Casi nadie vio en su día The Room, la desastrosa película de Tommy Wiseau que se estrenó en un par de salas de cine de Estados Unidos en el verano de 2003. La historia detrás de su rodaje es el argumento de la cinta The Disaster Artist, que ahora llega a los cines de todo el mundo dirigida por James Franco. Pero, antes de que el actor haya convertido a esta marcianada en un asunto de interés público, la cinta en la que se inspira ya era un fenómeno de culto.
La historia detrás de The Room que cuenta James Franco en su película es la de un tipo, Tommy Wiseau, que decidió en 2003 malgastar dinero de procedencia desconocida produciendo una película. El empresario, de nacionalidad y edad nunca aclaradas, no había hecho nada de cine hasta ese momento. Aun así, decidió invertir 6 millones de dólares en rodar un drama que dirigía, protagonizaba, escribía y producía él mismo. Se rodeó de actores igual de inexpertos, mientras que los miembros del equipo técnico con algo de bagaje profesional huían a las pocas semanas de trabajo, recordaba Entertainment Weekly en 2008.
La trama muestra un triángulo amoroso entre un banquero, su prometida y el amante de ella. Con el tiempo, la cinta ha ido ganando adeptos, fascinados por el surrealista resultado: es peor que una película de serie Z, pero con un presupuesto infinitamente superior al de los clásicos del género más cutre del cine. El despropósito ha inspirado a James Franco para rodar The Disaster Artist.
Un misterioso anuncio
En ese 2003, The Room resultó una cadena de malas decisiones, pero una de las excentricidades propias de un nuevo rico del inmigrante Tommy Wiseau se convirtió en un pequeño gran acierto de marketing.
El misterioso emprendedor cinematográfico plantó durante más de cinco años en Los Ángeles un anuncio gigantesco con su cara y el nombre de la película. ¿Quién no va a preguntarse antes o después qué hay detrás de ella si ve el anuncio casi a diario durante tanto tiempo? Esto ocurrió en una ciudad que está llena de profesionales de la industria de Hollywood.
La admiración de los grandes de la comedia
The Room provoca risas de forma involuntaria y grandes nombres de la comedia estadounidense llevan años alimentando el mito. El entorno cercano al exitoso productor, director y guionista Judd Apatow (Virgen a los 40, Supersalidos, Lío embarazoso) es admirador incondicional de la película desde hace más de una década. Con ayuda de sus contactos y de las redes sociales, han logrado poco a poco que su broma privada trascienda al resto de la audiencia.
Jonah Hill, uno de los actores habituales de Apatow, tenía una imagen de The Room como avatar de su perfil de MySpace y Paul Rudd organizaba pases privados para sus amigos de Hollywood, explica Entertainment Weekly. Su compañero de reparto en la sitcom Parks & Recreation, Rob Lowe, recomendaba en 2010 a sus seguidores de Twitter que echaran un vistazo a la película.
Just making sure that you've all youtubed "The Room". A stunning movie. The acting and writing literally took my breath away. Wow.
— Rob Lowe (@RobLowe) 19 de septiembre de 2010
Proyecciones interactivas
"La película es tan mala que, de hecho, es dolorosamente divertida de ver", contaba NPR, la radio pública estadounidense, en 2006. Una de sus noticias ya daba cuenta de las primeras proyecciones interactivas de The Room en varias ciudades del país, al estilo de The Rocky Horror Picture Show. Durante estas sesiones de medianoche, los espectadores gritan comentarios burlones sobre los diálogos escritos por Wiseau y lanzan cosas a la pantalla.
La tradición se ha extendido con el tiempo a otras partes del mundo. Reino Unido también tiene sesiones especiales de la película y, en España, el festival Cine Cutre la ha programado en varias de sus ediciones. La última vez fue en diciembre de 2017 en Barcelona, Bilbao y Madrid.
Las necesidades de una nueva generación de espectadores
Gene Park, periodista de The Washington Post, explicaba en diciembre de 2017 por qué ha visto la película más de 100 veces a pesar de que la considera la peor de la historia. Dice de este drama convertido en comedia que tiene "una atracción grotesca" de la que no puede escapar.
"En un mundo que a menudo no tiene sentido, estaba bien reírse de otro universo que también es ilógico. Era bueno e inofensivo", explica Park sobre su extraña adicción. Sus palabras pueden aplicarse a una nueva generación de espectadores que desafían con humor y desdén los códigos establecidos en la cultura popular.
Es el mismo tipo de audiencia que en esa misma época se organizaba por internet para boicotear la lista de ventas musicales de Reino Unido. Lograron que una vieja canción de la banda de metal Rage Against the Machine (Killing In The Name, 1991) destronara al pop comercial fabricado en un reality show televisivo como Factor X.
"Para muchos de los nacidos en la generación millennial, la ironía es el modo primario con el que se enfrenta la vida diaria", comentaba Christy Wampole en un artículo de opinión de The New York Times en 2012, mientras The Room se consolidaba como fenómeno de culto. Profesora en la Universidad de Princeton, apuntaba que "la vida en la era de internet ha ayudado sin duda a que florezca esta ironía".
En ese océano de sarcasmo que es la red, The Room cuenta con numerosos homenajes, parodias y recopilatorios de sus escenas más absurdas en YouTube.
El libro que alimenta la leyenda
Aprovechando su condición de película de culto, uno de los protagonistas de The Room lanzó un libro en 2013 contando un sinfín de detalles ocurridos tras las cámaras durante el rodaje. Se titula Mi vida dentro de la peor película jamás rodada y lo firma Greg Sestero.
El actor cuenta en él que conoció con 19 años a Tommy Wiseau en una escuela de interpretación de San Francisco (Estados Unidos). A pesar de las nulas aptitudes como actor de su compañero de clase, le enganchó la forma tan desinhibida que tenía de enfrentarse a la cámara. Por eso decidió que tenía que trabajar con él. Terminó interpretando uno de los papeles principales de este proyecto que ya ha pasado a la historia. Es este libro el que animó definitivamente a James Franco a rodar The Disaster Artist.
No es casualidad que el polémico y ubicuo actor se haya sentido atraído por el relato personal de Wiseau. Los asistentes habituales a festivales de cine han sufrido durante años los rocambolescos intentos de James Franco por convertirse en un director respetado. El actor se ha atrevido con adaptaciones imposibles de complejos clásicos literarios de William Faulkner y John Steinbeck. La prensa se ha sentido obligada a escribir sobre cada nueva película de uno de los hombres más mediáticos de Hollywood.
A pesar de las críticas negativas y de apenas llegar a las salas comerciales, James Franco siempre ha encontrado financiación para otro proyecto en una industria que no se atreve a invertir en alguien como Francis Ford Coppola. Curiosamente, su relato sobre The Room es el que más elogios y éxito comercial ha cosechado de su extraña filmografía tras las cámaras.
En este archivo de YouTube puede verse de momento la película subtitulada en castellano. Lleva más de 600.000 reproducciones.
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