La letra F viene de la fenicia waw, que se pronunciaba como la w. De ahí pasó a la digamma griega, que desapareció, y al etrusco, donde adoptó el valor fonético que tiene actualmente y con la que pasó al alfabeto latino. En la notación anglosajona es la nota fa. No es de las letras más frecuentes: en cualquier texto en español tendrá una frecuencia media de un 0,69%, siendo la vigésima letra más usada.
Si todo fuera por eso, le tendríamos que poner una F, que es la nota más baja en los colegios anglosajones. Pero no todo es cantidad, también cuenta la calidad, como demuestran estas 15 palabras.
Facundo. Fácil y desenvuelto en el hablar.
Falocracia. Predominio del hombre sobre la mujer en la vida social. Y falócrata, el partidario de la falocracia.
“Nuestra generación falocrática ha sufrido demasiadas oscilaciones en su falocracia a lo largo del siglo. Estamos a punto de gatillazo”, escribía Francisco Umbral en EL PAÍS en 1979.
Faramalla. Charla artificiosa encaminada a engañar. Farfolla (cosa de mucha apariencia y poca entidad). Persona faramallera.
“Porque el gin-tonic, comparado con el dry-martini o con la ginebra a pelo que mencionaba hace unas líneas, era ya de por sí una versión timorata de la ginebra, pero las faramallas que se hacen hoy, con las tónicas y las rodajas de pepino, acabarán desembocando en el gin-tonic-sin-sin”. Jordi Soler en EL PAÍS, en mayo de 2014.
Farfantón. Hombre hablador, jactancioso, que se alaba de pendencias y valentías.
Fierabrás. Persona grande y fuerte, especialmente la fanfarrona y jactanciosa. Procede de Fierabrás, un sarraceno de los cantares de gesta de gran fuerza y estatura. Y de ahí el bálsamo de fierabrás, que curaba todas las heridas y aparece en el Quijote.
Filautero, ra. Egoísta
Fililí. Tela muy ligera de lana y seda que se solía traer de Berbería. En uso coloquial, también es delicadeza, sutileza, primor de alguna cosa. También se usa para hablar de una persona débil, flaca.
Flavo, va. De color entre amarillo y rojo, como el de la miel o el del oro.
Las meditaciones de la barba sabia
van acompasando los plumajes flavos,
los ágiles trotes de potros de Arabia
y las risas blancas de negros esclavos.
Rubén Darío, en una de las poesías de Poema del otoño.
Flébil. Adjetivo poético, que significa digno de ser llorado. Lamentable, triste, lacrimoso.
Y en el yermo fantástico espacio,
largo tiempo se oyó su cantar,
y a lo lejos el flébil quejido
poco a poco armonioso espirar.
José de Espronceda, en El diablo mundo.
Fonje. Blando, muelle o mollar y esponjoso.
Formidoloso, sa. Que tiene mucho miedo. Espantoso, horrible y que da miedo.
Francachela. Reunión de varias personas para regalarse y divertirse comiendo y bebiendo, en general sin tasa y descomedidamente.
Fruir. Gozar.
Fuguillas. Persona de genio vivo, rápido en obras e impaciente en el obrar de los demás.
Fuñicar. Hacer una labor con torpeza y ñoñería.
Examen sorpresa: ¿Tu elocuencia se vio incrementada gracias a la entrega de la letra E?
*Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, Gloria Pina, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.
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