Cuando tenía 11 años empecé a lavarme las manos con lejía, concienzudamente, hasta hacerlas sangrar. Con 14, me costaba seguir la lección en el instituto y solía traspasar el papel de tanto repasar lo que acababa de escribir. A los 18, me resultaba imposible hablar con alguien sin repetir mis propias palabras y caminaba por la calle evitando a toda costa pisar las rayas del pavimiento. Estos y otros comportamientos pueden ser normales entre el aproximadamente millón de españoles que sufren Trastorno Obsesivo Compulsivo
Damián Alcolea, actor y profesor de teatro en Madrid, abrió un blog en 2007 para contar su experiencia con el TOC. Aunque entonces escribía con seudónimo se dio cuenta de "lo sanador que puede resultar compartirlo para quien lo cuenta y lo útil que puede ser para otras personas" encontrar testimonios como el suyo en internet. Por eso decidió también dar la cara.
Para contribuir a romper el estigma escribió la novela Tocados (disponible en ebook) sobre su experiencia y el pasado septiembre dio esta charla en el evento TEDxMadrid. Desde entonces el vídeo ha sido reproducido más de 37.000 veces. "Un montón de gente me contacta para hablarme de su historia o compartir casos cercanos de personas que se niegan a reconocer que lo sufren. Por eso es positivo el hecho de normalizar", explica en una entrevista a Verne.
Hasta hace poco, sin embargo, no le resultaba fácil hablar públicamente de su TOC. Ni siquiera lo sabían muchos de sus amigos, que se enteraron al ver el vídeo. Este trastorno, señala, "trae añadido un rasgo de excentricidad y de comicidad. Los propios rituales vistos desde fuera pueden parecer excéntricos, pero no tienen nada de cómicos. Es una existencia cargada de sufrimiento y muy difícil de llevar".
De niño sabía que algo le pasaba pero no comprendía qué era. Hasta los 13 no le diagnosticaron este trastorno que padecen en España cerca de un millón de personas, según las asociaciones de TOC. Sufrió acoso escolar y ha pasado épocas muy duras, pero tras años de terapia y con ayuda de medicación hoy, dice, puede hablar del trastorno simplemente como una parte de su vida, no como lo que la condiciona.
“Estamos educados para sentir vergüenza de las enfermedades mentales”, comenta. Echando la vista atrás es fácil recordar qué pasaba hasta hace unos años con la depresión o la ansiedad, que “antes eran también como una vergüenza y se les decía a quienes la sufrían eso de ‘pues sal de tu casa’, ‘ponte a trabajar’...”. Con trastornos como el TOC, todavía “cuesta mucho saltar esa barrera de vergüenza, de decirle al médico ‘me pasa algo que es raro’ “.
“La mayor parte de la población tiene manías de algún tipo, que si al dormir me gusta cerrar la puerta del armario o colocar así las zapatillas... Otra cosa son las obsesiones y compulsiones. Tienes que pensar si tienen un impacto poderoso en tu vida. Si lo tienen, entonces ve a un especialista”, aconseja.
Escuchar en la era de YouTube
Para el actor, formado también en Toastmaster Madrid (un club internacional, con origen en EEUU, en los que se practican las habilidades de hablar en público), era "un sueño" dar una conferencia en un evento TEDx.
Se trata de las ramas locales de las populares charlas TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño). Lo que comenzó como un evento anual en 1984 se ha desarrollado hasta llevar charlas sobre todo tipo de asuntos a YouTube. Un formato que recupera algo tan simple como detenerse a escuchar con atención la experiencia de otra persona, siempre con un tiempo máximo de 18 minutos. Una de las preferidas de Alcolea es la titulada El lenguaje corporal moldea nuestra identidad.
“Yo escribí el discurso pero el equipo organizador te aconseja y lo supervisa, y te aportan ideas geniales. Uno de los puntos más efectivos de mi guión es aportación de un miembro del equipo TEDx Madrid”, cuenta el actor. "Quería tocar a la gente de alguna manera para que se sensibilizaran con la historia y a partir de ahí poder informarles sobre una realidad", añade. Otra prueba superada: ahora forma parte de su rutina responder a todos los mensajes que le llegan.
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