En los 20 años que Carlos Recarte O’Ryan lleva dedicándose a la búsqueda de directivos, una de las frases que más ha escuchado es “el inglés lo tengo un poco oxidado”. Es lo que suelen aducir, un poco avergonzados, algunos candidatos cuando les anuncia que la siguiente fase de la entrevista será en ese idioma. “¡Y a lo mejor es alguien que viene de trabajar dos años en Nueva York!”, dice este cazatalentos, socio director de Recarte&Fontenla Executive Search. Eso en las entrevistas personales, en las que no hay mucha escapatoria para el candidato. Cuando el primer filtro del proceso de selección es telefónico, al llegar el momento de comprobar que el nivel de inglés que figura en el curriculum se corresponde con la realidad, las excusas son más creativas.
“De repente les surge un imprevisto y te piden si les puedes llamar dentro de unos minutos, o te dicen que te devolverán ellos la llamada en otro momento. Alguna vez nos ha pasado que cuando empiezas a hablarles en inglés, directamente cuelgan”, relata.
Según el último barómetro CIS, el 59,8% de los españoles admite que no habla, ni escribe, ni lee en inglés. Un pésimo panorama si se tiene en cuenta que en el entorno globalizado de hoy, “saber inglés es una gran ventaja a la hora de conseguir un trabajo”, asegura Silvia Vallejo, especialista en el aprendizaje del inglés e integrante del equipo de asesores de la colección English in action de El País. Por esa razón, añade, “en nuestro curriculum vitae hacemos hincapié en ese elemento”.
A veces, quizá, demasiado hincapié. Los expertos señalan que inflar los conocimientos de inglés es algo habitual. Una fórmula que suele funcionar para estimar el verdadero nivel de una persona, explica Recarte, es restarle un grado al que afirma tener. “El que dice ser bilingüe, normalmente tiene un nivel alto; el nivel alto es un nivel medio; el medio es bajo, y si alguien pone en el curriculum que tiene ‘conocimientos elementales’, es que no tiene ni idea de inglés”.
Ese desajuste entre la realidad y lo que figura en el historial profesional no siempre vendrá provocado porque se sea un mentiroso compulsivo. A veces, simplemente, se peca de optimismo. “La única manera de saber bien cuál es tu nivel de inglés es poniéndolo a prueba con nativos u otras personas que no saben español. Si no, es posible que tu percepción de tu propio nivel no sea del todo exacta”, concede Vallejo.
Entonces, ¿qué hacer si no se sabe mucho inglés? Mentir será una mala idea porque hay altas posibilidades de que te cacen. Algunos entrevistadores serán inmisericordes. “Nos ha pasado que algún candidato se había aprendido de memoria los términos y lo relacionado con los aspectos técnicos de su puesto, y ha superado bien esa parte de la entrevista en inglés. Pero cuando hemos intentado mantener una conversación informal con esa persona, ahí ha pasado un mal rato”, comenta Carlos Recarte.
A veces, advierte Silvia Vallejo, no hará ni falta llegar a la entrevista. “Lo primero que nos van a preguntar sobre nuestro inglés es dónde lo hemos aprendido y practicado. Si nuestra experiencia profesional no respalda el nivel que afirmamos tener, resultará sospechoso”. En una ocasión, continúa, “buscando traductores especializados, nos escribió un chico diciendo que él sabía mucho inglés porque había trabajado de camarero en Sitges”.
Los expertos abogan por la transparencia. Si no se sabe mucho inglés, lo mejor será admitirlo abiertamente. Eso sí, destaca Vallejo, dejando claro que se está poniendo remedio. “Puedes demostrar tus ganas de aprender indicando en el propio curriculum los cursos que estás estudiando, si haces intercambios con parejas lingüísticas, ves películas o series en versión original, estás en clubes de lectura o te comunicas en inglés en tus redes sociales”. Aunque, avisa Carlos Recarte, para según qué puestos, “lo normal es que las empresas no te esperen hasta que hayas aprendido suficiente inglés. ¡Así que ya puedes ponerte las pilas!”.
Nivel de inglés y curriculum
Consignar el nivel de inglés en el curriculum vitae implica algunos básicos irrenunciables, como intentar no cometer faltas de ortografía. Una flagrante pero frecuente, indica Ana Gómez, responsable de Recursos Humanos del portal de empleo Jobandtalent, es poner “english”, con minúscula (en inglés los idiomas se escriben siempre con mayúscula).
Silvia Vallejo recuerda que en los historiales laborales se acostumbra a considerar el nivel de inglés como un todo, algo que puede restar opciones al candidato. “No será lo mismo el nivel que precise un dependiente de una tienda que recibe con frecuencia a clientes extranjeros que el de un programador que no tiene contacto con el público y se limita a consultar cuestiones técnicas en Internet”.
En estos casos, aconseja Gómez, conviene despiezar el idioma en habla, escucha y comprensión. “Será especialmente útil para aquellas personas con un nivel intermedio, que tienen un buen dominio de la comprensión o de la escucha pero no tanto del habla porque no han tenido ocasión de desarrollarla”, argumenta.
Desde Jobandtalent recomiendan también acompañar el nivel de inglés con un certificado o título que lo acredite (ESOL de Cambridge, TOEFL, IELTS…) y su fecha de expedición. “En el caso de que el idioma sea acreditado por la Escuela Oficial de Idiomas u otras academias independientes, habrá que incluir el nombre de la escuela y la fecha en que se aprobó el examen”, apunta Gómez.
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