Jorge Ulloa tenía 21 años cuando decidió que si la televisión no quería su trabajo, se lo ofrecería al mundo gratis. Era noviembre de 2011, y este estudiante ecuatoriano de cine y sus dos compañeros de clase encontraron en YouTube la mejor venganza contra el sistema audiovisual de su país. La plataforma de vídeos no les pidió cifras de audiencia, solo un formulario de registro. Acababa de nacer Enchufe TV, un canal que tres años después ha conseguido casi nueve millones de suscriptores cumpliendo la promesa que se hicieron una tarde en la parte trasera de una camioneta: “Haremos vídeos que nos gustaría ver como espectadores, pero no una televisión alternativa”.
Su primera criatura se llamó El peor casting. Y fue un fracaso. Cuando se cansaron de pulsar F5 a la espera de que el contador de reproducciones se pusiera en marcha, ocuparon un cuarto en la casa de la tía de Ulloa, cogieron sus cámaras y ordenadores, y siguieron trabajando. Siete días a la semana, siempre después de la universidad. “Éramos estudiantes, teníamos cama y comida porque vivíamos con nuestros padres”, relata el joven a Verne, “no teníamos nada que perder”.
Cuatro meses después, en febrero de 2012 Ulloa recibió una llamada de su socio. “Esto está reventando”, le dijo. “Esto” era Misión carnaval, un vídeo en primera persona que combinaba el juego Call of Duty con una de las tradiciones de esta fiesta popular en Ecuador: lanzarse huevos de agua y harina por la calle. Ulloa y sus colegas, como tantos otros youtubers que se estrenaron hace algo menos de un lustro, recurrieron a los videojuegos como cebo. “En pocos días conseguimos más de 100.000 reproducciones, y eso que no teníamos mucha esperanza porque la gente suele aprovechar estos días para irse de vacaciones”, recuerda. “A partir de ahí solo podíamos crecer”.
La fórmula, experimental en aquel momento y con contados precedentes en los que fijarse salvo el canal Woki Toki, funcionó y sirvió de germen para Touché Films, la empresa que gestiona Enchufe TV. Continuaron estrenando dos vídeos a la semana, y sin olvidar su particular sentido del humor, comenzaron a prestar atención a las pautas que sus espectadores les dejaban en la sección de comentarios. “Esto es lo lindo de internet: te da un timón”.
Las visitas se multiplicaron (tienen piezas con más de 25 millones de reproducciones), pero llegó un momento en el que las ganas de estos tres jóvenes resultaron insuficientes para responder a la demanda. “Poco a poco fuimos creciendo y ahora somos 30 personas”, explica. Un equipo que puede llegar hasta 80 en días de rodaje, con una media de edad de 27 años, -Ulloa representa la franja más joven con 24-. Dedican tres meses a escribir la programación de un año de su canal. Es decir, 104 contenidos que se preproducen en un mes y se ruedan durante otros tres. Mientras hablamos, Ulloa da por cerrado 2015 y se prepara con sus compañeros para escribir 2016.
La llegada de nuevos miembros trajo consigo nuevas ideas, más vídeos, más dinero y los primeros problemas. No se trataba de crisis creativas, sino de los retos laborales a los que se tuvieron que enfrentar unos chavales sin conocimientos financieros. “Muchas personas que entraron con la convicción de que no querían dinero, que casi lo hacían por amor al arte, después cambiaron de opinión”, relata. Primero lidiaron con los rumores que persiguen (casi como una tradición) a los generadores de contenidos de internet: ganan más de lo que confiesan. Las especulaciones desembocaron en quejas por el reparto poco equitativo de los ingresos. Ulloa aún se ríe cuando recuerda las multas que tuvieron que pagar por violar determinados derechos audiovisuales y cómo afectó a esos supuestos pingües beneficios. “Al final, lo arreglamos todo sobre la marcha”, dice sin dar detalles, aferrándose a la improvisación de unos jóvenes amateurs empresariales.
Tres años después, Enchufe TV no ha renegado de su apuesta por la comedia. En concreto, por ponerle humor a la idiosincrasia latinoamericana en piezas breves con las que han conquistado a México (más de tres millones y medio de usuarios proceden de este país, su principal vivero de espectadores), Colombia, Perú, Ecuador y Estados Unidos. La mayoría de sus seguidores son jóvenes de entre 17 y 24 años, un 60% hombres, según los datos que extraen de YouTube. “Aunque cuando salimos a la calle nos reconocen señores más mayores y niños más pequeños”, dice Ulloa. La foto puede parecerse a la de un youtuber como elRubius, pero Ulloa, aunque muestra su admiración por él, aclara que esta etiqueta no les identifica. Prefieren definirse como generadores de contenidos o cineastas que están en YouTube.
El público joven ha impulsado el número de reproducciones y también un gran éxito entre los denominados actores tradicionales que no esperaban. Intérpretes con cachés de 20.000 dólares colaboran en los vídeos de Enchufe TV casi de manera altruista. “Les damos una repercusión internacional que no consiguen con sus proyectos audiovisuales”, reconoce. Y luego están los que se dejan convencer por sus hijos. “Conseguimos que Jorge Enrique Abello [hizo de Don Armando en la serie Betty, la fea] hiciera de Superman por la reacción de sus hijas cuando vieron a una de nuestras actrices”, cuenta. Abello les confesó que quería participar en un proyecto que provocara esa locura en un público al que le era difícil llegar. A cambio, ayudaron al actor a promocionar su obra de teatro en las redes sociales. “Es como un canje de exposición”.
Con todos estos mimbres, los proyectos de Touché Films se publican en YouTube, pero ahora también en televisión. Han conseguido que los que renegaron de sus ideas, les valoren tanto como para emitir vídeos de 21 minutos en programas de máxima audiencia en Ecuador. “Nuestro siguiente proyecto es una serie pensada para plataformas como Netflix y un largometraje”, adelanta. Y lo han conseguido simplemente cumpliendo la promesa que si hicieron aquella tarde: hacer reír a la gente, si puede ser tan fuerte como las carcajadas que Jorge Ulloa le sacó a su padre la primera vez que mostró en clase por qué quería dedicarse al cine.
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