El rechazo de Adele a publicar su nuevo disco de forma gratuita en servicios streaming y la creciente competencia con la llegada de servicios similares, como Apple Music y YouTube Music, son dos de los retos a los que se enfrenta el líder del sector, Spotify. Un informe de la Comisión Europea explica que la presencia de la compañía no perjudica a la industria musical, aunque tampoco la beneficia, más allá de sus propios intereses.
Las ventas de 25, el nuevo disco de Adele, ya se anuncian multimillonarias (2,3 millones de copias en los 3 primeros días) pero la cantante ha decidido que sus nuevas canciones no aparezcan de forma gratuita en streaming; ni en Spotify ni en su competidora Apple Music. A pesar de que sus anteriores discos y su actual sencillo promocional, Hello, sí se encuentran disponibles en sus catálogos, la británica ha rechazado a este tipo de servicios para dar a conocer su esperado tercer trabajo, que en cambio sí que está a la venta en iTunes.
"Amamos y respetamos a Adele, como lo hacen sus 24 millones de seguidores en Spotify. Esperamos que dé en el futuro a esos fans la oportunidad de disfrutar de 25 en Spotify muy pronto, como ocurre con 19 y 21", ha asegurado la compañía en un comunicado. No son las primeras calabazas que le duelen. Hace un año, Taylor Swift retiró todas sus canciones de Spotify, al considerar que no debía dejar su trabajo "en manos de un experimento que no compensa lo suficiente a los autores de las canciones", dijo en una entrevista para Yahoo Music. A algunos seguidores de ambas no les ha hecho gracia esta decisión.
Si alguna vez Adele y Taylor Swift me preguntan por qué compré todos sus cds pero para los últimos me negué diré sólo una palabra: Spotify
— Yol (@Yol777) noviembre 22, 2015
"Mi disco no estará en Spotify ni en Apple Music solo en CD" Adele. "HUEHUEHUEHUEHUE" Torrents.
— Eduardo Salles (@sallesino) noviembre 20, 2015
El servicio de streaming muestra su preocupación cada vez que una estrella mundial les rechaza y también invitó de forma pública a la cantante a que volviera a su catálogo. Ante la negativa de Swift, Spotify aseguró poco después que había pagado seis millones de dólares a la cantante por el uso de sus canciones, pero su discográfica corrigió esa cifra a menos de medio millón de dólares. En esa distancia económica parece estar el problema. La incontinencia verbal de Swift definió a Spotify como "una start-up sin liquidez".
Al margen de que las grandes estrellas de las listas de ventas muestren sus dudas sobre el sistema de streaming, nuevos competidores acechan el reinado de Spotify. El pasado verano llegó al mercado Apple Music, con una oferta musical superior (37 millones de canciones frente a las 30 de Spotify) y mayor presencia en el mercado (más de 100 países frente a los menos de 60 de Spotify). Google y YouTube lanzan ahora un servicio equivalente, YouTube Music. Al igual que Spotify, será gratuito con anuncios incluidos y costará diez euros para acceder sin publicidad ni interrupciones, incluyendo el catálogo de Google Play Music.
Un estudio de la Comisión Europea desvelaba el mes pasado algunos datos acerca de la influencia de Spotify y servicios similares en la industria musical. Por un lado, destacaba que, por cada 47 reproducciones se evitaba una descarga ilegal. Aunque esta alternativa disminuye la piratería, también influye de forma negativa en las ventas de discos digitales: por cada 137 reproducciones, se compa un álbum menos. De todos modos, apunta el informe, las pérdidas que afronta la industria por ese descenso de copias vendidas se compensa en cierto modo con los ingresos procedentes de la reproducción en streaming. La única diferencia es que Spotify y servicios similares se llevan parte del pastel económico, en vez de ser directamente las discográficas y los servicios de venta musical los que se hacen con los beneficios.
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