¿Puede un Gobierno prohibir los memes? El caso brasileño

Si el Gobierno de Temer solo pretendía abrir sus bases de datos, estaba dando la imagen de que se quería blindar

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"Michel, no es cuestión de que yo 'apague Internet' de quien te haga memes..."
"Michel, no es cuestión de que yo 'apague Internet' de quien te haga memes...".

Sandro Sanfelice, un analista comercial de 28 años que vive en Curitiba, en el Estado de Paraná (Brasil), recibió la semana pasada un mensaje que no había visto en sus diez años a la cabeza de Capinaremos, una de las muchas páginas de memes que hay en su país. El Gobierno le recordaba que las fotografías que vienen de la presidencia “se pueden usar con fines periodísticos y de divulgación de las acciones comerciales. Para cualquier otra finalidad, hace falta autorización previa de la Secretaría de Prensa”.

Sanfelice se quedó perplejo. La misma misiva se había mandado a Ah Negão y otras grandes cabeceras del complejo industrial del meme brasileño. Nadie tenía muy claro qué querían decirles. ¿Les estaban avisando de que no podían usar más fotos del presidente en sus páginas? ¿Estaba el gobierno, que estos días lucha por sobrevivir a una grave crisis política con medidas cada vez más autoritarias, intentando detener la producción de bromas a su costa por Internet? “En un primer momento nos quedamos recelosos”, explica Senfelice a EL PAÍS. “Los memes son una forma de expresión, al igual que un artículo de periódico o una viñeta”.

Ahora no puedes hacer más memes / Ahiri ni pidis hicir mis mimis

La Secretaría de Prensa no ayudó a resolver la cuestión. A un periodista de una web local de Novo Hamburgo, en Rio Grande do Sul, le dijeron que “no podían usar las imágenes para memes” y que si seguían haciéndolo, “recibirían sanciones”. A Sanfelice le dijeron que los creadores de memes “no habían entendido” el correo y que solo les pedían que acreditasen a los autores de las fotos. Cuando llamó EL PAÍS, una mujer protestó que había pasado la semana entera aclarando este tema. “Solo queríamos poner a disposición la colección fotográfica del Departamento, sobre todo a aquello vehículos comunicación que no tengan fotógrafos acreditados en Planalto”, suspiró.

Para el pasado miércoles el revuelo era imparable. En Brasil, los memes son una lingua franca, un motivo de orgullo nacional y precisamente la nueva crisis política ha provocado una remesa tan extraordinaria que ha sido causa de reportajes y programas de televisión. Si el Gobierno solo pretendía abrir sus bases de datos, estaba dando la imagen de que se quería blindar. Y si lo que quería justamente contener era el exceso de memes, estaba logrando lo contrario.

“En un día normal, el presidente Michel Temer no llega a salir en un 10% de los memes que nos mandan a la página”, calcula Sanfelice. “Pero después de aquel mail, creo que Temer estaba en el 70% . Todo lo que necesitábamos era una fuente de inspiración”. El Partido de los Trabajadores, su más enconado rival ideológico, politizó la cuestión y emitió un comunicado de prensa recordando que podían usar las fotos de su Flickr para hacer nuevos memes.

A lo largo de la polémica se ha vuelto siempre a la misma cuestión: ¿puede un Gobierno prohibir literalmente los memes? La carta citaba un artículo de la ley los Derechos de Autor brasileños en donde se habla del derecho moral del autor de imagen a que “se le cite en la reproducción de las imágenes”, algo que es imposible por la forma en la que se producen los memes. También está el que alguien –por poner un ejemplo, el presidente Temer– quiera denunciar que siente humillado por los memes (en el más inofensivo sale con un traje de mujer cuyo nombre en portugués es literalmente ojalá que caiga).

“Técnicamente, sí, tiene derecho legal a demandar y exigir indemnizaciones por el uso indebido de su imagen”, admite Marcelo Crespo, del bufete de abogados Patricia Peck Pinheiro. “Otra cosa es que, al estar en un contexto de humor y crítica política, los tribunales quieran darle la razón”.

Tuit: El Gobierno va a denunciar a quienes hagan memes de Michel Temer. AJÁ / Imagen: Me río pero estoy preocupada.

Todo cae en una zona gris, de ambigüedades legales, de doble cara. Por un lado, sirve de refugio para los creadores de memes. Por otro, permite al poder emitir amenazas de vez en cuando. “Temer intentó intimidar a los creadores de memes”, opina Viktor Chagas, profesor de la Universidad Federal Fluminense y creador de un Museo del Meme Brasileño. Es una posibilidad tentadora para cualquier gobierno.

¡No puedes hacer memes!

Otros gobiernos han ido más lejos. “En China usan humor cifrado para lidiar con el intenso control de sobre la libertad de expresión. En Rusia, Putin ha intentado prohibir una foto en la que sale maquillado y con arcoíris de fondo. En México y en otros países se están tramitando proyectos de ley que buscan censurar o controlar las sátiras políticas en entornos digitales”. “A los memes se les critica por ser planos y superficiales pero sirven para ampliar la discusión sobre política porque le dan acceso al debate nacional a nuevos públicos que antes no participaban en él”, remata.

Sandro Sanfelice, el dueño de Capinaremos, piensa algo parecido. Una vez alerta que no piensa parar de hacer memes porque se lo diga una carta, añado: “El humor con gobernantes existe desde mucho antes que existiera Internet. No vamos a parar ahora que existe”.

En España se produjo un debate similar hace unos meses. Una proposición del Grupo Parlamentario popular despertó distintas interpretaciones entre los juristas, que en su mayoría descartaban que se pudiera llevar adelante. La etiqueta #SinMemesNoHayDemocracia llegó a ser entonces trending topic en Twitter.

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