Pocas cosas forman un círculo perfecto y la cadena de reciclado de vidrio es una de ellas. Es un material que se recicla entero, al 100%: de una botella sale otra exactamente igual, con las mismas propiedades de calidad, resistencia y seguridad alimentaria. Además, los envases pueden volver a la vida infinitas veces.
Reciclar vidrio es sinónimo de preservar la naturaleza. Gracias a este proceso, impedimos que se saturen los vertederos, las emisiones de CO2 disminuyen y. además. ahorramos energía y materias primas destinadas a fabricar envases nuevos. ¿Cómo ocurre? Lo explicamos paso a paso.
1. El ciudadano, el origen de todo
Los ciudadanos y profesionales de la hostelería son muy importantes para la cadena. Ellos son los que la inician, al depositar los envases en los iglús. Es sencillo encontrar un contenedor de vidrio, porque hay más de 211.000 contenedores verdes en España, casi tantos como bares, apunta la entidad sin ánimo de lucro Ecovidrio.
Más de 200 compañías en toda España se encargan de realizar la recogida selectiva. En las zonas de difícil de acceso, como los cascos históricos de las ciudades, se pone a disposición de la hostelería un servicio específico de recogida puerta a puerta.
2. El vidrio usado no es basura, es un valioso recurso
Los camiones de recogida trasladan luego el vidrio de los contenedores a la planta de tratamiento. Allí, lo que llega como desecho se convierte en un recurso de valor, que permite recurrir a nuevas materias primas.
Las cintas por las que pasa el vidrio sirven para eliminar las cosas que le sobran a la hora de ser reciclado / Ecovidrio
Las cintas por las que pasa el material, que son como las de tantas otras fábricas, sirven para eliminar las cosas que le sobran al vidrio a la hora de ser reciclado como tapas, tapones, restos de metal o plástico. También se separa de la cerámica y porcelana y del cristal. En esta infografía se pueden ver cuáles son los malos compañeros de viaje del vidrio.
3. La importancia del calcín
Por último, atraviesan unas máquinas con lectores ópticos que eliminan cualquier resto opaco de otro material y que pueden separar el vidrio por colores. Como resultado final, obtenemos el calcín, pequeños trozos de vidrio limpio que servirán como materia prima para fabricar nuevos envases.
El calcín es transportado a la vidriera, donde se transforma. Los trozos de vidrio se funden en el horno a 1.500 grados. Así es como el vidrio reciclado se convierte en un nuevo envase, sin perder su calidad ni propiedades originales.
Las compañías adquieren los nuevos envases y los rellenan de producto. Las botellas, tarros y frascos de vidrio llegan de nuevo a los comercios, a los restaurantes, bares y a los hogares.
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