A los niños les encanta maquillarse, que les llenen la cara de mariposas o les pinten la cara de un león, ponerse calcomanías, cuantas más mejor, o simplemente coger un boli y pintarrajearse brazos y piernas con sus dotes más o menos abstractas. Por eso un tatuaje, uno de verdad, es el éxtasis infantil. Benjamin Lloyd ha cumplido el sueño de niños enfermos del Hospital Starship de Auckland (Nueva Zelanda), donde fue a tatuarles este jueves. "Normalmente están aburridos, tristes. En cuanto empecé a pintarles no paraban de reír, estaban emocionados", cuenta a Verne por teléfono.
Antes de que se disparen los comentarios horrorizados, como algunos que ha recibido a través de su Facebook: la pintura no es tóxica ni permanente, se va con un lavado y se aplica con aerógrafo sobre la superficie de la piel. "Algunos niños no se quieren duchar en una semana", cuenta el tatuador.
En un día, las fotos de los niños del hospital han conseguido más de 97.000 me gusta en Facebook y se han compartido más de 14.000 veces. Entre los casi 3.000 comentarios, la mayoría de usuarios entusiasmados con la iniciativa, hay muchos de familiares de niños enfermos que desearían tener a Benjamin cerca para alegrarle el día a los pequeños. "A los padres les encanta. Cuando llegué al hospital no solo los niños corrían hacia mí", cuenta el joven de 24 años.
Lloyd dedicó unos 10 minutos a cada niño, para que no se aburrieran pero también, para pintar al máximo número posible y aprovechar el viaje (el hospital está a dos horas de su casa). "Mientras les tatuo, los niños miran y les enseño cómo se hace", dice. El jueves consiguió pintar a muchos de ellos, pero piensa volver para pintar más y viajar a otros hospitales porque no dejan de llegarle peticiones. "Me encanta hacerlo", asegura.
El artista pinta de todo, no solo niños. Lleva tiempo usando el aerógrafo en muros, coches y hasta animales, como perros, gatos y hasta un caballo. Como explicó a la televisión neozelandesa, la idea de ir al hospital infantil le viene de su hijastro de siete años al que solía tatuar, que murió hace dos años.
"Nada me da más alegría que estimular la confianza de los niños con un tatuaje especial. ¡50 likes e iré al Hospital Starship a tatuar a todos los niños!", escribió en su cuenta de Facebook el domingo 22 de mayo con dos fotos de un pequeño feliz con su tatuaje. Cuatro días después su mensaje se había compartido 255.000 veces, tenía 426.000 me gusta y 11.000 comentarios.
Lloyd cuenta a Verne que tenía una semana de vacaciones y se le ocurrió aprovechar el tiempo así. "No me esperaba que se fuese a hacer viral y no lo hice para darme publicidad", asegura.
Con la enorme respuesta que ha tenido su proyecto no dejan de llamarle para encargos, pero la reacción de la gente le ha hecho replantearse su trabajo. Ahora quiere viajar por el mundo (entre los destinos que tiene en mente, está España), ir a más hospitales para pintar a los niños, pero también para hacer murales que les alegren el día de forma permanente.
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