Un conductor decide compartir trayecto con tres desconocidos a través de una aplicación para móviles. El encuentro se torna incómodo casi de inmediato, cuando el dueño del coche descubre que sus compañeros de viaje no tienen buenas intenciones. Leyendo esta sinopsis, pocos espectadores imaginarían que los villanos de este cortometraje, con trama propia de un thriller, están interpretados por personas con Síndrome de Down.
Los tres minutos de película de Bla Bla Bla, que acaban de lograr una candidatura al Goya, intentan romper con humor negro los "estereotipos paternalistas" en torno a esta discapacidad.
Bruno Morante es psicólogo y director de uno de los centros de APADIS (Asociación de Padres de Personas con Discapacidad). En una de las visitas familiares de su hermano Alexis, cineasta que reside en Los Ángeles, surgió la idea de rodar un cortometraje con algunos de los miembros del centro que la asociación gestiona en Algeciras (Cádiz).
La premisa consistía en encontrar una historia "políticamente incorrecta y con un toque de comedia oscura que se alejara del tópico de personajes vulnerables y que inspiran compasión con los que el cine relaciona siempre al Síndrome de Down", comenta Bruno Morante a Verne al otro lado del teléfono. A pesar del tono empleado, el relato es también "cine comprometido y crítico que denuncia los problemas que enfrentan a diario asociaciones de discapacitados como APADIS".
No es la primera vez que un actor con Síndrome de Down opta a los premios del cine español. Pablo Pineda logró en 2009 la Concha de Oro del Festival de San Sebastián por su interpretación en Yo, también, cinta coprotagonizada junto a Lola Dueñas. También fue candidato al Goya.
La repercusión mediática de Pineda contribuyó a ofrecer otro punto de vista en torno a esta discapacidad, pero los protagonistas de Bla, Bla, Bla en cambio, comenten crímenes y pronuncian palabras malsonantes ante la cámara. Es un tipo de personaje que podría haber interpretado cualquier actor del cine español. "A la gente fuera del ámbito de la discapacidad le resultará chocante verlos en un rol ajeno al victimismo; a nosotros no", dice Bruno Morante.
El impulsor del proyecto tenía claro que este cortometraje "debía ser algo divertido y profesional, que sacara lo mejor de los chicos y abriera la mente de los espectadores". De hecho, los integrantes del centro no son ajenos a los escenarios y las cámaras. El arte como terapia forma parte de su vida. Tienen su propia compañía de teatro negro, inspirada en la tradición escénica de Praga, ruedan vídeos musicales y cortometrajes.
El único objetivo marcado con Bla Bla Bla era el de lanzar su mensaje y el cortometraje está disponible de forma gratuita y sin fines comerciales para ver de forma íntegra en plataformas como YouTube y Vimeo. Se concibió pensando en internet. Por eso su duración es de tres minutos y medio, uno de los requisitos que el festival online Notodo Filmfest exige a sus competidores. Se llevó cuatro premios en 2015 en este certamen y comenzó una vuelta al mundo por más de 70 festivales de cine que les han reportado más de una veintena de galardones.
"Ni se nos pasaba por la cabeza todo lo que hemos conseguido con este proyecto, así que no tenemos nada pensado en el caso de llevarnos el Goya. Los chicos están viviendo la candidatura como una fiesta, pero seguro que ya están ocupados con muchos otros proyectos de teatro y música, como antes de este cortometraje", confiesa Morante.
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