Así han contado el Ramadán estos españoles en YouTube e Instagram

Lo que más sorprende a sus seguidores no musulmanes es que no se pueda beber agua durante el día

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Los youtubers Ramia Chaoui y Hamza Zaidi, y la instagrammer Hajar Brown
Los youtubers Ramia Chaoui y Hamza Zaidi, y la instagrammer Hajar Brown

Hajar Brown, madrileña de 22 años y estudiante de ingeniería civil, cuenta a menudo cosas sobre el islam en sus Stories de Instagram. “Intento no tanto explicarlo, como más bien hacerlo natural, porque es mi día a día”, explica a Verne por teléfono, tras un mes mostrando con fotos y vídeos algunas de sus rutinas durante el Ramadán. Lo que más sigue sorprendiendo sobre este mes de ayuno es el hecho de que tampoco se puede beber agua. Algunos seguidores incluso preguntan qué ocurre si te estás duchando y te entra agua en la boca.

En España hay en torno a 1,9 millones de musulmanes, según datos publicados por el Estudio Demográfico de la Población Musulmana elaborado por la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE) y el Observatorio Andalusí. Y este jueves terminó el Ramadán, el mes de ayuno islámico. Además de los artículos que intentan explicar este pilar de la religión musulmana, que se considera un momento de renovación espiritual y de estrechar lazos familiares, muchos instagrammers y youtubers han querido acercar su experiencia a sus seguidores.

“Hay muchas cosas más difíciles que no comer ni beber” desde que sale el sol hasta que se pone, apunta Hajar Brown. Especialmente todo “lo relacionado con lo espiritual y con la introspección”. Se trata de factores menos conocidos, como lo son también la mayor atención a la caridad, la amabilidad, la lectura del Corán… Además, este año el Ramadán ha coincidido con época de exámenes y Hajar Brown ha podido aprovechar la hora de comer para estudiar.

Para la youtuber barcelonesa Ramia Chaoui el Ramadán es un periodo para “reflexionar y plantearse retos”. Chaoui hablaba del Eid al-Fitr, la fiesta del final de ayuno del Ramadán, que se ha celebrado la mañana del viernes. En un vídeo publicado la noche anterior daba consejos para prepararse para esta celebración y hacía balance de su mes de ayuno. Un mes antes había compartido otro vídeo con consejos para afrontar el Ramadán. Ella, por ejemplo, deja el café un poco antes para acostumbrarse mejor a no tomarlo (aunque podría hacerlo tanto antes del alba como al anochecer). También reduce "las meriendas, snacks y picoteos entre horas" unos días antes de comenzar. Y, para incrementar el tiempo de reflexión, este año se dio de baja de Netflix y se propuso recortar el tiempo dedicado a las redes sociales.

Chaoui, de 25 años, tiene más de 30.000 seguidores en YouTube y otros 18.000 en Instagram. No solo habla del islam en sus redes, sino también temas como el feminismo, igual que Hajar Brown. Ambas se han visto obligadas a contestar a tópicos sobre este tema, sobre todo por el hecho de llevar velo. “No hay un solo feminismo”, afirma Chaoui.

"Yo pensaba que era solo no comer, tío"

Otra forma de mostrar cómo es el Ramadán consiste en invitar a alguien a unirse. Como hizo el youtuber Hamza Zaidi con Wismichu. Zaidi tiene 1,2 millones de seguidores en YouTube y 2,6 millones en Instagram. El año pasado ya publicó un vídeo explicando en qué consiste este mes, pero en esta ocasión ha ido un poco más allá: invitó a Wismichu a ayunar durante un día. El vídeo que resume la experiencia, publicado el 4 de junio, suma más de 750.000 reproducciones. La jornada comienza despertando a las cuatro de la mañana, para comer y beber algo antes del amanecer, y termina pasadas las nueve de la noche, al ponerse el sol.

La primera sorpresa (para Wismichu) llega pronto: “Yo pensaba que era solo no comer, tío”. Como ya hemos apuntado, tampoco se puede beber agua. La prueba es dura para alguien que no está acostumbrado: por la tarde, Wismichu confiesa sentirse débil y tener dolor de cabeza. Este youtuber, que tiene más de 7 millones de seguidores, también ha recogido este día en otro vídeo publicado en su canal y desde su punto de vista. Una de las cosas que aprende, como dice en el vídeo, es que el Ramadán es una forma de ponerse en el lugar de los que tienen menos.

Zaidi también ha compartido otros vídeos en Instagram donde ha tratado este tema como hace habitualmente: con humor. Aquí vemos, por ejemplo, a un repartidor de pizzas en Marruecos durante el Ramadán, que solo entrega "aroma de pizza".

Otra youtuber, Miare, se sumó a la idea de Zaidi y Wismichu, y pasó otro día de ayuno acompañada de su amiga Yass, musulmana, en un vídeo publicado el 11 de junio. La jornada también arranca con un desayuno de madrugada, pero se detiene en algunas diferencias, como el hecho de que las mujeres con la menstruación o embarazadas no tienen que hacerlo. (Tampoco los niños más pequeños, los ancianos ni las personas enfermas o que están de viaje).

Eso sí, hay un poco de trampa: después del desayuno, Miare vuelve a dormir hasta la una de la tarde. A pesar de eso, la experiencia tampoco resulta fácil: “Me sentía como si hiciera años que no comía”, dice después de romper el ayuno.

Una generación más abierta

Hajar Brown cree que la visión que se tiene del islam está cambiando “poco a poco. Internet está dando voz a gente que no la teníamos”. Nota que le llegan mensajes muy cariñosos de sus seguidores no musulmanes y que también hay más interés y respeto. De sus amigos no musulmanes apunta que incluso la avisan de cuando llega su hora de rezar y le dicen hacia dónde está la Meca. "Lo tratan con normalidad, que es lo que quiero, y lo agradezco mucho".

Coindide Chaoui, que destaca que los jóvenes tienen más respeto e interés hacia otras culturas. “Es una generación mucho más abierta, que ha convivido con otras culturas ya en el colegio”. Le gusta que haya curiosidad: "Se agradece el esfuerzo por aprender".

Su labor pedagógica y por el diálogo no solo se hace en redes: también colaboró con la organización de un iftar, la comida nocturna con la que se rompe el ayuno, que se celebró en el Raval de Barcelona y al que se sumaron vecinos del barrio no musulmanes: “Es un buen síntoma de salud de la sociedad, que cada vez es más inclusiva”, apunta Chaoui.

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