Hace dos semanas, en una pequeña panadería de Querétaro (México), el día de Josué Rivera Arriaga transcurría con normalidad entre huevo, harina y azúcar. Como suele pasar con algunos de los mejores inventos de la humanidad, este panadero creó por accidente el dulce de la temporada: la manteconcha.
Con ganas de innovar, Rivera quería hacer un pan dulce diferente. Mitad mantecada esponjosita, mitad concha dulce. El resultado fue una especie de cupcake que ha enamorado al público por su suavidad, su sabor y su cobertura de azúcar. "Llegamos a la conclusión de que el nuevo pan debía de ser un híbrido perfecto. Por eso tiene las dos masas", explica en entrevista telefónica con Verne, Leticia Rivera, copropietaria de la panadería El Manantial
Ni en sus mejores sueños, Josué y Leticia imaginaron que la gente haría largas colas para comprar este dulce y mucho menos que estaban amasando una bomba legal a medida que aumentaba su éxito en redes sociales.
En menos de un mes se presentaron ante el Instituto de Propiedad Intelectual de México (IMPI) tres solicitudes para registrar la marca 'Manteconcha' como propia. Ninguna era la de sus verdaderos creadores. Entre estas peticiones estaba la del Grupo Bimbo, la mayor empresa panificadora del mundo, que el 17 de agosto pidió registrar a su nombre la marca para fabricar pan, galletas, pasteles y preparaciones de cereales, según documentos a los que ha tenido acceso Verne.
La empresa retiró esta petición ante el Instituto de Propiedad Intelectual mientras se redactaba este artículo. Entre los motivos de Bimbo está el de "evitar interpretaciones equivocadas" después de que recibiera numerosos comentarios negativos en redes sociales por no ser los verdaderos creadores del dulce.
El otro registro está a nombre de Óscar José Méndez, residente en Tlanepantla, Estado de México, quién presentó un logotipo para la marca y solicitó al IMPI tener los derechos para hacer pan de muerto, panecillos, pan molido, de jengibre y sin gluten. De la misma manera otra solicitud por parte de León Facovich de Huixquilucan, Estado de México, quiere registrar la marca para además de pan y derivados, vender café, té helado y hasta tapioca.
¿Podría alguien quedarse con los derechos de la manteconcha?
De hecho, cualquiera puede realizar la petición de registro de una marca al IMPI sin que sea el creador de ella. "Los registros en México son de buena fe", explica la abogada experta en propiedad intelectual y derechos de autor, Ana Elisa Crespo. Es decir, para iniciar el registro de una marca en México no es necesario aportar ninguna prueba o documento de que se es el creador de una idea o producto. Hace falta rellenar un formulario y pagar 2.852 pesos de los trámites de registro. Si no hay ningún inconveniente ni en la forma ni en el fondo, el IMPI resolverá el registro de esa marca en un periodo de cuatro a seis meses. "Después de que se hace la publicación de ese registro en la gaceta de la propiedad industrial, habría un periodo de 30 días para oponerse y reclamar la marca", explica la abogada.
Para reclamar la marca, Ana Elisa Crespo recomienda que se aporten facturas, publicidad y registro de ventas que demuestren la comercialización del producto desde un cierto tiempo. Además también puede beneficiar cualquier anuncio en Sección Amarilla, medios locales y publicidad hecha también de redes sociales.
"Siempre que tengas un producto o servicio al que le estés apostando, es importante que lo protejas. Que vayas con un abogado especialista y que te registre el producto. En México todavía estamos muy verdes en este tema, por eso es muy necesario promover este tipo de acciones", dice la abogada.
El precio del éxito
Después de tanta fama a las manteconchas de El Manantial les han salido imitadores. Otros reposteros querían compartir la ola de popularidad y se lanzaron a hacer sus propios híbridos locos, como la doncha o el mantemuerto.
Leticia Rivera explica que el invento surgió por puro azar y que jamás esperaban que fuera a triunfar de esta manera. Tampoco le extraña que hayan hecho réplicas de su pan "si las películas antes de salir en el cine ya las clonan", bromea. "Es muy fácil que un pan se replique, pero la receta no sabe igual. Son diferentes", aclara la panadera quien considera que es muy importante innovar en la cocina y no hacer siempre los mismos productos.
En cuanto a la batalla legal por quedarse con la marca de las manteconchas, Rivera prefiere guardar silencio por ahora, pero asegura que ya ha puesto todo en manos de sus abogados.
Cabe la posibilidad de que si los creadores originales de las manteconchas no consiguen registrarlas a su nombre y la marca cae en otras manos, esta panadería de Querétaro tendría que dejar de vender su producto con ese nombre. "Quién se quede con el registro de la marca tendrá el derecho exclusivo de usarla", dice Ana Elisa Crespo.
¿Quién ganará la guerra por la manteconcha?