Meral Tutcali, una universitaria turca, ha sido condenada a un año de prisión por retuitear el artículo de una revista satírica sobre un gobernador provincial. Ertan P., un profesor, acaba de recibir una pena de 15 meses de cárcel por utilizar Allah (Dios) como nickname en Twitter. Y Yasar Elma, un periodista local, ha sido sentenciado a 23 meses entre rejas simplemente por pulsar el botón de 'Me gusta' en un artículo crítico con el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan publicado por uno de sus amigos en Facebook. Son solo algunos de los últimos casos del pasado mes de abril, pero hay muchos más: decenas de usuarios se enfrentan a procesos judiciales por convocar manifestaciones a través de las redes sociales o criticar al gobierno turco, como le ocurre a la ex Miss Turquía, Merve Büyüksaraç.
Eso por no hablar de las decenas de miles de páginas web bloqueadas en el país euroasiático. Pero, ¿qué ocurre con internet en Turquía? ¿Por qué se ha convertido en un terreno minado?
#twitterisblockedinturkey pic.twitter.com/gyEidJB4bN
— Zeynep İnselel (@zeynepinselel) marzo 20, 2014
¿Cómo empezó todo?
Los problemas con internet en Turquía comenzaron en 2007 con un absurdo duelo online entre nacionalistas turcos y griegos. Los primeros decían que el fundador de la moderna República de Turquía, Mustafa Kemal Atatürk, era homosexual, y los vecinos respondían: “No. Venizelos más”. Y así hasta que los medios se hicieron eco de la guerra virtual –que se libraba a través de YouTube-, lo que motivó que miles de ciudadanos turcos enviaran cartas de protesta a la empresa. Los jueces de Turquía terminaron por decretar el bloqueo no solo de los polémicos vídeos sino de toda la plataforma digital, alegando que se estaba insultando a “la identidad turca”. Algo así como matar una mosca a cañonazos.
Lo peor es que los usuarios turcos le cogieron el gusto a eso de plantear demandas contra todo aquello que les resultara ofensivo. Y los jueces respondieron clausurando páginas web: en un espacio de tres años YouTube ha sido cerrado y reabierto en varias ocasiones. Lo mismo ha sucedido con plataformas de blogs como Blogger y Wordpress y varias herramientas de Google.
¿Qué ha pasado desde 2007?
Cuando se produjo la polémica guerra de los vídeos entraba en vigor una nueva legislación sobre internet que permitía a la Autoridad de Telecomunicaciones (TIB, por sus siglas en turco) decretar el bloqueo de una determinada web si esta alojaba contenido delictivo como pornografía infantil o material protegido por copyright, sin necesidad de una orden judicial. En principio esta Autoridad debería ser independiente, pero en la práctica está férreamente controlada por el gobierno del partido islamista AKP, que desde hace 12 años gobierna en Turquía y ha logrado imponer su conservadora visión social.
Estos poderes y los supuestos en los que TIB puede hacer uso de la ley se han ido ampliando en los últimos años, especialmente desde la protesta de Gezi en junio de 2013, en la que las redes sociales jugaron un papel imprescindible; y la filtración a inicios de 2014 de supuestas conversaciones de miembros del Ejecutivo que demostrarían casos de corrupción. Las enmiendas a la ley hechas durante 2014 justifican los cierres a partir de categorías como “la seguridad nacional”, “amenazas al orden público”, “ofensa a los valores sociales”, “insulto a un funcionario público” o “injurias al presidente”. A lo que se añade la nueva Ley de Seguridad, aprobada este mismo año, que incrementa las penas y cuantía de las multas por violar la ley.
¿Cuántas web están bloqueadas en Turquía?
La nueva normativa ha doblado el número de páginas web bloqueadas: de 43.770 al inicio de 2014 se ha pasado a 79.594, según la web Engelliweb. El 93,5 % de estos cierres han sido ordenado por TIB y solo el 3,3 % por sentencia judicial.
Además de Twitter y YouTube, que periódicamente son bloqueados cuando se comparte información considerada ilegal por el gobierno, otras plataformas como Vimeo, SoundCloud o Issuu han sido restringidas temporalmente para evitar la difusión de contenido considerado "sensible".
También están bloqueadas actualmente la página web del semanario satírico francés Charlie Hebdo, la de la asociación de ateos de Turquía o varias de la comunidad LGTB, pese a que ninguna ley turca impide la homosexualidad.
El volumen de censura es tal que la Autoridad de Telecomunicaciones recientemente bloqueó “por error técnico” el acceso a la web bit.ly, usada para acortar direcciones URL.
Número de webs censuradas en Turquía a lo largo de los últimos años según Engelliweb.com
¿Por qué Twitter y YouTube fueron reabiertas?
Aunque en un primer momento Google, propietaria de YouTube, y Twitter se mostraron combativas respecto a la legislación turca y defendieron el derecho de sus usuarios a compartir contenidos libremente, la posibilidad de perder un mercado tan importante como Turquía (77 millones de habitantes) les hizo sentarse a la mesa de negociaciones y llegar a un acuerdo con el gobierno turco. Desde entonces, estas redes sociales han sufrido bloqueos de menos de 24 horas, el tiempo necesario para que se retirase el contenido objeto de la polémica o se paralizase el acceso desde direcciones IP de Turquía.
Pese al margen que consiguieron tras llegar a acuerdos con el Ejecutivo, la cantidad de denuncias sigue siendo ingente: solo el año pasado Twitter recibió de Turquía más peticiones de bloqueo de contenido que de cualquier otro país del mundo.
¿Afecta a todos por igual?
No. Partidos de la oposición, webs bloqueadas y la cobertura internacional de medios como The New York Times muestran su rechaza a la doble vara de medir del gobierno turco. Cuentas como la de Ebu Hanzala, un conocido predicador salafista turco (alimenta el islamismo más radical y ya ha sido arrestado algunas veces acusado de planear atentados en iglesias o sinagogas); o webs como Tevhididavet en la que sin nombrarlo se defiende al Estado Islámico o se publican artículos en los que se afirma que "los soldados del Único (Dios) avanzan y los castillos de cartón caen día a día" (se refiere a los gobiernos favorables a occidente), "en Oriente Medio se empieza a hablar de nuevo de la sharia", "los primeros emisarios del Califato están llamando a nuestra puerta", "se está comenzando a formar el Ejército del Mesías", no sufren la censura.
Tampoco se ha cerrado una web hecha en Australia, pero escrita en turco y para los turcos en la que se escribe que: "La guerra de hoy ha sido iniciada por los infieles. La única vía para solucionarlo es hacer la guerra en los campos de batalla de Afganistán, Irak, Siria y Somalia". La publicación Takva Haber es refleja la perspectiva del islamismo radical y aplaude las conquistas hechas por los yihadistas. Además a la coalición dirigida por EE UU le llama "coalición de Cruzados", mientras a los iraníes les llama "safávidas" (un término despectivo que usan los suníes contra los chiíes) y a los milicianos kurdos "terroristas".
¿Cómo justifica el gobierno esta política?
“Hay una amenaza nueva que se llama Twitter. Los mejores ejemplos de mentiras pueden encontrarse ahí. Para mí, las redes sociales son la peor amenaza para la sociedad”, dijo en 2013 el entonces primer ministro y hoy presidente turco, Erdogan.
El ministro de Transporte y Comunicaciones, Lütfi Elvan, ha señalado que las nuevas leyes de internet turcas “no son diferentes” a las de otros países desarrollados y que están destinadas a “proteger y garantizar el derecho a la privacidad”. El actual primer ministro, Ahmet Davutoglu, justificó además la incomprensible censura de la web de Charlie Hebdo –solo unas semanas después de haber participado en París en la marcha de condena contra el ataque a la revista francesa- alegando que “la libertad de expresión no significa libertad de insulto”.
En la mayoría de los casos, TIB se escuda en haber recibido miles de denuncias contra las web bloqueadas.
¿Cómo es el proceso de censura?
Cuando TIB decide bloquear el acceso a una web lo notifica a las diversas compañías proveedoras de internet que tienen un plazo de cuatro horas para ejecutar la medida. Para este organismo resulta fácil controlar el tráfico de la red ya que los proveedores utilizan la infraestructura de Türk Telekom, la antigua compañía pública de telecomunicaciones, hoy parcialmente privatizada pero sobre la que el gobierno mantiene aún bastante control.
Tras la orden de bloqueo, TIB debe remitir la denuncia a la justicia en un plazo de 24 horas y esta debe contestarle en otras 48 autorizando la disposición, es decir, el bloqueo. En la mayoría de los casos la respuesta es afirmativa, pero, en 2014, al cabo de varias semanas de bloqueo de YouTube y Twitter, el Tribunal Constitucional decretó que dichos cierres eran una violación de la Carta Magna, lo que no ha sido óbice para posteriores paralizaciones. “Bloquear una web, incluso solo durante dos días, sin una orden judicial, viola el principio de separación de poderes, así como la libertad de información”, sostiene Johann Bihr, de Reporteros Sin Fronteras.
¿Qué vigila el gobierno?
La modificación de 2014 a la ley de internet obliga a los proveedores a almacenar durante dos años todos los datos de navegación de sus usuarios –incluyendo nombre de webs, tiempo en cada una de ellas e identidad de los destinatarios y emisores de correos electrónicos- y a ponerlos a disposición de las autoridades y de TIB en cuanto sea requerido, sin necesidad de órdenes judiciales.
Además, el gobierno ha aventurado la posibilidad de transferir el control de la Autoridad de Telecomunicaciones a los servicios de inteligencia (MIT) –organismo que ya tiene amplios poderes para vigilar internet sin estar obligado a rendir cuentas ante la justicia-, lo que ha sido muy criticado por las organizaciones de derechos humanos.
¿Cómo se las arreglan los turcos?
Estas restricciones no han impedido que en Turquía la red siga funcionando libremente. Incluso cuando YouTube estaba cerrado, era la quinta página web más visitada del país. Y la mayoría de los usuarios turcos informaron al mundo del bloqueo de Twitter… ¡a través de Twitter!
Graffitied DNS codes on walls in Turkey to get around blocks on social media is the most cyberpunk thing ever pic.twitter.com/U99x1ScREb
— Matthew Storrow (@mockuplabs) abril 6, 2015
Cada vez que se produce un bloqueo, los turcos comparten trucos para burlar la censura en periódicos, webs e incluso en grafittis en las paredes. Se intercambian proxies, modifican las DNS o usan el programa Tor para convertir en anónima la navegación.
¿Qué opinan los expertos?
En su informe de 2012 sobre el estado de internet, Reporteros Sin Fronteras coloca a Turquía en el nivel “bajo vigilancia”, solo un peldaño por debajo del nivel “enemigos de internet”.
Freedom House, en su clasificación de 2014 califica internet en Turquía como “parcialmente libre”, el nivel intermedio entre libertad y censura completa, recordando que el país ha sido condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por la violación de los derechos de los usuarios de internet.
Mustafa Akgül, de la Asociación de Tecnologías de Internet, considera que, si bien la censura en la red turca se puede soslayar, la normativa y las condenas están sirviendo para “asustar” al usuario y, así, conseguir la sociedad dócil que busca el Ejecutivo.
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