Se acerca el final de curso en colegios, institutos y universidades. El telón del año académico son los exámenes, para los que no todos los estudiantes llegan igual de preparados. Ante un más que posible suspenso, algunos optan por las trampas.
Hemos hablado con 11 profesores de primaria, secundaria y universidad para que nos cuenten sus historias en primera persona y las de compañeros que conocen. Aseguran que las chuletas de siempre siguen a la orden del día, pero las nuevas tecnologías han sofisticado las formas de copiar. Esto es lo que nos han contado. Por cierto, al final explicamos los consejos de los profesores para evitar todas estas artimañas. Un motivo más para no hacer trampas.
Chuletas y más chuletas
Conozco una copistería en la que los alumnos pedían fotocopias de los apuntes en "formato chuleta". En el negocio no tenían ningún problema en hacerlo. Escaneaban los apuntes y los imprimían en formato librito pequeño, que luego el alumno escondía en el estuche o donde fuera.
Escriben en todos lados: en las mesas, en las paredes, en la silla del compañero de enfrente, en la calculadora, en la botella de agua... Las he visto escondidas hasta en las patillas de las gafas, para sacarlas al empezar el examen.
Me gusta cuando las plastifican. Se esfuerzan muchísimo. Algunas de ellas me las guardo.
Una amiga me contó que vio a una alumna sacar una chuleta de unas uñas postizas.
PERO KE CHULETA PROFESO SI ESTO ES UN CLINEE pic.twitter.com/Zeourp3ZzZ
— MALACARA (@malacarasev) 22 de mayo de 2019
Es bastante habitual que se lo escriban en las piernas, en los muslos.
En vez de la chuleta de papel dentro del boli, una vez me encontré un bolígrafo en el que habían escrito la lección con la aguja del compás. Era una obra de arte.
Esto me lo hizo un alumno de Primero de la ESO. A esa edad, muchos tienen la poco higiénica costumbre de pintarse cosas en los brazos y en las manos. En un examen de prehistoria, uno me apareció casi como el protagonista de 'Prison Break'. No se le veía casi la piel de los brazos. Nombres de compañeros, calaveras, emojis, formas geométricas... No le dije nada. Al darle el examen, vi de reojo que entre todos esos rayones tenía una especie de nube de palabras: australipithecus, homo antecesor, cromagnon, homo erectus... Me dijo: "No es una chuleta, son los motes con los que nos llamamos mi grupo de amigos".
Nuevas tecnologías
Se graban con el móvil recitando la lección, muy despacio para que les dé tiempo a escribirlo en el examen. Lo escuchan con auriculares, que se esconden bajo el pelo o con la mano. El cable lo esconden en la ropa.
Además de auriculares, ahora también hay muchos pinganillos. Son muy pequeños y no necesitan cable. No se ven ni con el pelo recogido. Normalmente, tienen alguien fuera que les recita las respuestas.
Pero esto tiene un riesgo: ellos tienen que hablar por un micrófono para decir la pregunta al que está al otro lado o tienen que apañárselas para que nosotros digamos la pregunta. Una vez pillamos a uno porque un vecino vio al que estaba recitando los apuntes en la puerta del colegio. Avisó al conserje.
Últimamente se usan mucho los relojes inteligentes. Como es algo nuevo, los profesores no nos enteramos mucho, pero ahí pueden llevar alguna información.
Varias veces me he encontrado a alumnos con el móvil entre las piernas. Tenían toda la lección en WhatsApp o en el bloc de notas.
Camaradería tramposa
En la universidad, con grupos tan grandes, a veces se hacen los exámenes en dos turnos. No les dejas sacar las preguntas y procuras que no coincidan, pero alguna vez hemos visto que hacen fotos con el móvil a las preguntas y las envían a sus compañeros.
Me han intentado dar muchos cambiazos. Llevan escritas algunas de las preguntas que van a caer y, simplemente, sacan el folio con toda la pregunta respondida.
Cuando has terminado de copiar en el examen y guardas el xuleton https://t.co/L7sj9KTn8m
— Carre (@CarreiroPerez) 23 de abril de 2019
Muchas veces da la casualidad de que los que estaban sentados cerca en el examen responden a las preguntas con casi las mismas palabras.
Es muy normal que unos se presenten haciéndose pasar por otros para hacer el examen. Si se parecen, te lo ponen bastante difícil.
Tipo test
Para los tipo test, son muy comunes los códigos de colores. En mi época se hacía con los sugus y ahora también lo veo con bolígrafos de varios colores. Por ejemplo: si es la respuesta a, el compañero toca el sugus azul. Si es la b, toca el sugus amarillo.
Una vez pillé un código a base de estornudos. No te puedes fiar ni de los enfermos.
En el examen tipo test fingiendo que estoy pensando la pregunta cuando lo único que quiero es que alguien me mire para copiar https://t.co/AgQdxfMLbn
— Crissttina (@cristina8gg) 15 de mayo de 2019
Alguna vez he escuchado la historia de un examen tipo test en el que un alumno les daba las respuestas a los demás desde la calle con su coche. En función de cómo tocase el claxon, señalaba si era la respuesta a, b o c.
Sin complicarse
Uno de mis alumnos de primaria sacó el libro el pleno examen. Cuando le pregunté que qué hacía, me contestó: "En ningún momento has dicho que no se pueda sacar el libro". Tenía razón en que no lo había dicho
Para elaborar este artículo, hemos hablado con: Lola Pons, de la Universidad de Sevilla; Guillermo Fouce, de la Universidad Complutense de Madrid; José Antonio Aznar, de la Universidad de Barcelona; Paz Lloria y Juan Rodríguez, de la Universidad de Valencia; Pedro Pérez, del IES Antonio Machado; Dorita Lázaro, del IES Alonso Quijano; Tomás Ferrer y Almudena Herrero, del IES Atenea; Juan Naranjo, del IES Las Lagunas; y Sergio Mayor, del CEIP Infanta Catalina.
Bluetooth y cambios de sitio: trucos para pillar a los tramposos
Los mismos profesores que nos cuentan todas estas anécdotas son los que nos explican cómo evitar estas trampas:
- Permitir solo bolígrafos y corrector. Ni folios, ni estuche, ni nada de nada. Y las mochilas, al fondo de la clase.
- Cambiarles de sitio, por si tienen algo apuntado en la mesa, en la pared o en la silla de algún compañero.
- Está bien pasearse entre las mesas, pero quedarse al fondo puede ser incluso más efectivo. Si no te ven, les provoca más nervios sacar cualquier chuleta.
- Esto es muy enrevesado, pero una profesora nos ha dicho que lo hace: como explicábamos antes, los pinganillos son efectivos si el tramposo puede transmitir al del otro lado las preguntas con un micrófono. Si el examen se desarrolla en una sala con altavoces y micrófono, al activarlo, se percibirá si hay tramposos en la sala. El micrófono de la sala y el del tramposo se acoplarán.
- Otra técnica es que el profesor active el bluetooth del móvil. Si se ha indicado que los móviles deben estar apagados y aparece algún teléfono cercano, es que los alumnos no han hecho caso. Aunque, claro, puede ser un móvil de otra clase.
- Para evitar los cambiazos, lo mejor es marcar los folios del examen con alguna marca difícil de identificar para el alumno, pero reconocible para el profesor.
- Más allá de todos estos consejos, la mayoría de profesores tiene muy claro el mejor consejo contra los que copian: que el examen sea de un tipo en el que resulte difícil copiar. Si en vez de ser preguntas en las que vomitar los apuntes, sino que exigen un análisis y reflexión por parte del alumno, es mucho más difícil que cualquier de las artimañas tenga algún efecto.
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