Internet sale a la caza del cazador del león Cecil

El dentista estadounidense Walter Palmer está siendo el objeto de insultos, protestas y amenazas

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"Palmer el cazador furtivo. Basura asesina"
"Palmer el cazador furtivo. Basura asesina". REUTERS

Si uno busca en Google la clínica dental River Bluff, de Bloomington (Minnesota), se encuentra con unas valoraciones horribles, incluso para un dentista. Pero claro, se trata de la clínica de Walter Palmer, el estadounidense que viajó a Zimbabue y cazó al león Cecil.

En Google, su negocio cuenta con una valoración de una estrella y media sobre cinco, con más de 2.500 críticas. En Yelp, la misma valoración, con unos 500 comentarios, a pesar de que la plataforma ha borrado varios centenares. La mayoría de valoraciones negativas no son por cómo Palmer trata las caries, sino que se centran en su afición por cazar animales y coleccionar trofeos. Encontramos párrafos como los siguientes:

Lo que hiciste fue despreciable. Eres un ser humano cruel, egoísta, arrogante y sin corazón.

Tus acciones me ponen enfermo y no me puedo imaginar dar dinero a un dentista tan falto de ética y que cree estar por encima de la ley.

Espero que alguien le cuelgue de las pelotas y le dispare con un arco y lo deje ahí.

Eh, Walter Palmer, así es cómo los hombres de verdad disparan a animales.

Las protestas también han llegado a Twitter, donde se han publicado sus datos personales, incluyendo también su dirección, la dirección de su residencia de vacaciones y la página de Facebook de su esposa. Una búsqueda de "Walter Palmer" da resultado ejemplos como lo siguientes:

Más de 120.000 personas han firmado una petición en la web de la Casa Blanca para que el gobierno del país extradite a Palmer y que así tenga que hacer frente a las acusaciones de caza furtiva en Zimbaue. Esta otra petición en la web Care2, similar a Change.org, pide al presidente de Zimbabue que no conceda más licencias para cazar animales en peligro de extinción. Más de 700.000 personas la han firmado.

Carteles y peluches en la clínica de Walter Palmer. Adam Bettcher (AFP)
Glen Stubbe (AP)
Protesta frente a la clínica de Palmer. Adam Bettcher (AFP)

Las protestas no se han quedado en internet: la puerta de su clínica dental se ha convertido en un punto de encuentro de decenas de personas que han querido manifestar su repulsa por las acciones del dentista. Se ha convertido en un memorial por el léon: además de peluches de animales, hay carteles con mensajes como “púdrete en el infierno”, “Cecil, siempre vivirás en nuestros corazones”, “Walter Palmer: el carnicero de Bloomington” y “dejad que el cazador sea cazado”.

La casa del doctor Walter Palmer. El gran cazador no está aquí. No está en su trabajo. Seguimos buscando. #ElLeónCecil

Dicen que están cazando dentistas. Tiran leones de peluches como “cebo” cerca de la casa de Walter Palmer.

También ha habido protestas frente a su casa, donde están apostados periodistas y cámaras. Incluso se ha publicado la foto de una pareja, armada con pistolas de juguete y leones de peluche, que ha pasado por la calle de Palmer asegurando que son “cazadores de dentistas”.

No es la primera vez que internet carga contra un cazador de leones. La presentadora de televisión estadounidense Michelle Bachman y la joven texana Kendall Jones fueron criticadas en redes sociales tras publicar una foto suya junto a un león al que acababan de matar. The Guardian recoge otros ejemplos de cazadores (no sólo de leones) que fueron objeto de críticas en redes, incluyendo a Juan Carlos I.

Así anuncia en Twitter Kendall Jones su último vídeo de caza en Youtube.

Pero las protestas quedaron ahí: Bachman no sólo no escarmentó, sino que tiene una web y un programa de televisión dedicados a la caza. La página personal de Jones también cuenta con una sección dedicada a esta actividad, que además centra muchos de sus vídeos en Youtube. De hecho, en su bio se vanagloria de haber sido la persona más joven en cazar los Cinco Grandes (un rinoceronte, un león, un búfalo, un leopardo y un elefante blanco). La también cheerleader lo hizo con 14 años.

Es cierto que el caso de Palmer tiene algunas diferencias. No se trata sólo de que la caza de trofeos nos pueda resultar repulsiva, es que además en este caso fue ilegal. Tal y como recogía El País, los tres cazadores no tenían licencia y engañaron al animal para que saliera de la reserva. Eso sí, Palmer ha asegurado que creía que sus guías tenían todos los permisos necesarios. En su comunicado se refiere a la caza como “una actividad que amo y que practico de forma responsable y legal”.

Pero además, en este caso conocemos detalles no sólo del cazador, sino también del león. Se trataba de un animal conocido en la reserva y que, de hecho, llevaba un GPS porque formaba parte de un estudio de conservación de los felinos. Es más, los cazadores intentaron destruir este dispositivo con el objetivo de ocultar sus huellas.

También sabemos que Cecil tardó cuarenta horas en morir, ya que el primer disparo sólo le hirió. Y hemos leído que era el líder de dos manadas, que cuentan con otro león, seis leonas y doce cachorros. Es posible que otros leones les ataquen y, según recogía The Telegraph, lo más probable es que las crías mueran.

El león Cecil en el parque nacional de Hwange. Andy Loveridge (AP)

Asimismo, se nos ha explicado para qué cazó Palmer al animal: lo decapitó y se llevó su cabeza y su piel. Es decir, Cecil murió para que este hombre se hiciera fotos y colgara un trofeo en la salita de estar.

El currículum de Palmer también ha salido a la luz y no es muy halagador: sabe disparar desde que tiene 5 años y en 2008 fue declarado culpable por caza furtiva tras una cacería en Wisconsin en la que acabó con la vida de un oso fuera de la zona autorizada. En 2006 fue denunciado por acoso sexual por su recepcionista. Palmer llegó a un acuerdo y pagó a su empleada 127.000 dólares.

¿Es otro linchamiento en redes?

El caso de Palmer no es comparable a los linchamientos habituales en Twitter, como los que recoge Jon Ronson en su So You’ve Been Publicly Shamed. No se trata de que Palmer se haya visto obligado a cerrar su negocio y a esconderse por culpa de un tuit de mal gusto o de una foto sacada fuera de contexto. Aun así, resulta difícil saber si la respuesta es adecuada o si al menos servirá para algo, como se pregunta este artículo publicado en el Pacific Standard con el título “¿De verdad a internet le procupa el león Cecil?”.

El autor, Jared Keller, recuerda que esta ira es “totalmente comprensible”, pero manifiesta sus dudas respecto a si se traducirá en algún tipo de acción. Concluye con una recomendación: “Si estás enfadado por la muerte de Cecil, aquí tienes una idea: saca a Walter Palmer de tu cabeza y dona algo de dinero a una asociación conservacionista. Los Cecil del futuro te lo agradecerán”.

Las dudas de Keller son comprensibles: muchas veces las protestas online quedan en un par de tuits airados y en la satisfacción personal de poder decirnos a nosotros mismos que estamos en el lado de los buenos.

Esta conclusión de Keller es similar a la de Jimmy Kimmel: el presentador de televisión estadounidense dio un airado y también emotivo monólogo dedicado a reírse del dentista y a recordar a Cecil, llegando a preguntarse si es tan difícil para Palmer “tener una erección que necesitas matar un león”. Kimmel cerró su discurso aconsejando “sacar algo positivo de esta tragedia repugnante” y aconsejando hacer algún donativo a la Wildlife Conservation Research Unit de Oxford, los investigadores que seguían a Cecil y a otros leones africanos, para así contribuir a su labor y “mostrarle al mundo que no todos los americanos son como este gilipollas”.

Resulta difícil saber si el dentista podrá volver a abrir su clínica o si tendrá que mudarse, cambiarse de nombre y salir a la calle con peluca y gafas de sol. También resulta imposible decir ahora mismo si este hombre volverá a cazar cuando todo esto pase, que pasará. Quizás toda esta atención ayude a cambiar algunas cosas. Pero viendo los antecedentes, no sería extraño que Palmer incluso protagonizara su propio reality.

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