En su origen, la j no era más que una variante caligráfica de la I: no se empezó a considerar como una letra propia a partir del siglo XVI y fue la última letra en incorporarse al alfabeto latino moderno. Fue entonce cuando comenzó a competir con la G y con la X, que se pronunciaba de forma similar a la sh del inglés. De ahí que, por ejemplo, Don Quijote fuera Don Quixote en las primeras ediciones. Fue en el siglo XVIII cuando se cambió la grafía de la X por la J, con excepciones, como México y Texas, que también se pueden escribir con J.
Es de las letras menos usadas, a pesar de su sonoridad y de su frecuencia en nombres de pila muy populares: en un texto cualquiera, 0,44 letras de cada 100 serán una J, lo que la sitúa como la vigesimotercera letra más usada. Eso no quita que haya palabras estupendas comenzando por J, como estas 15:
Jabeque. Herida en el rostro, hecha con arma blanca corta. (También es una embarcación costanera de tres palos, con velas latinas, que se podía navegar a remo).
Jarifo, fa. Rozagante, vistoso, bien compuesto o adornado.
Jarocho, cha. Dicho de una persona: De modales bruscos, descompuestos y algo insolentes.
Jeme. Distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible. Coloquialmente, también significa palmito, como en “tiene buen jeme”.
Jeribeque. Guiño, visaje, contorsión.
-¡Hay que ver! ¿Eh?
Don Leonardo hace un gesto ambiguo con la boca mientras con la mano dibuja jeribeques en el aire.
Camilo José Cela, La cátira.
Jindama. Miedo, cobardía.
¿Qué íbamos a hacer? Fingir que no nos importaba y seguir trabajando... Yo con la jindama metida en el cuerpo y con una certeza absoluta... Si López Vázquez no era doña Adela, no había un actor en el mundo, y me atrevo a decirlo así, que pudiera sustituirlo... Al final se rindió, olvidó sus temores, se puso la peineta de doña Adela y se enfrentó al personaje.
Jaime de Armiñán recordaba en EL PAÍS, en 2009, cuando José Luis López Vázquez aceptó rodar Mi querida señorita.
Jinglar. Dar gritos de regocijo, burlarse.
Jingoísmo. Patrioterismo exaltado que propugna la agresión contra otras naciones. Del inglés jingoism, de jingo 'partidario de una política exterior agresiva'. Viene de una canción británica de finales del siglo XVIII, crítica con Rusia durante la guerra de este país contra Turquía:
We don't want to fight but by Jingo if we do
We've got the ships, we've got the men, we've got the money too
We've fought the Bear before, and while we're Britons true
The Russians shall not have Constantinople.
(No queremos luchar, pero por Jingo si lo hacemos
tenemos los barcos, tenemos los hombres y también tenemos el dinero.
Hemos luchado antes contra el Oso y mientras seamos británicos
los rusos no se harán con Constantinopla).
By Jingo era una expresión usada para evitar decir “by Jesus”.
Jitanjáfora. Texto carente de sentido cuyo valor estético se basa en la sonoridad y en el poder evocador de las palabras, reales o inventadas, que lo componen. Ejemplo y origen:
Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera.
El final de Leyenda, poema de Mariano Brull.
Jocundo, da. Plácido, alegre, agradable.
Sí, amigos, ya lo habrán descubierto: estamos hablando de aquel folletín de Eduardo Mendoza que protagonizaban dos alienígenas. Muchos lo han leído, un libro jocundo del que ahora se cumplen veinte años.
Justo Serna, en EL PAÍS, sobre Sin noticias de Gurb.
Jopo. Cola de mucho pelo.
Aguas estas, que tienen siete capas, con todos sus recovecos y sus dobleces y sus entretelas. Como una cosa viva; con más engaños que el jopo de una zorra y más perversidades que si fuesen manojos de culebras, en vez de ser agua, lo que viene corriendo por el lecho. Que no es persona este río. No es persona ninguna de fiar. Con una cantidad de hipocresía, que le tiembla el misterio.
Rafael Sánchez Ferlosio en El Jarama.
Joviano. Perteneciente o relativo al planeta Júpiter. También, habitante imaginario del planeta Júpiter.
Jumera. Borrachera, embriaguez.
Jusente. Marea baja.
Juzgamundos. Persona murmuradora.
Yo soy el Diablo de los Juzgamundos: de unos bellacos acechones que, tintos en políticos, son el «pero» de todo lo que se ordena.
Francisco de Quevedo en El entremetido, la dueña y el soplón.
Examen sorpresa: la I
*Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, Gloria Pina, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.
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