Mayo y las primeras semanas de junio son la época del año en la que menos jóvenes de 17 a 19 años se ven en las calles: están ocultos en sus casas o en las bibliotecas, estudiando para la temida PAU: la Prueba de Acceso a la Universidad comenzó el 1 de junio para los estudiantes asturianos, mientras que el resto de bachilleres de España sufrirán entre el 4 y el 14 de junio. [Consulta aquí las notas de corte de acceso a la universidad]
Uno de los momentos más tensos antes de enfrentarse a la PAU son las horas de espera previas a los exámenes. Con los nervios a flor de piel, los que han sido compañeros durante seis años de ESO y Bachillerato sacan a relucir lo mejor y lo peor de sí mismos. En los bancos y pasillos cercanos al aula donde se celebrará el examen, seguro que podrás identificar a estos tipos de estudiante:
1. El Estadístico
No ha estudiado para el examen, ha estudiado sobre el examen: sabe a la perfección qué es lo que ha caído en cada asignatura durante los últimos diez años, qué temas son los que han tenido más peso en los exámenes de años anteriores y todos los aniversarios de obras, autores o acontecimientos históricos que pueden influir en las preguntas. Y cuando comentes lo bien que te has mirado la generación del 27, te hundirá en la miseria con un "pero, ¿cómo te miras eso? ¡Si este año es el centenario de la muerte de Rubén Darío!"
Lo peor: No compartirá sus conocimientos hasta que no queden cinco minutos para entrar al examen. Si cae lo que El Estadista había predicho, te sentirás idiota.
Lo mejor: Quizás te ha valido para un último repaso de cinco minutos a Rubén Darío.
2. El Examinador
Hacer la PAU antes de entrar en la PAU es posible si entre tus allegados se encuentra un Examinador. "¿Alguien puede recordarme las obras de Valle Inclán?" "¿Te has mirado Nietzsche?" "¿Puedes explicármelo así, rápido, con tus propias palabras?" "¿Los bienes inmuebles eran activos o pasivos?".
Lo peor: Tal vez sus preguntas sirvan para darte cuenta de que no te lo sabes todo tan bien como creías. ¡-15 puntos a la autoestima!
Lo mejor: Su examen suele ser más complicado que la selectividad en sí. Si lo superas, lo tienes todo hecho. Deberían convalidarlo.
3. El Bromista
Está igual de asustado que los demás, pero ha decidido ponerse la máscara del humor, por disimular. Será el que finja que se le ha olvidado el DNI y gritará en los pasillos cosas como "Pero, ¿Lorca entraba?" o "¿Alguien me explica así rapidillo cómo se hacían las matrices, que no me las he mirado?". En ocasiones combinan su máscara de humor con algún complemento más, como chapas o camisetas de "I❤️ PAU".
Lo peor: Que tú respondas "no, en serio, ¿alguien me explica así rapidillo las matrices, que no me las he mirado?". Enhorabuena: te has convertido en El Examinador.
Lo mejor: Reconócelo, te ha hecho gracia.
4. El Zen
Es el único que no está mirando los apuntes como un loco antes de entrar. Sabe que lo importante es llegar fresco y descansado, y lo más parecido a apuntes que va a leer antes del examen es su DNI.
Lo mejor: Son bastante silenciosos, así que es buena idea rodearse de ellos cuando los Examinadores y los Estadistas empiecen a ponerte de los nervios.
Lo peor: Pensar por qué no estás tan calmado como él puede ponerte muy nervioso.
5. El Histérico
La antítesis del zen: una especie de resorte le impide mantenerse sentado, ni quieto, más de cinco segundos. El histérico puede cambiar de papel y convertirse en cuestón de segundos en Examinador. Sigue siendo igual de insufrible en cualquiera de estos roles.
Lo mejor: Comprobar que hay gente más histérica que tú puede ayudar a calmarte.
Lo peor: Probablemente no te calme en absoluto.
6. El Intimidante
Por sus tochos inabarcables de apuntes le reconocerás. Poniéndonos bíblicos: ahí estás tú con tus tablas de la ley, con los 10 puntos clave más sintéticos que tu cabeza ha sabido crear. Y ahí está él, con el Antiguo Testamento completo, con anotaciones al margen. Todos los apuntes y libros que tú has mirado para toda la PAU no son nada frente la torre de folios, solo de una asignatura, que oculta la cara del Intimidante.
Lo mejor: Quizás no haya tenido tiempo de hacer resúmenes. Pobre.
Lo peor: Un momento, ¿y si eso son sus resúmenes?
7. El Olvidadizo
La carrera más importante de su vida no será la universitaria, sino la que tendrá que pegarse hasta casa para coger el DNI, que se le ha olvidado. A partir de entonces agarrará el carné como si fuera órgano vital de su cuerpo. Entonces se le olvidarán los bolis, las pegatinas de los exámenes... También existe en versión "falso olvidadizo": después de pegarse la carrera para coger el DNI, descubrirá que lo lleva en el bolsillo.
Lo mejor: Es el que ofrece más espectáculo antes de la prueba, y sufrirás más por él más que por tu examen.
Lo peor: Que seas tú.
8. El Empollón
Existen dos taxonomías diferenciadas para hablar del empollón, el Insufrible y el Ninja. El Ninja es silencioso y letal: no lo verás hasta la llegada del examen, no lo verás a la salida (seguramente porque salga después que tú) y sus notas serán las que te encantaría enseñar a tu madre. El Insufrible es como el Zen, pero con una diferencia. Cada vez que vea tus apuntes o escuche un comentario en voz alta, resoplará para que quede patente que no te lo sabes lo suficientemente bien.
Lo mejor: Que seas tú.
Lo peor: Que un Examinador y un Empollón Insufrible coincidan en el mismo espacio.
9. El del Tiempo de Descuento
Si el examen de Lengua termina a las 11:30 y a las 12:15 arranca la prueba de Filosofía, posiblemente se haya dejado a Platón para estudiárselo entre prueba y prueba. Tendrá los apuntes en la mano hasta el último momento en el que sea legalmente posible tenerlos.
Lo mejor: Inspira cierta calma pensar "mira, lo lleva peor que yo".
Lo peor: Tal vez te dijo "¿oye, me dejas tus apuntes de Platón?". Todavía los tiene en la mano.
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