Sia arrasó en 2015 con su vídeo Elastic Heart . El secreto estaba en la aparente “pobreza” del envoltorio: no hay coreografías grupales ni vestuarios delirantes ni virtuosismos de academia. Solo mallas sucias y una jaula. Danza “paleolítica”, algo de interpretación y muchas convulsiones eléctricas. Los movimientos de Shia LaBeouf y la pequeña Maddie Ziegler han causado sensación, como demuestran los 600 millones de visualizaciones que lleva el vídeo en YouTube, y parece que de pronto miles de personas han descubierto que la danza existe y que, además, les gusta.
En plena locura por el vídeo de Sia, aunque siguiéndolo muy de lejos, hay otro vídeo de YouTube que ha despertado pasiones. La colaboración entre el artista David LaChapelle y el bailarín ucraniano Sergei Polunin ha conseguido en menos de un mes más de 6,8 millones de visionados. Polunin se ha hecho famoso para el gran público gracias a esta interpretación exquisita del tema Take me to the church, de Hozier, que se ha compartido de manera masiva.
Pero las coreografías siempre han estado ahí, como demuestran los siguientes vídeos, que son como para quedarse hipnotizado:
1. Pon un bailarín en tu videoclip
Desde que el mundo es mundo, es decir desde que Michael Jackson inventó la rueda y el fuego en Moonwalker y, por supuesto, mucho antes de Sia, muchos músicos han optado por usar la danza en sus videoclips. No se salvan ni los lánguidos islandeses de Sigur Rós. Sus canciones de 8 minutos como mínimo (ideales para el momento en que el Audi del anuncio traza un curva perfecta junto al acantilado) lo mismo valen para una escena de Juego de Tronos, que para un corto con historia de amor coreografiada. Decorado desolador, ruinas industriales, movimientos retorcidos de técnica perfecta que expresan angustia y soledad y clímax final en el encuentro de la pareja. Agarraos porque es un vídeo de 10 minutos.
2. “No me interesa cómo se mueve el ser humano, sino aquello que lo conmueve”
Esta frase resume muy bien la concepción que Pina Bausch tenía sobre el baile como expresión del alma. Siempre pegada a un cigarrillo, Pina reinventó el mundo de la danza moderna borrando los límites entre esta disciplina y el teatro. Quería que sus coreografías fueran obras de arte, expresiones estéticas del alma, de emociones reales, y para ello usó recursos dramáticos como diálogos o decorados en los que incluía tierra, agua y rocas. En la película Hable con ella, Almodóvar utilizó la grabación de una de sus coreografías más famosas, Café Muller, la única de sus creaciones en la que ella participó como bailarina.
Pero fue Wim Wenders quien exprimió cinematográficamente todo el jugo a la bailarina alemana (con gafas de 3D incluidas) en la película ‘Pina’. Es un originalísimo catálogo-homenaje que ejecuta las coreografías más importantes de la artista en espacios inéditos como el tren colgante de Wuppertal, minas a cielo abierto o casas de cristal. El tema principal de la película Lilies in the Valley, de Jun Miyake, tiene el contagioso ritmo de un tren de vapor in crescendo. ¿Es danza? ¿Es teatro? ¿O es simplemente la vida?
3. Prima Ballerina Assoluta
Me vais a perdonar, pero como bailarina frustrada que soy no puedo dejar de incluir en esta selección una pieza de danza clásica, o sea, ballet de toda la vida. Y puestos a elegir, mejor el clásico entre los clásicos: Maya Plisetskaya interpretando La Muerte del Cisne.
Esta bailarina rusa nacida en 1925 (su padre fue ejecutado bajo el régimen de Stalin y su madre, actriz de cine mudo, deportada a un gulag de Kazajistán), vive aún y tiene nacionalidad española desde 1989 (aunque vive en Alemania porque en España “no hay ballet clásico”). Coincidió con bailarines de la talla de Barysnikov, Margot Fonteyn, Nureyev, o Alicia Alonso, y sus interpretaciones de obras como El Lago de los Cisnes, La muerte del cisne (no confundir con la anterior), Don Quijote y Raymonda le llevaron a obtener el título de Prima Ballerina Assoluta del Bolsoi de Moscú en 1960, distinción concedida solo a 12 bailarinas en la historia por su talento excepcional.
De ella decían que tenía una personalidad arrolladora y un estilo inconfundible sobre el escenario y destacó por la altura de sus saltos -se la conocía como la reina del aire- y su inolvidable “port de bra”, es decir, su movimiento de brazos. Nunca nadie ha movido las alas como ella interpretando La muerte del cisne. Empieza la función:
4. ¿Pero de dónde salen estos bailarines de élite?
El Prix de Lausanne es uno de los certámenes más prestigiosos de danza, y todo bailarín que se precie y pretenda llegar a lo más alto tendrá que pasar por aquí en su más tierna adolescencia. Merece la pena ver este vídeo de Jisoo Park, una de las ganadoras de la edición de 2015. 17 años tiene la criaturita pero la ejecución, técnica e interpretación de esta coreografía de contemporáneo es arrolladoramente perfecta. Seguramente en unos años será la protagonista de algún videoclip cursi-lírico.
5. También hay danza en la calle
La danza no siempre implica expresiones profundas del alma, formas armónicas y líneas perfectas. El street dance engloba un sinfín de técnicas de baile que tienen su origen en espacios urbanos, aunque se han puesto tan de moda que ahora puedes encontrar clases de hip-hop, break-dance, funky, etc., en cualquier escuela de baile. El Urban Dance Camp es un taller internacional de street-dance en el que se juntan bailarines, profesores y coreógrafos de todo el mundo (no apto para principiantes, avisan en su página), e internet está plagado de sus vídeos. Atención a esos pequeños movimientos, aparentemente fáciles e incluso lentos, con los que la pareja engrasa la coreografía. El demoledor virtuosismo de la sencillez aparente.
6. Bailarines y coreógrafos: 2x1
Entre los jóvenes que vienen pisando fuerte en el mundo de la danza hay que mencionar a Nicolas Huchard. Este parisino de 28 años trabajó en el circo hasta que un día decidió que se quería dedicar a la danza. Desde entonces ha trabajado como bailarín con los mejores coreógrafos, entre muchos otros Maurice Bejart. En los dos últimos años nos ha sorprendido con coreografías propias de temas como Get Lucky versionada por Daughter o Night Air. Me quedo con esta coreografía de tintes étnicos de la canción Stimela de Wynter Gordon.
7. Esculturas de Miguel Ángel andantes
Roberto Bolle y Polina Semionova, son dos de los mejores bailarines actuales (ella consiguió el título de Prima Ballerina con 18 años, una de las más jóvenes de la historia). Esta coreografía de Marco Pelle comienza en una fábrica abandonada. Cuando la pareja se encuentra, vemos a dos hermosísimos cuerpos, como esculpidos por Miguel Ángel, bailando y amándose bajo la lluvia. Tanto, que el final es como la Piedad, literal.
8. Anuncios para bailar
La marca de vaqueros Diesel lanzó este genial anuncio en el que nos enseña diferentes tipos de bailes, de la A a la Z y nos anima a bailar. Su filosofía es que hay muchos estilos diferentes de baile y que todos son válidos si encuentras el que te gusta, a lo que yo añado que cierto, pero que también se requiere algo de talento y mucho trabajo y disciplina si quieres que te salga algo decente. Como decía la cabecera de la mítica serie ochentera Fama, con la que todos los que queríamos bailar crecimos fascinados: “La fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor”.
9. Producto nacional
Nacho Duato no necesita presentación, pero por si acaso: bailarín y coreógrafo en las mejores compañías del mundo (American Ballet Theatre, Ballet de la Ópera de París, Ballet de la Ópera de Berlín, Ballet de San Francisco o el Royal Ballet entre otros) y director artístico de la Compañía Nacional de Danza durante 20 años, donde apostó por la danza contemporánea frente a otras disciplinas más clásicas, lo que tal vez explica su polémica salida de la institución en 2010.
Esta pequeña pieza dentro de la serie que le dedicó al compositor Johann Sebastian Bach es una cápsula concentrada de belleza y elegancia, que asombra por su capacidad para transformar un objeto en movimiento. Lo peor, el título: Multiplicidad. Formas de Silencio y Vacío.
Bonus Track: Bailad lo que sea y como sea, pero bailad
Hay teorías que dicen que todos somos capaces de bailar, que es algo innato del ser humano y que en la época de los mamuts ya se hacían danzas tribales en honor a la madre tierra y a la vida, cosas que ahora mismo nos suenan a hippie trasnochado. Esta hipótesis me ha sido rebatida tanto teórica como empíricamente por amigos que son incapaces de dar un paso al ritmo de la música y que entran en pánico ante cualquier situación en la que tengan que mover su cucu.
Al final, nuestra realidad danzarina se aleja mucho de los vídeos que acabamos de ver, y se aproxima más a bailar como y donde podemos. Por eso quiero cerrar con este vídeo que me fascina -peinados y ropa aparte- por esa puesta en escena sin pretensiones, tan amateur y por ello tan cercana. Una escena que podría protagonizar cualquiera de nosotros intentando repetir delante del espejo un paso de baile que has visto por ahí. Bailar por puro divertimento o como diría Pina Bausch: “Dance, dance. Otherwise we are lost”. Por eso, y porque es un temazo de Miley Cyrus en versión cumbia bailado con muchísima gracia, también.
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