Una cerveza a 10 euros en La Rambla y otros sustos a la hora de pedir la cuenta

Preguntamos a Facua en qué debemos fijarnos para evitar una clavada en un sitio turístico

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Cinco refrescos y una cerveza: 42,44 euros a pagar. La abultada cuenta que ha compartido este lunes 16 de septiembre una usuaria de Twitter pertenece a un bar del centro de Barcelona, situado en La Rambla. Cada zumo o refresco tiene un precio de más de seis euros y la cerveza, más de 10 euros. La imagen le llegó a Soler a través de WhatsApp, según explica a Verne, y ha tenido miles de reacciones.

Los compañeros de EL PAÍS Cataluña acudieron al bar del tuit: en la carta están incluidos los precios finales, pero no en la pizarra del menú del día, donde se avisa de que el IVA va aparte. En esta pizarra tampoco se incluye el precio de la bebida. Además, y en nuestro caso, hemos tenido que pedir la carta de bebidas expresamente, ya que solo han servido la de comida.

En este local en concreto, los precios (5,82 euros en el caso de los refrescos y de 9,48 por la cerveza) se ven incrementados un 10% en la cuenta final en concepto de IVA. Desde la asociación de consumidores Facua explican que es normal que aparezca separado en el ticket, pero que en la carta y en los carteles mostrados al público tiene que aparecer el precio final. "Lo contrario sería ilegal", advierte a Verne Rubén Sánchez, portavoz de la asociación.

Pizarra con el menú del día: IVA no incluido... Tampoco la bebida

Trampas para turistas

Reseñas en Yelp y Tripadvisor comparten imágenes de otros tickets de este establecimiento con precios igual de abultados. A juzgar por las reseñas en Google de otros bares de tapas de esta zona turística de Barcelona, es una práctica muy común el cobrar más de cinco euros por un refresco.

Barcelona no es una excepción: a menudo, las cuentas de bares y restaurantes turísticos se acaban viralizando por WhatsApp y redes sociales después de que algún cliente se haya llevado una sorpresa desagradable al pagar. Hace unos años tuvo mucha repercusión la cuenta de un restaurante de Formentera, donde el agua costaba ocho euros y el pescado para dos personas, más de 220. Otro ejemplo: 15 euros por un zumo de naranja en Palma de Mallorca. Más caro aún sale tomarse algo en un bar de la plaza de San Marcos de Venecia, donde una botella pequeña de agua cuesta 20 euros y un expreso, 23.

Lo más fácil para evitar estos sustos es alejarse un poco del centro, pero si queremos tomarnos un café en la plaza de San Marcos, siempre hay que fijarse en que toda la información esté a la vista. Cobrar una cerveza a 10 euros no es ilegal, siempre que sepamos desde el principio lo que vamos a pagar.

"El cliente no puede reclamar si siente que el coste de un producto es abusivo; solo si su calidad es objetivamente mala o si los precios no están convenientemente especificados. Todo lo que se sirve tiene que estar reflejado de forma cristalina de cara al público", explica Sánchez.

Esta es otra de las quejas que aparecen en las reseñas de este y otros locales cercanos: la disparidad de precios de un menú del día (10,95 euros en este caso, aunque a precios similares en la zona) con respecto a las bebidas que los acompañan. "Si en la carta aparece el precio del menú de oferta, pero no el de la bebida, se puede reclamar", cuenta Rubén Sánchez. "Lo mismo ocurre cuando ofrecen productos frescos que resultan ser congelados".

Otro consejo que da el portavoz de Facua es fijarse en si están reflejados en algún sitio por escrito esos productos fuera de carta que el camarero canta en voz alta: "Por esa vía es por donde los clientes suelen llevarse sorpresas".

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