Monica Lewinsky, de ser la primera víctima del ciberacoso a convertirse en activista en redes sociales

El escándalo junto a Bill Clinton de 1998 fue el primero comentado en la era de Internet

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Monica Lewinsky, durante una conferencia en Los Angeles en diciembre de 2018. Jesse Grant/Getty Images.
Monica Lewinsky, durante una conferencia en Los Angeles en diciembre de 2018. Jesse Grant/Getty Images.

Cuando el creador televisivo Ryan Murphy decidió dar luz verde a una serie sobre el escándalo sexual de Bill Clinton y Monica Lewinsky que se estrenará en 2020, lo hizo con una condición. Solo rodaría si la exbecaria de la Casa Blanca, que tenía 22 años cuando saltó la polémica, se convertía en la productora del proyecto. Ella aceptó.

De esta forma, Murphy se asegura de que la historia se cuente desde el punto de vista de la víctima principal de aquel vendaval mediático ocurrido a finales de los 90, que se conoce como el caso Lewinsky y no como el caso Clinton. La miniserie, titulada Impeachment (Destitución), será la tercera entrega de la antología American Crime Story.

Desde que publicara el artículo Vergüenza y supervivencia en 2014 en la edición estadounidense de la revista Vanity Fair, Lewinsky se ha convertido en activista que lucha contra el acoso, en especial en redes sociales.

En marzo de 2015, dio una charla TED titulada "El precio de la vergüenza" que acumula más de 25 millones de reproducciones en la web de la plataforma de conferencias y en su canal de YouTube. En ella, utiliza su historia personal para advertir del peligro de los linchamientos online. El vídeo está disponible con subtítulos, en 41 idiomas.

Este escándalo fue "la primera vez que Internet tomó el lugar de los informativos tradicionales para una historia importante", recuerda ella misma durante su discurso de 20 minutos. "Fui la paciente número cero en perder de forma casi instantánea la reputación personal a escala global", comenta sobre una práctica que se ha convertido en cotidiana.

Lewinsky explica en el vídeo que la tecnología y las ganas de juzgar trajeron “hordas de lapidadores virtuales. Sí, ocurrió antes de las redes sociales -matiza-, pero la gente podía comentar online y enviar historias y chistes crueles por correo electrónico”. Lewinsky admite que cometió errores, pero añade que “la atención y el juicio que recibí yo personalmente, no la historia, no tenía precedentes”. Cuando esto ocurrió, hace 17 años, “no tenía nombre. Ahora lo llamamos ciberbullying”.

Campañas en redes sociales

Para combatir esa amenaza cada vez más extendida, muchas de las campañas contra el acoso virutal que Lewinsky ha lanzado en los últimos años están pensadas para ser vistas en el entorno digital.

Por ejemplo, #DefyTheName (Desafía al nombre) pedía en 2018 que la gente compartiera los insultos que recibía más a menudo y los incorporara a su nombre en redes sociales. Así lograban apropiarse de esos términos despectivos que suelen ser uno de los recursos más básicos de los acosadores. El suyo era Monica Chunky Slut Stalker That Woman Lewinsky (Monica Gorda Zorra Acosadora Esa Mujer Lewinsky).

"La intención de esta campaña es no permitir que esos insultos te definan y concienciar sobre la necesidad de un entorno más amable en redes sociales", comentaba entonces Lewinsky, que contó con la colaboración de deportistas y actores conocidos.

El ciberacoso era también el objetivo de #ClickWithCompassion (Haz clic con compasión). En este caso, la campaña de 2017 destacaba la diferencia de comportamiento en la vida real que cuando nos escudamos en el anonimato de Internet. También se hacía acompañar de la etiqueta #BeStrong (Sé fuerte).

"El núcleo de lo que alimenta el acoso es la vergüenza y la humillación pública. Entonces, el clickbait, con el que todos estamos bastante familiarizados, también se ve impulsado por esas mismas cosas. Una forma de hacer clic con compasión es no hacer clic en el polémico contenido del clickbait. Así podremos contribuir a un algoritmo que respalde una cultura de compasión en vez de una cultura de humillación", explicaba entonces.

En su charla TED, Lewinsky insiste en las causas y consecuencias de vivir en una cultura de la humillación: "Ha emergido un mercado en el que la humillación pública es una moneda y el oprobio una actividad económica. ¿Cómo se hace el dinero? Con clics. Más vergüenza, más clics. Cuantas más visitas, más ingresos por publicidad. Alguien está ganando dinero con el sufrimiento de otras personas”.

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