Si estos días al dar una vuelta por los stories de Instagram has visto círculos de colores sobre las caras de tus amigos y un contador que va aumentando (si aciertan) es que están probando el filtro Color Blind, que en castellano significa daltónico, aunque no te revelará si lo eres. Este reta a distinguir cuál de los círculos que aparece en la pantalla es de un color distinto al resto. El objetivo es acertar el mayor número posible y, como cualquier filtro, se puede compartir con una foto o haciendo un vídeo para que tus seguidores vean qué puntuación has obtenido. Aunque se trata de un juego, según explica a Verne José Antonio Aznar-Casanova, catedrático de Percepción y Atención Visual de la Universidad de Barcelona, se parece a “una versión digital del test de láminas cromáticas que el doctor Shinobu Ishihara publicó en 1917”.
No todo el mundo es capaz de distinguir cuál es el círculo distinto, de ahí que algunos jugadores hayan evidenciado su frustración en redes sociales al no conseguir pasar de pantalla. Ser campeón del Color Blind no está necesariamente ligado a la capacidad de ver colores, por ejemplo, los tetracrómatas (los que son capaces de identificar muchos más colores de lo habitual) no tienen por qué resolver mejor el juego que un daltónico. De hecho, el nombre del juego no tiene nada que ver con la finalidad, que es únicamente ver quién identifica mejor o peor los colores, aunque sí es cierto que los colores elegidos coinciden con los que los daltónicos confunden.
Me podéis explicar cómo mierda diferenciáis esto pic.twitter.com/WtgXtulgVG
— Ibai (@IbaiLlanos) May 10, 2020
En Color Blind los factores ajenos al propio juego y a la visión del jugador son los más determinantes a la hora de dar un resultado. Aznar-Casanova explica que este tipo de contenido no tiene ninguna validez para evaluar la visión: “Un oftalmólogo o un optometrista tiene controlados factores que influyen y que en este caso no estamos contemplando, como la iluminación ambiental (si pasa el test de día o de noche), el estado de adaptación del observador, a qué distancia de los ojos pone el móvil…”. Si eres de los que cada día busca superar su propio récord en este juego y te preguntas si la capacidad para distinguir colores puede entrenarse, puedes probar a cambiar el ambiente en el que juegas y a hacerlo a distintas horas del día para que la luz varíe. Tampoco te olvides de alterar el brillo de la pantalla.
El creador del filtro, el artista de 33 años Eugene Soh, explica a Verne que hay que educar a determinadas audiencias como la de Instagram para que distingan qué es entretenimiento y qué no, y pone como ejemplo que aún hay personas que creen que sus rasgos faciales son los que determinan qué personaje de Disney o de Los Simpson son. Estos filtros a los que hace referencia se popularizaron a finales del año pasado y solo dan resultados aleatorios.
Soh dirige una agencia creativa desde Singapur y lleva probando este tipo de efectos en Facebook desde 2018. Cuando los filtros llegaron a Instagram, fue uno de los primeros probadores del mundo. El artista reconoce que no está “orgulloso” de que este filtro se haya popularizado, ya que cree que tecnológicamente es muy sencillo, y que le gustaría que los usuarios de la red social valorasen más otros más avanzados, como el 3D Face Invaders, un filtro con el que puedes convertirte en piloto espacial y disparar aliens gracias al escenario de realidad aumentada que ves en tu pantalla. Soh tardó dos meses en hacer este filtro, sin embargo para el de Color Blind solo necesitó una noche.
El artista cuenta que según los datos que le facilita Instagram, Color Blind ha tenido hasta esta semana 500 millones de impresiones entre las veces que la gente ha probado el filtro y las publicaciones utilizándolo. Soh reconoce que la idea original no es suya, sino que se inspiró en el juego de Facebook Lyto Different Color, muy popular entre su grupo de amigos, que fueron quienes le pidieron que lo replicara para Instagram. En un primer momento quiso llamar al filtro “Color Snob”, porque podía ser utilizado por diseñadores para probar si somos o no sensibles al color. “Pero la palabra snob no se entiende universalmente y tiene connotaciones negativas, por lo que opté por un término que se entendiera mejor, aunque puede ser un poco engañoso. Llamarlo ‘prueba de sensibilidad al color’ hubiese sido más correcto”.
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