Ya nos lo dijo un comentarista cuando comenzamos con Abrapalabra: “Tendrán problemas cuando lleguen a la W”. Efectivamente, los hemos tenido. La W es la letra que menos palabras encabeza en el diccionario: apenas 28 en la última edición. Aproximadamente, el 0,02%.
Como explica el propio diccionario, esta consonante se usa para representar “el fonema consonántico bilabial sonoro -/b/- en palabras de origen germánico, como en Wamba, wagneriano, Westfalia, y en topónimos y antropónimos del polaco o el neerlandés, como en Kowalski, Van der Weyden, y una /u/ semiconsonante en los anglicismos, como en washingtoniano o whisky, además de en voces transcritas de otras lenguas, como en wau”.
La W fue la última letra en incorporarse al abecedario español, según recuerda este artículo de La Nueva España. Se incorporó oficialmente con la publicación de la Ortografía de 1969. “Llega a nuestro abecedario para representar fonemas de las lenguas germánicas, pero a muchos les extrañará que ya se usara en la Edad Media en la escritura de determinados nombres extranjeros”.
Muchas palabras con w en origen se habían incorporado antes al diccionario, pero cambiando la w por la v, como en el caso de vagón o váter, por ejemplo. Tal y como añaden en Curiosidario, “en las que la w ha sido sustituida por una v, el origen de las palabras suele ser inglés; mientras que suelen ser alemanas en las que ha sido sustituida por gu (guerra, gualda, guardia)”.
En algunos casos, la RAE ha propuesto adaptaciones al español, como en el caso de güisqui, cuyo uso recomienda, pero casi nadie sigue, como admite el Diccionario Panhispánico de Dudas, que añade que esta adaptación “permite evitar los errores frecuentes que se cometen al intentar reproducir la grafía inglesa. Deben desecharse otros intentos de adaptación poco arraigados, como wisqui. Para designar el establecimiento donde se sirven güisqui y otros licores, se recomienda el empleo de la forma güisquería: «Un intento de atraco ocurrido durante la madrugada en una güisquería»”.
La X es la penúltima letra que más palabras encabeza: 45, apenas el 0,05% del total. La letra tiene origen griego, si bien hay que decir que los griegos representaban el sonido /ks/ con un signo derivado del samek fenicio, dejando el signo X para el sonido gutural sordo /x/ correspondiente a la j del español moderno.
El Diccionario Panhispánico de Dudas explica que “en la Edad Media, la grafía x representaba un sonido palatal fricativo sordo, cuya pronunciación era muy similar a la de la sh inglesa o la ch francesa actuales. Así, palabras como dixo (hoy dijo) o traxo (hoy trajo) se pronunciaban [dísho] o [trásho] (donde [sh] representa un sonido parecido al que emitimos cuando queremos imponer silencio)”.
Este sonido arcaico “se conserva en el español de México y de otras zonas de América en palabras de origen náhuatl, como Xola [shóla] o mixiote [mishióte] (no en Xochimilco, en donde la x suena como /s/), y en la pronunciación arcaizante de ciertos apellidos que conservan su forma gráfica antigua, como Ximénez o Mexía”.
El diccionario añade que en el siglo XVI, este sonido evolucionó “hasta convertirse en el sonido velar fricativo sordo /j/, que en la escritura moderna se representa con las letras j o g (ante e, i)”.
La grafía se conserva en varios topónimos americanos, como México, Oaxaca y Texas, y en variantes americanas de algunos nombres propios de persona, como Ximena. Eso sí, todos estos nombres se han de pronunciar con sonido /j/. “También quedan restos de esta x arcaica en algunos topónimos españoles que hoy se pronuncian corrientemente con sonido [k + s], como Almorox, Borox, Guadix y Sax. Sus gentilicios respectivos (almorojano, borojeño, guadijeño y sajeño) demuestran que, en su origen, la x que contienen se pronunciaba /j/”.
Pero vayamos a las palabras. Con la W, destacamos las siguientes:
Wahabismo. Movimiento musulmán integrista que defiende una vuelta radical a la pureza del islam de los orígenes y se opone a todo tipo de innovaciones.
Walkman. Reproductor portátil de casetes provisto de auriculares. Viene de la marca registrada de Sony y lo curioso de esta palabra es que figura en el diccionario desde 2001, cuando ya nadie usaba estos aparatos.
Pero son tan pocas, que os dejamos las otras 26:
W. Wagneriano, na. Wahabí. Wahabita. Walkie-talkie. Washingtoniano, na. Waterpolista. Waterpolo. Watt. Wau. Web. Weber. Weimarés, sa. Wellingtonia. Wélter. Wéstern. Westfaliano, na. Whiskería. Whisky. Wifi. Wincha. Windsurf. Windsurfing. Windsurfista. Wólfram. Wolframio.
Y con la X:
Xenismo. Extranjerismo que conserva su grafía original; p. ej., software.
Xenoglosia. Glosolalia (lenguaje ininteligible). Don de lenguas (‖ capacidad sobrenatural de hablar lenguas).
Xerófilo, la. Dicho de un organismo vegetal: Adaptado a la vida en un medio seco.
Xilófago, ga. Dicho de un insecto: Que roe la madera.
Xiloprotector, ra. Dicho de un producto, de una sustancia, etc.: Que sirven o se emplean para proteger la madera.
Y estas son las otras 40:
X. Xantina. Xantoma. Xeca. Xecudo, da. Xeno-. Xenofobia. Xenofóbico, ca. Xenófobo, ba. Xenón. Xero-. Xerocopia. Xerocopiar. Xerofítico, ca. Xerófito, ta. Xeroftalmia. Xerografía. Xerografiar. Xerográfico, ca. Xeroteca. Xi. Xicaque. Xifoideo, a. Xifoides. Xilema. Xilo-. Xilofón. Xilofonista. Xilófono. Xilografía. Xilográfico, ca. Xilógrafo, fa. Xilórgano. Xinca. Xiote. Xóchil. Xocoatole. Xocoyote. Xolo, la.
Examen sorpresa: la V
*Texto redactado por Jaime Rubio con aportaciones de Mari Luz Peinado, Héctor Llanos, Gloria Pina, María Sánchez, Pablo Cantó, Anabel Bueno y Lucía González.
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