Como el metro de la Ciudad de México no hay dos, 11 experiencias que lo demuestran

Si eres de los que ha hecho del Sistema Colectivo Metro su segunda casa, seguro has vivido estas situaciones

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Atravesar la ciudad con cinco pesos es una de las razones por las que el Metro es el principal medio de movilidad en la Ciudad de México. Este sistema de transporte está conformado por 12 líneas y traslada diariamente a 5.2 millones de pasajeros que bajan (o al menos lo intentan) en una de las 195 estaciones de la red.

Ya sea que uses el metro para realizar distancias cortas o tengas que hacer un recorrido más largo para llegar a tu destino, sabes que hay situaciones que solo se dan en este lugar. Sin importar el color de la línea que utilices, estamos seguros de que has vivido o presenciado estas situaciones.

1. La música que proviene de tu celular se apaga de golpe y tú te sientes más liviano. No es un truco de magia, tampoco te quedaste sin batería. Sí, una de tus peores pesadillas se hizo realidad: tu bolsillo está vacío y ese celular que sacaste a 18 pagos ya no está. Toca publicar tu desgracia en Facebook y pedir a tus amigos que te vendan el que ya no quieren.

2. Si eres chaparrito sabes que tus viajes son... peculiares. Podría pensarse que si no superas el 1.56 de estatura podrías pasarlo mal si no alcanzas asiento, pero no necesariamente. Si lo ves del lado positivo, en algún punto de tu viaje dejarás de tocar el suelo y serás sostenido por los pasajeros que te rodean. De cierta forma, volarás. Disfrútalo.

3. Vives una escena de la película Gladiador. Si te toca transbordar en Chabacano, Tacubaya o Hidalgo (solo por mencionar algunas) sientes que eres parte de una secuencia de esta película. La lucha entre los que bajan y los que suben empieza, ¿sobrevivirás?

4. Te das cuenta de que una de tus mejores cualidades es la paciencia. Más cuando tienes que esperar varios minutos (que en tu cabeza son como 200 años) para que se cierre la puerta del vagón. Tu mientras tanto piensas: “¡Qué sabe la gente de paciencia si no se ha subido a la línea azul en Cuatro Caminos y ha bajado en Taxqueña! Nada.”

5. El conductor del tren juega con tus sentimientos y se sigue de largo. Has esperado el tren por más de 10 minutos y, en medio de la oscuridad, ves que una luz se aproxima. Te alistas, colocas tu mochila al frente para evitar sorpresas, pones tus piernas y brazos firmes para que nadie te tumbe y de repente... el bendito tren se sigue de largo. No te aflijas, otras 100 personas hicieron lo mismo que tú.

6. Conoces el código: “Nos vemos en la siguiente”. No tienes que pronunciar las palabras, una mirada es suficiente para que tu acompañante sepa que no pudiste subir al vagón. No hay problema, el legendario “Nos vemos en la siguiente (estación)” es parte de la memoria colectiva, así que mantienes la calma, tu acompañante se bajará en la siguiente parada y te esperará.

 7. Sabes que el vagón de las mujeres es solo para mujeres... o deberías. Los hombres saben que no deben subir al primer vagón del metro y los que lo intentan, no pasan desapercibidos. Día con día miles de mujeres experimentan acoso en este medio de transporte y por ello se implementó esta separación de vagones. Así que hombre: No lo intentes, el vagón de mujeres es de mu-je-res. Punto.

8. Vas de compras sin salir del vagón. En el metro encuentras de todo. Desde recopilaciones musicales que incluyen a Juanga, Joan Sebastian y al príncipe de la canción, José José, hasta pasta de dientes, selfie sticks, chicles, biblias de bolsillo, libros para colorear y de chistes, juguetes, audífonos, pilas que duran una hora, y películas variadas como El renacido de Leo DiCaprio o El Arracadas de Chente. No tienes que bajarte a comprar nada, los vendedores entrarán a ofrecerte un poco de todo desde la comodidad de tu lugar.

9. Sabes que tu cuerpo cabe en todos lados, sabiéndolo acomodar. Has aprendido que tu cuerpo tiene la capacidad de encogerse y expandirse a tu antojo, o más bien al antojo de los otros pasajeros. Descubres que tu espacio personal deja de existir en el momento en el que entras al andén. También aprendiste a dormir parado y a colocar bien las piernas para evitar estrellarte con alguien o terminar en el piso cuando el chofer frena abruptamente. Estos conocimientos te costaron años de práctica y más de una caída.

#metrociudaddemexico

Una foto publicada por Zeus torres (@oncezeustorres) el

10. Llegas a tener encuentros afortunados... o no tanto. Exnovi@s, compañer@s de clase, maestros y el exjefe que aún no has podido superar aparecen de repente. Cuando ya no hay nada de qué hablar, uno de los dos (el que baja primero) se despide y se pega a la puerta, al parecer no le importa que todavía falten 10 estaciones para llegar. Media hora después se volverá a despedir y, para rematar, la puerta permanecerá cerrada unos segundos.

11. Las clases de maquillaje nivel experto se imparten gratuitamente. Todos los días tienes la oportunidad de ver a mujeres de distintas edades maquillarse mientras el tren está en movimiento y sin importar cuántas personas las estén rodeando. Son unas profesionales. En ocasiones se enchinan las pestañas utilizando objetos como la tarjeta del metro o la tapa de una latita de Vaporub. Hay unas que hasta se delinean el ojo a la perfección ¡Aplausos!

Y yo que no se cerrar la boca para ponerme rimel! 😁😎 #México

Una foto publicada por Celeste Garcia M. (@celestegarciam) el

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