La pandemia y las restricciones al tabaco, una excusa para dejar de fumar

“Me alegro bastante de haberlo dejado con las restricciones que hay ahora"

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Coronavirus tabaco
Una persona fuma en una terraza en Andalucía, en una imagen de archivo. Europa Press

Sanidad decretó el 14 de agosto que no se puede fumar al aire libre si no se mantiene una distancia de dos metros en toda España, en una medida que han ido implementando las comunidades autónomas. Algunos fumadores aprovecharon el confinamiento para dejar el tabaco y se sienten aliviados de que estas nuevas normas sanitarias no les afecten y les ayuden además a no recaer. La Comisión de Salud Pública del Sistema Nacional de Salud ya advirtió en julio del riesgo de fumar y vapear: además de ser malo para la salud, aumenta el riesgo de contagiarse con el coronavirus. Además de eso, los fumadores corren más riesgos si enferman de la covid-19.

Hablamos con cinco exfumadores que después de años decidieron dejar el tabaco durante el confinamiento y la pandemia. Algunos dejaron de fumar por miedo al coronavirus y otros temen recaer. No obstante, a todos les alegra no fumar ahora que el Gobierno ha puesto restricciones al cigarrillo en el espacio público, como medida sanitaria por la covid-19.

"Todas estas nuevas medidas me producirían mucha ansiedad"

A Paula López, de 25 años, las restricciones le parecen bien. No le gustaba el humo ni cuando fumaba: “Me alegro bastante de haberlo dejado con las restricciones que hay ahora. No me gustaba nada rodearme de humo y siempre fumaba en la terraza de mi casa".

A todos los exfumadores con los que hemos hablado les alegra no tener que preocuparse por las nuevas restricciones ni tener que fumar con la mascarilla por debajo del cuello en lugares públicos. Toñi Caballero, de 62 años y residente en Fuenlabrada, se siente aliviada por no tener que sentirse señalada por fumar. “Todas estas nuevas medidas me producirían mucha ansiedad”.

Paula López dejó de fumar motivada por una tos muy fuerte que sospecha que puedo ser coronavirus

“No puedo creer que no haya recaído todavía”

A la mayoría de las personas consultadas, el miedo al coronavirus y a sus efectos los hizo tomar la decisión. A comienzos de marzo Paula López empezó a sentirse muy enferma, volvió a Almería y dejó su trabajo como representante de actores en Madrid. En ese momento, López pensaba que la tos tan fuerte que tenía era culpa de una gripe o del tabaco. Sospecha que tuvo coronavirus, pero nunca se ha hecho la prueba. “Nunca había vivido una tos así, no podía respirar. Me asusté bastante y dejé el tabaco para siempre”.

A Toñi Caballero le pasó una cosa parecida. Su hermana, que es enfermera, tuvo coronavirus y le advirtió de que a los fumadores el virus podía atacarles de forma más grave. Así que ante el temor de enfermar, dejó el tabaco después de 44 años. “Llevaba mucho tiempo queriendo dejar de fumar, pero no podía" Y añade: "En parte le debo a mi hermana haber dejado de fumar”.

Toñi Caballero ha dejado de fumar después de 44 años.

Uno de los propósitos de 2020 del madrileño Pablo Padilla, de 31 años, era dejar de fumar. El 2 de marzo fumó su último cigarrillo, aunque pensaba que iba a volver a recaer en unos días. Sin embargo, llegó una pandemia y no le dio tiempo a encenderse otro de fiesta con sus amigos, como temía. “No puedo creer que no haya recaído todavía”, afirma. Padilla nunca pensó que ese sería su último cigarrillo, pero el miedo al coronavirus le hizo tomar la decisión definitiva.

Ese mismo sentimiento lo comparte Jimena C, de 26 años. La malagueña trabaja como ingeniera en una empresa de construcción y siempre vivía corriendo de un lado para otro. Su trabajo iba primero y después su salud. Así que aprovecho el confinamiento, en el que se vio obligada a bajar el ritmo, para mejorar su salud. “Un fumador no es una persona libre, está esclavizado por el tabaco y valoro mucho mi libertad”, afirma la ingeniera, que prefiere no dar su apellido.

"Fue mucho más fácil dejarlo encerrada porque no veía a nadie fumar”

A Padilla le ayudó estar confinado para dejar el tabaco, porque se acabaron las noches de fiesta con amigos. Pero “también había una parte de fumar cocinando solo en casa, que me gustaba mucho, y esos ratos se potenciaron”. En cambio, a López, pasar el confinamiento con su pareja, que no fuma, la "ayudó mucho a dejarlo. Ha sido la clave. Fue mucho más fácil dejarlo encerrada porque no veía a nadie fumar”, explica. En esto coincide Caballero: “Al no estar con amigos no te da ganas de fumarte un cigarrillo, y eso es un punto a nuestro favor”.

Caballero se sigue sorprendiendo de la fuerza de voluntad que ha tenido. “Tenía un entretenimiento muy grande aquí en casa y es que estaba mi nieta y estaba ocupada con ella, y eso me ayudó muchísimo”, recuerda. “Antes me fumaba entre diez o quince cigarrillos al día estando en casa, pero esa cifra se podría duplicar si salía a cenar o a tomar algo”.

Pablo Padilla cumplió uno de sus propósitos de 2020 al dejar de fumar

Para Antonio Díaz, madrileño de 35 años que vive en Turín, acabar un paquete de tabaco de liar durante la cuarentena fue la excusa perfecta para dejar el tabaco. En su caso, acepta que no habría sido capaz de dejarlo si no hubiera estado encerrados. “El primer día fue el peor. Pero empecé a hacer ejercicio en las escaleras del edificio y a lavarme los dientes más a menudo y poco a poco se fue pasando”.

“Lo extraño casi todos los días"

Las ocasiones especiales como las bodas o celebraciones son el talón de Aquiles para muchos. “Volvería a fumar en algún momento especial. Mi voluntad es dejar de fumar de forma cotidiana, espero no recaer. Mis padres eran fumadores y mi madre siempre me dice que siempre seré un fumador que no fuma”, cuenta Padilla. En esto coincide López: “El tabaco no está en mi mente. Lo he desvinculado de mi vida. He dado un par de caladas bebiendo con amigos y no me ha satisfecho como antes”, afirma.

De 35 años, Antonio Díaz admite que aún echa de menos el tabaco

Caballero es mucho más rotunda al respecto. “Nunca volvería a fumar, ahora me siento mejor, salgo a caminar todos los días seis kilómetros”, afirma. Sin embargo, romper con este hábito no es fácil. Antonio Díaz todavía lo echa de menos. “Lo extraño casi todos los días porque al fin y al cabo es un gesto que repites muchas veces durante muchos años”, confiesa. Aunque después de cinco meses sigue sin fumar. Piensa que es lo único positivo que ha podido extraer de esta pandemia y no quiere estropearlo.

Las restricciones, un freno para evitar las recaídas

El Ministerio de Sanidad presentó una encuesta en mayo realizada a 17.000 personas durante el confinamiento cuyos resultados muestran que un 6,73% de los fumadores ha dejado el hábito, mientras que un 5,98% ha reducido su consumo en este periodo. La directora del centro de psicología y psicoterapia Elijo, Sonia Muñoz explica a Verne los posibles motivos de esta reacción en la población: “Los momentos considerados como de cigarrillo normalmente son para evadirse de una situación que crea ansiedad. Da aparente tranquilidad y desconexión. Recordemos que la dependencia física dura poco tiempo, la psicológica es más difícil de controlar. Por lo que dejarlo durante el confinamiento ha sido una decisión inteligente, ya que los hábitos sociales eran diferentes y la recaída a corto plazo disminuye notablemente”.

Ahora que hay más contactos sociales la recaída es más probable, explica Muñoz a Verne. “Crear hábitos de autocuidado aumenta la confianza y seguridad en uno mismo y la autoestima”, afirma. La psicóloga recomienda:

- Usar las restricciones de no poder fumar en la terraza o en la calle como freno y crear nuevas herramientas para no ceder ante la ansiedad.

- Se puede disfrutar de ese tiempo sin fumar, creando nuevas estrategias ante la ansiedad. Se puede hacer una lista para hacerlas conscientes y recurrir a ellas cuando sea necesario.

- Esos cinco minutos que dura el cigarro son cinco minutos que se usan para desconectar. Se puede intentar usar ese tiempo para dar una vuelta, salir a tomar el aire o simplemente descansar y recordar buenos momentos.

- En el caso que pase algo que dispare la ansiedad y se quiera cubrir al tabaco. La mejor solución es buscar el origen de esa ansiedad y analizar qué hace que nos sintamos así.

- La recaída forma parte de la desintoxicación, y eso no implica perder el control, solo hay que volver a dominar la ansiedad.

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