El 20 de mayo pasado una adolescente de 16 años fue violada por 30 hombres en una favela de Rio de Janeiro, en Brasil. Un vídeo grabado por uno de los agresores se hizo viral y las redes se llenaron de comentarios machistas. Hasta el responsable del caso en la Policía cuestionó que se tratase de un acto sexual forzado y la abogada de la víctima pidió que le sacasen del caso.
Organizaciones feministas y defensores de los derechos humanos han tenido que recordar que la víctima nunca es culpable en una violación, frente a quienes acusaban a la joven de estar borracha y de ir buscándolo. Etiquetas como #30contra1 y #estruponãoéculpadavitima (la violación no es culpa de la víctima) han denunciado la situación del país, pero las movilizaciones no han sido solo virtuales. Una de las últimas ha sido la de la ONG Rio de Paz, que organizó una protesta en la playa de Copacabana este lunes.
En Brasil violan a 420 mujeres cada 72 horas. Al año, son alrededor de 50.000, según el IPEA (Instituto de Investigación Económica Aplicada de Brasil), que estima sin embargo que esa cantidad podría representar apenas el 10% de todos los casos, que no se suelen denunciar ante las autoridades.
En la instalación de la ONG brasileña se extendieron 420 bragas manchadas de pintura a modo de sangre sobre la arena, por cada una de las mujeres que son víctimas de abusos sexuales cada tres días.
Una activista con una mano roja pintada sobre la boca posa con semblante serio delante de una de las fotografías instaladas en la playa. Esa mano representa la doble violencia que sufren la mayoría de las mujeres violadas: además de ser agredidas son silenciadas en un entorno en el que los agresores tienen impunidad. “Mira cómo está. Sangrando. Mira por dónde pasó el tren. Por donde pasó el tren bala, por encima de todo”, dijo uno de los violadores de la joven de Rio en la grabación que se hizo viral.
Las imágenes de 20 mujeres impresas en paneles de 2x2 metros son del fotógrafo Jose Freitas, que las ha hecho bajo el lema Nunca me callaré. Los primerísimos planos de las modelos plasman "la angustia sufrida por las víctimas de abuso", según la organización.
Antonio Carlos Costa, fundador de Río de Paz, reivindicó durante el acto de protesta que "tan importante como la lucha contra el abuso a las mujeres es emprender acciones preventivas desde el poder público". Principalmente, exigió a las autoridades políticas de educación y protección en comunidades de bajos ingresos, donde se encuentran buena parte de las mujeres en situación de vulnerabilidad.
La campaña realizada en una de las playas más famosas del mundo intentar concienciar a la sociedad brasileña y las autoridades para terminar con la impunidad de los violadores. La sociedad civil exigen que los casos sean investigados y los culpables, condenados.
Los paneles y las bragas se instalaron a primera hora de la mañana del lunes, en presencia del autor de las imágenes. Según explicó Freitas a O Globo, la idea surgió después de que un amigo le sugiriese hacer algún tipo de acción tras la violación colectiva que conmocionó el país. "Hacer las fotografías fue un proceso difícil", dijo el fotógrafo, que explicó que las mujeres retratadas habían tenido algún tipo de contacto con el abuso sexual. "Cada modelo traía algo distinto en su interior: una estaba enfadada, otra lloraba de manera compulsiva".
Este lunes la adolescente de 16 años a quien se ha cuestionado ha podido sentir al menos el apoyo de las mujeres que han participado en este proyecto y de la ONG que lo ha puesto en marcha. El caso, además, ha avanzado a su favor. Un nuevo vídeo ha confirmado su versión de los hechos, ha demostrado su resistencia, y ha desmentido las declaraciones que dieron sus agresores. La policía ya no niega los hechos y concluye que la joven fue violada al menos dos veces.
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