El objeto mejor diseñado en 2016 es un mapa, según los Good Design Awards, unos premios que el Instituto Japonés de Promoción del Diseño lleva entregando desde hace 49 años. Se trata del Authagraph, creado por Hajime Narukawa tras 15 años de trabajo. Su principal mérito es que mantiene las proporciones entre las áreas de forma “sustancial”, como explica la empresa del diseñador en su página web, evitando algunos de los problemas de mapas más conocidos.
Pero, a pesar de lo que se ha publicado, tampoco muestra el mundo tal y como es realmente. Como recuerda a Verne Juan José Arranz, profesor de Topografía y Cartografía de la Universidad Politécnica de Madrid, “no hay solución matemática a la proyección de una esfera sobre una superficie plana”. Siempre habrá distorsiones.
El mapa de Narukawa
Narukawa terminó de idear esta proyección ya en 2010 y, como explica en esta conferencia, su objetivo era unificar dos formas usuales de representar el mundo en un plano.
Una consiste en hacerlo en un rectángulo, tal y como hace la proyección de Mercator. Su principal inconveniente es que distorsiona los tamaños de los países a medida que nos alejamos del polo. Por este motivo Groenlandia parece casi tan extensa como Sudamérica, a pesar de tener solo una octava parte de su superficie. Eso sí, como recuerda Arranz, esta proyección “conserva las direcciones de navegación”, ámbito en el que se sigue usando.
Otra forma de diseñar mapas corrige en parte esta distorsión, pero lo hace a costa de sacrificar el formato del rectángulo, como ocurre con la proyección de Dymaxion. En este plano, creado en 1946, los océanos aparecen interrumpidos.
Para lograr una representación más fiel a las formas y tamaños de los países, Narukawa dividió la esfera terrestre en 96 triángulos. Después transfirió este diseño a un tetraedro, que a su vez desplegó en un rectángulo, en una técnica que se ha comparado al origami. Que el mapa fuera rectangular era importante para Narukawa porque así se podía ver de forma muy clara en un monitor.
Como apunta Arranz, aunque esta solución es muy ingeniosa, solo reduce las distorsiones, sin eliminarlas: “Si alguien hace un mapa a partir de 192 triángulos, habrá menos distorsiones todavía, pero el problema seguirá sin resolverse".
Algunas ventajas
Además de que mantiene de forma bastante fiel las proporciones de las áreas, el Authagraph lo hace sin hay huecos ni fragmentación. También se puede cambiar el punto central de forma muy sencilla.
Incluso se puede disponer en un continuo, como si estuviéramos girando un globo terráqueo, lo que nos permite ver rutas como la de la Estación Espacial Internacional.
Poco más que una rareza
Pero por mucho que el mapa evite algunos de los problemas de otras proyecciones, también tiene sus carencias. La principal es la orientación: no está alineado con los puntos cardinales. Puede resultar confuso, al no quedar claro dónde está el norte y por dónde sale y se pone el sol, “un problema que ya resolvió Ptolomeo”, apunta Arranz.
Este doctor en ingeniería geográfica explica que el mapa de Narukawa no tiene usos prácticos más allá de ser una “rareza”, “cartográficamente tiene muy poco valor”. Nadie lo usará para orientarse, aunque “es posible que sea el mapa que representa todo el globo con las áreas más parecidas a las reales en proporción”.
Pero a pesar de que sea poco más que una curiosidad, el mapa de Narukawa sigue siendo interesante, al recordarnos las carencias que nos encontramos en los planos (en todos). Y, desde luego, tiene su interés para los aficionados a la cartografía. El propio Arranz ya había encargado una copia antes de que nos pusiéramos en contacto con él.
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