Hay protestas diarias en Estados Unidos desde el 25 de mayo, cuando George Floyd murió asfixiado por la rodilla de un policía. A estas manifestaciones contra la discriminación racial se han sumado ciudades de otros países y, también, muchos usuarios de redes sociales, que han compartido mensajes de apoyo, como los recuadros negros de Instagram. Asimismo, ha habido quien ha compartido reflexiones sobre lo absurdo del racismo, algunos haciendo mención a un proyecto de la fotógrafa brasileña Angélica Dass que intenta mostrar lo difícil que es clasificar a las personas por el color de su piel.
La obra de @angelicadass es un canto a la diversidad, a la igualdad y a lo hermoso que es ser humano. Surgió de la perplejidad de escuchar en la escuela aquello de “la pintura color carne” como si solo hubiera un color carne. pic.twitter.com/3XVH7hAOLt
— Eduardo Sáenz de Cabezón (@edusadeci) June 3, 2020
"¿De qué color es un lápiz color carne?"
— Edwin A. Hernández Caraballo (@EAHCFotografia) June 2, 2020
El proyecto de #AngelicaDass responde a esa pregunta, y vale la pena recordarlo (¡y aprenderlo para quienes no lo sepan!), cuando la ignorancia se ha llevado la vida de #GeorgeFloyd.
(Fuente: https://t.co/uG4pgAOVsZ) pic.twitter.com/Nb8IPuLHdW
Son fotos de Humanæ, un proyecto de la fotógrafa brasileña Angélica Dass del que ya habíamos hablado con anterioridad en Verne. Este trabajo aspira a completar el catálogo de Pantone humano más amplio posible. Al ofrecer un espectro de colores tan variado, la autora quiere mostrar lo limitado que resulta dividir al mundo en cuatro grandes grupos raciales.
El proyecto arrancó en 2012 y no tiene fin previsto: sigue incorporando nuevas imágenes y continúa abierto a voluntarios. En 2016, cuando la autora habló de Humanæ en una charla TED, la iniciativa sumaba más de 3.000 fotografías a personas de 13 países y 19 ciudades diferentes. Cuando Dass presentó la iniciativa en Vitoria en diciembre del año pasado, la cifra ya llegaba a las 4.000.
En su charla TED, Dass contaba cómo este proyecto partía de su experiencia personal: “Nací en una familia llena de colores”. La piel de su padre es de “un intenso tono chocolate oscuro” y su madre tiene “piel canela con un toque de avellana y miel”. La de su abuela es “de porcelana”, pero la de su abuelo “estaba entre un tono vainilla y el tono del yogur de fresa, como mi tío y mi primo”. La fotógrafa explica que “creciendo en esta familia, el color nunca fue importante" para ella, pero las cosas cambiaron fuera del hogar. Por ejemplo, en la escuela “nunca entendí el único lápiz color carne. Yo era de carne, pero no era rosa. Mi piel era marrón y la gente decía que era negra. Tenía siete años y un lío de colores en mi cabeza”.
Con Humanæ quiere poner en tela de juicio las ideas preconcebidas acerca de raza y piel: “Es un intento por resaltar nuestros verdaderos colores de piel, en vez de los falsos: el blanco, rojo, negro o amarillo asociados a la raza”. Para hacerlo, primero fotografía a los sujetos sobre un fondo blanco. Luego elige "un cuadrado de 11 pixeles de la nariz", pinta el fondo de ese color y busca el tono correspondiente en el catálogo industrial Pantone. El proyecto se define como un “work in progress”, un trabajo en progreso. Según dice en su web, "solo acabaría en el caso de haber fotografiado a la población mundial al completo".
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