El emocionante discurso del marido del policía asesinado en París

“No siento odio, Xavier, porque no sería propio de ti”

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"Sufro sin odio". Estas fueron las palabras de Etienne Cardiles, viudo de Xavier Jugelé, el policía francés de 37 años asesinado a tiros en un atentado en los Campos Elíseos el pasado 21 de abril. 

Cardiles dio un emotivo discurso durante su homenaje, celebrado este martes con la presencia del presidente de Francia, François Hollande, y de los dos candidatos que se presentarán a la segunda vuelta de las elecciones, el socioliberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen.

El vídeo con transcripción en inglés colgado en Twitter por Channel 4 superaba las 900.000 reproducciones en menos de 18 horas y no era una excepción. El del diario francés Le Monde llegaba a los 3,5 millones de reproducciones en Facebook. Cardiles habla de su pareja de hecho, elogiando una vida "de risa y alegría, en la que el amor y la tolerancia eran tus prioridades indiscutibles". Recuerda sus planes de futuro y su afición al cine y a la música, además de su dedicación al sercivio público: "Ayudar a los demás y proteger a todos era parte de tu educación y de tus convicciones, y la tolerancia, el diálogo y la paciencia eran tus armas más poderosas". 

No tendréis mi odio

Etienne Cardiles

Transcripción del discurso de Etienne Cardiles en el homenaje a su pareja de hecho, Xavier Jugelé, víctima del atentado en París del 21 de abril.

Xavier, el jueves por la mañana, como siempre, me fui a trabajar y todavía estabas dormido. Durante el día hablamos de nuestros planes para irnos de vacaciones a un país muy lejano y me dijiste que estabas entusiasmado porque nunca habías ido tan lejos. Los detalles del visado y del alojamiento llenaban nuestros mensajes de una alegría aún más intensa desde que el martes reservamos nuestros billetes de avión.

Comenzaste tu servicio a las dos de la tarde, con ese uniforme para mantener el orden que cuidabas tanto porque tu presencia debía ser impecable. Tus compañeros y tú habíais recibido la misión de uniros a la comisaría del Distrito Octavo, donde debíais, como tantas veces, velar por la seguridad en la hermosa avenida de los Campos Elíseos. Te habían asignado el número 102 de la avenida, frente al Instituto Cultural de Turquía. Sé que este tipo de misiones te gustaban, porque eran los Campos, era la imagen de Francia, porque era la cultura lo que protegías.

En ese instante, en ese lugar, llegó lo peor. Para ti y tus compañeros. Uno de esos hechos que todos temen y que todos confían en que jamás ocurran. El golpe se te llevó. Tus compañeros fueron heridos, uno de ellos de forma grave. Se recuperan poco a poco, cosa que nos alivia. Todos están conmocionados.

Volví a casa esa noche sin ti, con un dolor extremo y profundo que a lo mejor un día no será tan duro, no lo sé. Este dolor ha hecho que me sienta más cercano que nunca a tus compañeros, que también están sufriendo, como tú, en silencio. Como yo, en silencio.

Sufro sin odio. Tomo prestada esta formula de Antoine Leiris [que perdió a su mujer en la sala Bataclan], cuya inmensa sabiduría frente al dolor admiré cuando leí y releí estas palabras hace meses. Es una lección de vida que me hizo crecer tanto que aún me protege hoy.

Cuando me llegaron los primeros mensajes diciendo que algo había ocurrido en los Campos Elíseos y que un policía había muerto, una pequeña voz me dijo que habías sido tú y me trajo de vuelta a esa frase generosa y curativa: “No tendréis mi odio”. No siento odio, Xavier, porque no sería propio de ti. Porque no se corresponde con nada que hacía latir tu corazón ni con los motivos por los que entraste en la policía. Porque el servicio público, ayudar a los demás y proteger a todos, era parte de tu educación y de tus convicciones, y la tolerancia, el diálogo y la paciencia eran tus armas más poderosas. Porque detrás del policía, había un hombre que se convirtió en policía por elección. La elección de ayudar a los demás, de proteger la sociedad, de luchar contra las injusticias. Esta misión noble de la policía que a veces se ve socavada.

Yo, como ciudadano, ya te admiraba antes de conocerte. Esta profesión de policía es la única que se menciona en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. En su artículo 12, dice: "Para garantizar los derechos del hombre y del ciudadano hace falta una policía pública", añadiendo un matiz que en estos momentos es políticamente importante: "Esta fuerza se instituye para la ventaja de todos y no para el uso particular de aquellos a quienes se confía". 

Esta era la visión que compartíamos de esta profesión, pero solo era una faceta del hombre que fuiste. La otra era la de un hombre lleno de cultura y alegría, que amaba la música y el cine. No dudarías en ir al cine a ver cinco películas en un día soleado de agosto. Preferirías la versión original, purista como eras, para así mejorar tu inglés, un idioma que querías dominar a la perfección. Ibas a los mismos conciertos una y otra vez, a veces siguiendo a un artista durante toda su gira. Tus estrellas favoritas eran Celine Dion, Zazie, Madonna, Britney Spears y muchas otras que hacían que nuestras ventanas vibraran. El teatro te transportaba a otro mundo en el que vivías plenamente. Todas las actividades culturales te interesaban. Verías las peores películas el día del estreno y hasta el final, con independencia de lo malas que fueran.

Una vida de alegría y risa, en las que el amor y la tolerancia eran tus prioridades indiscutibles. Viviste como una estrella, te vas como una estrella.

Me gustaría decirles a todos tus compañeros lo próximo que me siento a ellos. Me gustaría decirles a todos los agentes cómo he visto la siceridad en sus ojos y la humanidad en sus gestos. Me gustaría decirles a todos los que luchan por evitar que esto se produzca, que estos hechos pasen, que conozco sus sentimientos de culpabilidad y su sensación de fracaso, que deben continuar luchando por la paz. Me gustaría decirles a todos que tenemos testimonio de su afecto por tus padres y por mí, que estamos profundamente conmovidos. Me gustaría decirle a tu familia que estamos unidos. Y a los más cercanos, que estaban preocupadas por mí, que estaban preocupados por nosotros, que son magníficamente dignos de ti.

Me gustaría decirte que estarás en mi corazón para siempre. Te quiero. Seguiremos manteniendo la paz con dignidad. Y mantendremos la paz.

Tal y como recordaba The New York Times tras su asesinato, Jugelé estaba comprometido con la causa LGBT y formaba parte de Flag, una asociación para la defensa de los derechos de agentes gays, lesbianas y transgénero, habiendo participado en las protestas contra la prohibición de la "propaganda homosexual" por parte del gobierno ruso antes de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, en 2014.

Además de eso, Jugelé fue uno de los agentes que respondió al ataque terrorista de la sala Bataclan en noviembre de 2015 y estuvo en Grecia junto con otros policías franceses ayudando a los inmigrantes que llegaron a Europa de Siria y Afganistán en verano de 2015.

'No tendréis mi odio' como respuesta al terrorismo

No es la primera vez que un famliar de víctimas del terrorismo islámico en Francia responde con esta frase. La carta abierta del viudo de una mujer asesinada en la sala Bataclan, en el atentado de noviembre de 2015, ya incidía en que su pena y su dolor no se transformarían en odio. La escribió el periodista francés Antoine Leiris, quien después convirtió su testimonio en libro

"Robasteis la vida de un ser de excepción, el amor de mi vida, la madre de mi hijo, pero no tendréis mi odio (...) Queréis que tenga miedo, que mire a mis conciudadanos con recelo, que sacrifique mi libertad por seguridad. Habéis perdido” (...) “Por supuesto, estoy devastado por la pena, les concedo esa pequeña victoria, pero será de corto plazo (…) De hecho, no tengo más tiempo para dedicaros, tengo que ocuparme de Melvil que se despierta de la siesta. Tiene apenas 17 meses, se comerá la merienda como cada día, jugaremos como cada día y toda su vida, este niño les hará la afrenta de ser feliz y libre. Porque no, tampoco tendrá su odio”

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