El físico Kyle Cramner suele usar su perfil de Twitter para compartir con sus seguidores curiosidades relacionadas con su profesión. La semana pasada, quedó sorprendido por un efecto óptico que vio en el escaparate de un local neoyorquino. Mientras los carteles pegados al cristal muestran en la imagen los colores amarillo y magenta, su reflejo en el suelo es azul y verde, respectivamente.
Look at the colors on the wall and reflected / transmitted on the ground! Better than most science museum exhibits pic.twitter.com/vr2zMztCoc
— Kyle Cranmer (@KyleCranmer) 12 de julio de 2016
"¡Mirad a los colores de la pared y cómo se reflejan / transmiten en el suelo! Mejor que muchas muestras de los museos de ciencias", comentó el físico en Twitter.
El propio Cranmer regresó al lugar para recopilar más información, que está vez compartió en Twitter en formato vídeo. En la grabación se puede ver cómo van cambiando los colores en el muro en función del ángulo desde el que se mire y que los carteles están hechos de celofán transparente coloreado.
@KyleCranmer yea! ☀️popped out 🌈. Here's a good view pic.twitter.com/ykKNqIyyWZ
— Kyle Cranmer (@KyleCranmer) 13 de julio de 2016
Tal y como apuntan algunos usuarios de la red social, el material de los carteles parece funcionar como un filtro dicroico, lo que provoca un fenómeno llamado interferencia en láminas delgadas. En palabras menos técnicas, significa que, cuando la luz pasa a través de esos carteles, se dispersa: parte de ella se refleja en el suelo y parte cambia de dirección. De ahí el cambio de color.
¿En qué se basan para creer eso? Un segundo reflejo de luz blanca en el suelo demuestra en parte esta teoría. "En el caso de la foto, tenemos una pista importante para pensar que estos carteles actúan como filtros dicroicos. El azul y el verde son los colores complementarios del amarillo y el magenta. El color amarillo absorbe el azul y, similarmente, el color magenta absorbe el verde", explica a Verne Susana Martínez-Conde, directora del Laboratorio de Neurociencia Integrativa en la Universidad del Estado de Nueva York.
"Esta es una ilusión óptica y no visual, porque no es producto de procesos cerebrales, sino de las propiedades físicas de la luz, apunta Susana Martinez-Conde, que organiza el concurso de ilusiones ópticas The Illusion Of The Year Contest.
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