"Calcetines, ni a 20 grados bajo cero" y otras 11 enseñanzas de Miguel de la Quadra-Salcedo

Se casó en Tokio para que no fuese nadie a la boda

  • Comentar
  • Imprimir

El periodista y aventurero Miguel de la Quadra-Salcedo, que falleció a los 84 años, acercó a generaciones de adolescentes de España y América Latina a través de su ruta Quetzal. De la Quadra-Salcedo fue un hombre curtido en mil viajes, que se movía ligero de equipaje y volvía con recuerdos de "olores y colores". Estas son algunas de las enseñanzas que deja como legado un hombre que defendía que "la austeridad, pasar hambre y frío forjan el carácter" y que vivió mil vidas, entre otras, la de deportista de élite, ballenero y reportero de guerra. 

1.- Sobre qué meter en la mochila para las aventuras: "Poca cosa. Cuando llueve, lo mejor es llevar una bolsa de plástico: te desnudas y metes la ropa en la bolsa y, cuando deja de llover, te la pones seca. Y, en cincuenta años, no me puse calcetines nunca, ni en verano ni en invierno a 20 grados bajo cero", contaba en una entrevista de 2010

2.- Por qué se casó en Tokio: "Para que no fuese nadie a la boda", decía. Él viajó en el Transiberiano y su mujer voló desde Madrid, y en Japón les casaron los Jesuitas en 1965. 

3.- Cómo decidió hacerse aventurero: de pequeño leía novelas de aventuras de Julio Verne, Emilio Salgari y otros. "Cuando acabé Moby Dick decidí que no pararía hasta visitar la isla de Mocha, en cuyas aguas estaba el famoso cachalote de la novela". Al final se hizo ballenero en Chile y cazó 44 cachalotes.

4.- Sobre internet, los ordenadores y los móviles: cuando le preguntaron en 2007 si navegaba por internet, contestó: "Nunca, nunca... ¡Dios me libre!". "No he apretado una tecla", decía sobre los ordenadores, y el móvil lo llevaba "por eso de estar más comunicado, por si pasa algo". "Oigo y hablo, nada más". Para el, la tecnología "había matado el misterio".

5.- Él prefería los libros: "Yo quiero leer, no ver ese malévolo internet. A mí me gustan los libros, y leer en la selva y taparme con una hoja enorme si llueve". En los útimos tiempos, cuando ya no podía viajar tanto, lo hacía a través de los libros: "La lectura es la aventura".

6.- Pero no se llevaba libros a sus viajes: "Yo leo los mismo libros que leen esos habitantes de todos esos países del mundo que yo veo y al que voy. ¿Sabes cuáles son? No. Las estrellas".

7.- Su visión sobre el dinero: "Si quieres ser feliz, intenta necesitar menos cosas. Ya lo dijo Sócrates". En el fondo no se consideraba austero, pero defendía que había "que necesitar menos" y bajar "el techo de necesidades".

8.- El circo, donde trabajó con Ángel Cristo de domador de leones y vivió con toda su familia, era para él "una universidad de la vida". "Una vida llena de ternura pero también de miseria y dureza medieval".

9.- Sobre vivir en la ciudad, en un piso: "No, ¡Dios me libre!, nunca viví en un piso. Eso de uno encima del otro es un hormiguero", decía. "Árboles, perros, ladridos, olores... Yo puedo vivir, casi, debajo de un puente".

10.- Así veía la política: "Las revoluciones hay que hacerlas con el estómago vacío, en cuanto el estómago se llena..." Esto lo aprendió, decía, después de entrevistar a líderes de movimientos de liberación que se corrompieron al llegar al poder. Nunca le tentó entrar en política porque "cambia a las personas".

11.- Su fórmula para no envejecer: "Encontré aquello que Ponce de León tanto buscó, el elixir de la eterna juventud. He descubierto que consiste en mantener la curiosidad y rodearte de gente joven".

12.- Sobre la ruta Quetzal: "Me siento como el flautista de Hamelin, llevando a los jóvenes tras mis pasos". "La Ruta se inspira en un programa socrático que se resume rápido: descúbrete a ti mismo y luego proyéctate", explicó.

* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!

  • Comentar
  • Imprimir

Comentar Normas

Lo más visto en Verne