persona: "¡Este es un país libre! ¡Maldita sea, nadie puede obligarme a comprarle unas muletas al pequeño Timmy!" Y seguro que lo comprenderá.

3. Supera el horror de los anuncios

Los anuncios de Navidad son los nuevos villancicos. Se emiten unas mil millones de veces (da igual que no tengas tele, encontrarán la manera de asaltarte) y están destinados a taladrarte la cabeza. Pero por una vez, gracias a internet, no estamos indefensos. Hace años no podíamos hacer nada contra el calvo de la lotería y las burbujas de Freixenet, pero desde hace unos años, las grandes marcas tienen que enfrentarse, y casi siempre sin suerte, al poder del meme. Gracias a las parodias de los anuncios que cualquier persona puede subir a internet, podemos superar las secuelas que nos haya dejado la vergüenza ajena. Yo todavía estoy trabajando en los daños irreparables que sufrí el año pasado.

4. Twitter, el hogar del cascarrabias

Una de las mejores cosas de Twitter es que siempre hay alguien quejándose. Da igual que sea Nochebuena o estén dando las campanadas. Puedes confiar en que hay alguien lamentándose de algo en tu red social amiga. Por cada persona dicharachera a tu alrededor puedes encontrar cinco en Twitter agitando metafóricamente su bastón o subidos a un cajón de fruta golpeando al aire con el puño. Cuando más álgida esté esa reunión navideña y más estragos haga la exaltación de la amistad, corre a refugiarte al baño y entra en Twitter. No dejes que todo ese buen rollo resquebraje el asfalto de tu corazón.

5. Filtra la Navidad

Convertirte en censor de tu propio mundo es una de las más gratas satisfacciones que la tecnología ha brindado a los aguafiestas. No dejes todo el control de lo que consumes en redes sociales a los algoritmos, y añade tus propios filtros, como si fueras un señor medieval diseñando una fosa y un puente levadizo. Si lo que te apetece es ignorar completamente el tema, hay aplicaciones para visualizar Twitter, como por ejemplo Tweetdeck, que te permiten crear una lista de palabras prohibidas. Extirpa de tu mundo la “Navidad”, “Nochebuena”, “Nochevieja”, y toda la “felicidad”. Ya no te aparecerán los tuits que las mencionen. Y lo mismo para Facebook a través de extensiones para el navegador como Facebook Words Filter. Yo personalmente, no uso este método porque me perdería las quejas de otros como yo, pero he testado su eficacia con bodas, nacimientos y otras muestras de felicidad ajena que amenazan la pureza de mi lado oscuro. No dejes por nada del mundo que alguien te quite tu derecho a amargarte, si te da la gana.

Los Addams, modelo vital.

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