Cuatro extranjeros acostumbrados a las nevadas opinan sobre la reacción de los madrileños

“No salgáis de casa, os convertís en el problema”

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Una chica salta en el Parque del Retiro. EL PAÍS

Cuaja, luego existe. Por fin hemos visto de nuevo en Madrid la nieve. El lunes por la mañana los copos comenzaron a caer y las aceras, los coches y los parques no tardaron en vestirse de blanco esperando las fotos, los tuits y los stories de Instagram que la mayoría compartimos. #NievaEnMadrid se convirtió en trending topic desde media mañana y en Verne nos hicimos eco de tal acontecimiento.

Madrid estuvo lejos de parecerse a Oymyakon, el pueblo más frío del mundo, pero el día a día de muchos se vio alterado por los problemas colaterales del clima. Se llegaron a cerrar dos pistas del aeropuerto de la capital y el transporte público y las carreteras registraron algunos incidentes. Un día que muchos recordarán como “aquel 5 de febrero que nevó”. ¿Pero qué opinan aquellos que han crecido en Rusia, Suecia, Rumanía y Suiza y que están más acostumbrados a convivir con la nieve?

Suecia, Jonas Spolander: “Mi consejo es que admiréis el paisaje desde el sillón, con un buen chocolate caliente”

Jonas Spolander es sueco, se ha criado a 70 kilómetros del Círculo Polar y reside en Madrid desde hace 20 años. Se ríe cuando comenta cómo han reaccionado sus compañeros al ver la nieve cuajar: “Trabajo con muchos latinoamericanos que nunca habían visto nevar y se han puesto como locos, se lo están pasando como niños y eso es muy bonito”.

Reconoce que es normal que la ciudad se colapse, pero no ve necesario que Madrid se prepare mejor para las nevadas, “ya que solo ocurre uno o dos días al año y no todos los inviernos”. “Mi consejo para los madrileños es que se queden admirando el paisaje desde el sillón, con un buen chocolate caliente en la mano y sin salir de casa; no saben conducir o actuar ante esta situación y al final se convierten ellos en el problema”, asegura el sueco.

Rusia, Eleonora Kirss: “Es toda una hazaña lanzarse a la carretera sin neumáticos de invierno”

Eleonora Kirss fue una de las personas que se quedó atrapada durante 6 horas en la AP-6 a principios de año por la nieve. Es rusa y se ríe cuando habla de cómo afrontamos las nevadas en Madrid. “Deberían enseñar a conducir con estas circunstancias, a nosotros en Rusia nos lo enseñan en la parte teórica, tenemos conocimientos para reaccionar, aquí no”.

Además, a Kirss le parece “toda una hazaña” que los españoles se lancen a las carreteras nevadas sin un buen neumático de invierno: “No son nevadas enormes, pero los coches no están preparados, quizá si poco a poco se fuese introduciendo la costumbre de tener dos tipos de neumáticos, uno de invierno y otro para temperaturas más cálidas, se afrontaría mejor estos frentes”.

Rumanía, Ion Sebastian Bobit: “Solo es nieve, pero cada uno se emociona por lo que quiere”

“En Rumanía nieva de verdad. Lo de hoy -5 de febrero- en Madrid es un día tranquilo de invierno en mi país”, dice Ion Sebastian Bobit, que a sus 27 años lleva 12 viviendo en Madrid. Asegura que los madrileños “exageran muchísimo; esta poquita nieve no debería afectar tanto al día a día”. Pone como ejemplo el tráfico: “En Rumanía se conduce con nieve sin ningún problema. Aquí tienes el atasco asegurado. Hoy iba con mi madre en el coche y hemos visto otro apartado en el arcén. Se ha quedado mirándolo y ha dicho: esta gente se acojona con nada”.

Bobit asegura que en Rumanía la nieve se vive de otra forma: “Recuerdo que mi padre iba a trabajar con un metro de nieve”. Suena muy criticón, pero en realidad le parece “entrañable” cómo reaccionan los madrileños ante un poco de nieve: “Me parece muy bien que se ilusionen tanto. Solo es nieve, pero cada uno se emociona por lo que quiere”.

Suiza, Nina Bühlmann: “Cuando en mi país la temperatura supera los 30 grados ocurre lo mismo”

Esta suiza lleva 3 años viviendo en Madrid y, aunque desde pequeña ha visto nevar desde noviembre hasta a abril, cuenta a Verne que también ayer hizo fotos de la nevada. “Es normal que la gente se sorprenda, en Suiza cuando las temperaturas pasan de 30 grados la gente se queja muchísimo, las casas no están preparadas para ello y aseguran que no aguantan el calor”.

Bühlmann señala que los atascos que se suceden cuando nieva en la capital sacan lo peor de la gente: “La intolerancia de los conductores agrava el tráfico más que la nieve, existe una falta de respeto increíble en las carreteras. A veces veo a personas adultas con niños en los coches hacer cosas realmente peligrosas”.

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