10 cosas que he aprendido después de 6 años moderando comentarios en internet

Juro que, aunque parezca increíble, he visto a gente ponerse de acuerdo y aprender mutuamente

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Cedida por Ana Rosa
Cedida por Ana Rosa

A veces, me llevo las manos a la cabeza delante del ordenador. Otra veces, me sorprendo a mí misma hablando sola. Y, en los casos más extremos, me descubro soltando alguna palabrota. Podría decir que, a grandes rasgos, estos son los efectos secundarios de trabajar moderando comentarios en internet.

Antes de dedicarme profesionalmente a ello, apenas pasaba tiempo conectada. Más allá de Facebook, solo buscaba vídeos con música relajante para mis dos hijos pequeños. Y esas páginas, como podéis imaginar, no se caracterizan por lo exaltado de sus comentarios.

Sin embargo, después de seis años leyendo comentarios a diario, puedo decir que tengo algo parecido a un doctorado en las manías y obsesiones de la sociedad española. Porque los comentarios son el subconsciente de internet, el lugar donde afloran esos pensamientos que llevamos dentro, pero que socialmente ocultamos.

Estas son algunas de las lecciones que he aprendido en este supuesto doctorado.

1. La gente comenta menos las buenas noticias. Apenas recuerdo haberme encontrado comentarios que digan: "Tres hurras por el protagonista de esta noticia, que lo ha hecho de maravilla". Sin embargo, las noticias negativas desencadenan larguísimas discusiones que no se extinguen hasta la siguiente noticia negativa. Y así sucesivamente, creando una cadena que me lleva a pensar que España podría cruzarse saltando de noticia negativa en noticia negativa.

2. No sé qué parte del cerebro activarán ni qué reacciones estimularán (mi doctorado no llega a tanto), pero estoy convencida de que los comentarios tienen algo adictivo. Hay quienes se despiden tardísimo y a la mañana siguiente, bien temprano, ya están dejando comentarios. Y también hay personas que se pasan horas sembrando con sus comentarios absolutamente todas las cabeceras informativas, independientemente de la inclinación política que tengan.

3. Parecen animales en extinción, pero juro que he visto a gente, muy poca, sí, solo los elegidos, pero la he visto, salir victoriosa de una discusión en internet. Lo normal es que las personas expongan sus reflexiones de manera impermeable a las demás. No suele ser un diálogo propiamente dicho, construido a base de réplicas y contrarréplicas. Mucha gente ni siquiera se ha leído las noticias que comentan. Sin embargo hay instantes mágicos en los que dos personas se ponen a intercambiar ideas y ambos aprenden algo nuevo. En esos casos me encantaría colarme en la conversación y escribir :_____)

4. Hay usuarios, especialmente en los medios pequeños, que usan los comentarios como una red social. "Chicos, me desconecto un rato que voy a comer paella a casa de mi madre". Este tipo de comentarios me despiertan especial ternura, porque los usuarios parecen una familia. Una familia con muchos cuñados, cuidado, porque todos se conocen al dedillo: "Tu argumento contradice aquello que decías hace dos meses sobre...".

5. La mejor reacción posible a los trolls es ignorarlos. A estas alturas de la película, todos sabemos qué es un troll, esas personas que buscan hacer daño a los demás en internet. Nosotros los tenemos bastante fichados y los controlamos, pero siempre juegan al límite con las normas que impone cada medio, de manera que a veces dejan comentarios hirientes que no pueden ser eliminados. Así que nuestra recomendación es que los ignores, porque sus comentarios hirientes atraen más comentarios hirientes, igual que las pelusas del suelo tienden a juntarse, hasta emponzoñar toda la sección de comentarios.

6. Os lo prometo: los moderadores no mantenemos ninguna conspiración contra ningún usuario. En ocasiones, las noticias se llenan de comentarios dedicados a comentar la política de moderación de comentarios, creando una espiral que no lleva a ningún sitio. Por un lado, cada medio mantiene sus propias normas, que suelen estar a disposición de todos. Por ejemplo, estas son las normas de El País, uno de los medios cuyas noticias modera la empresa en la que trabajo. En esta otra noticia se habla de que este periódico recibe diariamente 13.000 comentarios, los cuales se someten a una moderación automática y manual. Como toda actividad, es probable que alguna vez se produzca algún fallo, que procedemos a subsanar tan pronto como podemos. Pero de ahí a que haya una conspiración, hay un buen trecho.

7. Como mencionaba antes, muchas veces envalentonados por el anonimato, volcamos en los comentarios pensamientos que socialmente no están bien vistos. Y eso provoca que, por ejemplo, afloren el machismo y el racismo que, aunque lo neguemos, seguimos teniendo como sociedad. Un caso muy claro lo encontramos en el trágico caso del pequeño Gabriel. Al principio, muchos comentaristas atacaron a su madre, señalándola como culpable y escribiendo auténticas burradas relacionadas con su condición de mujer. Y, cuando se detuvo a la supuesta responsable, esos mismos comentarios se transformaron en consignas racistas.

8. Cada cierto tiempo, el Centro de Investigaciones Sociológicas publica una encuesta sobre las preocupaciones de los españoles. Y yo me pregunto: ¿por qué no me lo consultan directamente a mí? Por ejemplo, si me enseñaran un comentario sobre el conflicto político en Cataluña, creo que sabría situarlo en el tiempo, ya que la fiereza y la extensión de los comentarios son un termómetro excelente para conocer en qué momento exacto nos encontramos.

9. El deporte es otro terreno donde la gente no está muy abierta al intercambio de ideas. No creo que exista un solo caso en la historia de la humanidad en el que alguien haya cambiado de equipo después de leer los comentarios sobre las bondades del equipo rival. En mi caso, lo confieso, no me gusta mucho el fútbol. Pero, además de medios de comunicación, modero los comentarios en los foros de algunos equipos de fútbol. Y siempre quiero que esos equipos ganen, porque el nivel de la conversación baja muchos decibelios en comparación a la derrota. Ya lo decía al principio: la gente comenta menos las buenas noticias.

10. Aunque a veces me sorprenda diciendo alguna palabrota como reacción a algún comentario horrible, estoy convencida de que los comentarios, bien entendidos, tienen efectos positivos, como democratizar la información y promover el intercambio de ideas. Así que os invito a todos a que hagamos un experimento y empecemos a sembrar internet de comentarios constructivos. Comenzando, por ejemplo, por esta misma noticia, que Verne es uno de los medios que modero, así que os estaré leyendo ;)

Texto redactado por Álvaro Llorca a partir de entrevistas con Ana Rosa Gallardo.

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