Muchos aprendimos lo que significaba merdellón este lunes por la noche gracias a la serie Malaka. El thriller, ambientado en Málaga, arranca con la desaparición de la hija de un empresario y se estrenó la noche del lunes en TVE con buenos datos de audiencia, un 14,3 % de share.
Pero más que el argumento o los números, en redes se ha comentado, para bien, el acento de los personajes y el uso de palabras y expresiones como merdellón (persona vulgar) y perita (guay), entre otras. Malaka ha sido creada por los guionistas malagueños Daniel Corpas y Samuel Pinazo, y cuenta con actores también malagueños como Maggie Civantos y Salva Reina (nacido en Canarias, pero criado en la ciudad andaluza).
Y por cierto, ya sabe media España decir merdellón, pero hasta que no salga un campero de pollo, no está la serie completa. Eonó#Malaka
— Sergio Acedo (@sergioac2) September 9, 2019
Ha dicho merdellón, en Valladolid no se entiende esa palabra no como lo que decían en Narcos. #Malaka
— malakahin (@malakahin) September 9, 2019
Merdellón. A partir de esta noche la palabra ha cruzado Despeñaperros #Malaka
— Esther Luque Doblas (@ELuqueDo) September 9, 2019
🗣 Vocabulario de un merdellón para el que no conozca #Málaga #Malaka:
— Jesús Sánchez (@JesusSanchez__) September 10, 2019
Aliquindoi
Bulla
Canío
Chiripa
Esparnua
Explotío
Inflarse
Júas
Lobá
No ve
Meollo
Molleguita
Pechá
Perita
Oxear
Suavón
Rosetas
Terrá
Viaje
Yerbazal
Zaborío
Disfrutad de este momento antes de que lleguen los mesetarios llorando diciendo que lo tienen que ver subtitulado #Malaka
— Pablo (@PabloG_CCF) September 9, 2019
Ocurrió algo parecido con la serie Hierro, ambientada en la isla canaria, por ejemplo. O con Fariña, estrenada en 2018. En estos casos se ha aplaudido que en una serie se oigan más acentos aparte del castellano, más allá de algún comentario desenfadado sobre la necesidad de recurrir a los subtítulos.
“Cuanta más diversidad, mejor”, cuenta a Verne Pilar López Mora, lingüista de la Universidad de Málaga. En su opinión, la percepción del español de Andalucía está cambiando a mejor y el prejuicio que queda es fruto “del desconocimiento y de la ignorancia”. El hecho de que otras variedades de la lengua tengan más presencia en cine y televisión ayuda a normalizar las diferencias, lo que considera positivo.
Pero tradicionalmente y como escribía la lingüista Lola Pons en un artículo publicado en EL PAÍS, “la pronunciación del español de Andalucía ha sido tristemente menospreciada”, a pesar de que “la lingüística, como ciencia, no considera que ningún rasgo de pronunciación de ninguna lengua sea peor que otro”.
¿Y cómo es el español de Málaga? López Mora recuerda que es muy difícil hablar de particularidades concretas y comunes para toda la provincia, ni siquiera para la capital, dado que hay mucha variedad geográfica, social e incluso circunstancial. Ni siquiera es absoluta la división tradicional entre el andaluz occidental y el oriental (al que pertenece Málaga).
Uno de los rasgos característicos que se suele mencionar es la omisión de la s final, común en toda Andalucía. En la ciudad de Málaga se da sin apertura de la vocal, al contrario de lo que ocurre en las provincias de Granada y Córdoba.
López Mora también apunta que el ceceo “está siendo superado por la convergencia lingüística”, por lo que cada vez más se tiende a distinguir entre ese y ce. La ese, además, no suena exactamente igual que la castellana, debido a que la posición de la lengua es algo diferente.
Hay que estar aliquindoi para entenderlo todo
Aparte de la pronunciación, en Málaga hay expresiones y términos propios como los que se han comentado y recogido en Twitter al hilo del estreno de Malaka.
Algunos de estos giros ya habían sido popularizados en cadenas de correo electrónico y recopilados en artículos y libros como el Vocabulario popular malagueño, escrito por Juan Cepas, escritor, librero y académico fallecido en el año 2000. Aparte de los mencionados merdellón y perita: achuchaera (amistad intensa), hacer una piarda (no ir a clase), o estar aliquindoi (atento). Eso sí, López Mora recuerda que muchas de ellas no son exclusivas de Málaga, como en el caso de pechá (pechada, mucho).
Y eso por no hablar del cursillo que hay que hacer para pedir un café en la ciudad. Al menos a juzgar por la carta del Café Central de Málaga, que, tal y como contábamos en este artículo, recoge diez formas de pedir café, comenzando por el solo (todo café) y llegando a la nube (casi todo leche), pasando por puntos intermedios como mitad, corto o sombra.
Cada vez hay menos prejuicios al norte de Despeñaperros, como apuntaba López Mora, pero estas expresiones aún nos muerden el rollo, que es una expresión que significa "causar sorpresa" y que no sé si estoy usando bien.
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