La saturación de colores atrae la mirada hacia los retratos de los Payasos Danzantes de Coatepec (Veracruz), hechos por Luján Agusti. Detrás de los vestuarios y máscaras de estos curiosos personajes que participan en las fiestas religiosas del pueblo, la fotógrafa argentina colocó telas igual de llamativas, parecidas a las que ellos mismos utilizan para hacer sus disfraces. Esta serie veracruzana le ha otorgado a Agusti el premio Women Photograph, que reconoce el trabajo de mujeres de todo el mundo dedicadas a la fotografía documental.
“Con el colorido extremo de las imágenes buscaba generar un poco de confusión: lo que me pasó a mi cuando conocí a los payasos danzantes”, dijo la fotógrafa a Verne en entrevista telefónica. Agusti (Puerto Madryn, Argentina, 1986) ya vivía en la Ciudad de México cuando decidió mudarse a Coatepec, una ciudad pequeña ubicada a ocho kilómetros de Xalapa. “Se me hizo interesante la experiencia de vivir en un pueblo”, contó. “Había viajado mucho dentro del país y me di cuenta que México es muchos mundos: cada vez que sales de la capital encuentras algo increíble”.
Al poco de llegar a Veracruz con su familia, Agusti se topó con una procesión de payasos que bailaba avanzando hacia la iglesia del Calvario. “Me pareció muy extraño”, comentó la argentina. Más tarde aprendió que el grupo formaba parte de todas las fiestas religiosas del pueblo, desde Semana Santa hasta el Día de los Muertos. “Su danza es bastante libre”, describió. “El grupo tiene un líder que no está vestido de payaso, sino de conquistador español. Esta persona se encarga de organizarlos dentro de un espacio, pero ahí cada uno baila como quiere”.
Agusti comenzó a reunirse con distintas cuadrillas de payasos, como se les llama a los equipos de danza, para hacer los retratos y conocer más sobre su tradición. La fotógrafa ya había explorado el tema del sincretismo en México, o la fusión del catolicismo y la cultura prehispánica. Su serie titulada Salva tu alma (2015), es una investigación del culto a la Santa Muerte en la capital del país. En los payasos danzantes encontró una oportunidad para continuar su trabajo por la misma línea temática.
Aunque según la fotógrafa hay poca información sobre la introducción de los payasos a las danzas religiosas de Coatepec y Xico -el municipio vecino-, para ella es evidente que se trata de un ejemplo de sincretismo. “Es la representación de una figura muy europea, que es el payaso, apropiada con elementos muy mexicanos: telas muy coloridas y la danza”. También encontró que los propios participantes de la tradición no tenían muy claro el origen de su personaje: “Los muchachos no han podido explicarme por qué se disfrazan de payasos”.
Jesús Bonilla Palmeros, antropólogo y cronista de Coatepec, sostiene que la figura de los payasos es relativamente nueva en las danzas de la región. Lo escribe en un artículo que publicó en un medio local, donde también explica que las danzas fueron “introducidas en el siglo XVI como parte del teatro edificante, implementado por las órdenes religiosas en un intento por acercar a las comunidades indígenas a la religión católica”. La mayoría de ellas escenifican pasajes bíblicos o de la historia religiosa. En las distintas danzas participan otros personajes como Moctezuma, Hernán Cortés, La Malinche, los moros y los cristianos.
Otro investigador veracruzano, Obeth Colorado Morales, argumenta en su tesis que los payasos son elementos agregados de la danza que existen desde la llegada de los españoles, pero que antes se llamaban huezquixtles: “Chistosos que blandiendo un chicote hacen cabriolas y gestos a la gente… la contraparte mexicana de los bufones, juglares y enanos como personajes que divierten”, escribió Víctor José Moya -citado por Colorado- en Máscaras: la otra cara de México.
Luján Agusti planea continuar su investigación sobre el sincretismo mexicano con proyectos en Oaxaca, Michoacán y Sonora. Seguirá en México, dijo, porque le parece una país muy rico en historia, cultura y tradiciones. “En Argentina la mayoría de la gente es católica, pero la religión no está tan presente. En México la encuentras todo el tiempo: toda la gente ha tenido alguna experiencia paranormal. Eso me cautivó mucho”.
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