El 10 de septiembre, un grupo brasileño de presión online, el conservador Movimento Brasil Livre, logró que se cerrase antes de tiempo una exposición de cultura queer que se había inaugurado escasos días antes en Porto Alegre, alegando que mostraba imágenes "de zoofilia y pedofilia". A partir de entonces se han venido sucediendo similares denuncias por museos en todo el país. En Campo Grande la policía llegó a aprehender una obra.
Esta oleada de homofobia no solo afectó a los museos, sino que también se extendió al teatro. En una ciudad del Estado de São Paulo, un juez prohibió la representación de la obra El Evangelio según Jesús, reina del cielo, en la que Jesucristo vuelve a la Tierra travestido, pese a que ya se había visto en otras ciudades.
La gota que ha colmado el vaso ha llegado esta semana, cuando un juez dictó un auto en el que acepta como legales las pseudoterapias de reversión sexual. Este auto se suma a la campaña protagonizada por un diputado del Congreso Nacional, Ezequiel Teixeira, quien lleva meses promoviendo un proyecto de ley que defiende las terapias para acabar con el "trastorno de orientación sexual" y garantizar el "derecho a la modificación de la orientación sexual en atención la dignidad humana".
La vuelta de la conocida como "cura gay" a los titulares ha provocado una espectacular reacción en redes sociales, con decenas de miles de mensajes en defensa de la libertad sexual. El hashtag #TrateSeuPreconceito ("trate su prejuicio") llegó a convertirse en tendencia mundial en Twitter. Artistas muy populares en el país, como las cantantes Anitta y Preta Gil, o la actriz Taís Araújo, publicaron vídeos de protesta. A esta campaña también se han sumado otras personas con repercusión internacional, como parte del reparto de RuPaul's Drag Race.
En redes, algunos usuarios han compartido sus historias personales en esta nación que junta tanto colectivos LGBTQI rabiosamente militantes con otros ultrarreligiosos. Otros han comentado con rabia el retroceso implícito en ese auto (Brasil es, de hecho, uno de los tres países del mundo que prohíben expresamente estas pseudoterapias, junto a Ecuador y Malta). Otros han sacado su espíritu jaranero para destruir al enemigo con bromas. Y todos, en fin, recuerdan que el amor nunca es enfermedad: solo puede ser la cura.
Llevo desde los seis años luchando conmigo mismo por pensar que nací mal en este mundo, pensando que ni Dios me amaría. Oía a esas personas que decían que era una abominación, una vergüenza. En lo peor de mi desesperación fui a un psiquiatra y le pedí que me diese una cura para ser hetero. Hoy estoy curado. Curado de la homofobia que me asoló toda mi infancia y mi adolescencia. Hoy tengo fuerzas para escribir que SER LGBT NO ES UNA ENFERMEDAD. No quiero su aceptación y no voy a pedirte nada. La única cosa que voy a ordenar es que ME RESPETES.
Cuando era pequeño y oí cómo los compañeros del colegio decían que parecía un mariquita, me entraron ganas de ser diferente. Cuando me desvié (varias veces) del camino a la panadería o al mercado para no tener que pasar delante de un grupo de niños y volver a oír lo de siempre, me entraron ganas de ser diferente. Cuando preferí rodearme de chicas para no sentirme intimidado ni tener que aguantar bromas innecesarias por ser como soy, me entraron ganas de ser diferente. Cuando mis amigos del colegio empezaron a tontear y a enrollarse, me entraron ganas de ser diferente. Cuando empecé a frecuentar un ambiente más religioso que decía que yo era una maldición a los ojos de Dios, me entraron ganas de ser diferente. Cuando me vi acorralado en una situación que me obligó a decirle la verdad sobre mí a mis padres, me entraron ganas de ser diferente. Cuando se negaron a alquilarme una casa nada más oír que yo pretendía vivir con mi novio, me entraron ganas de ser diferente. Y cada vez que oigo que alguien disminuye la importancia de mi relación usando palabras como "compañero" o "amigo" para hablar de novio, me entran ganas de ser diferente. Hace falta mucho trabajo y pasar por un proceso muy doloroso para darte cuenta de que no somos nosotros los que necesitamos ser diferentes y encajar en los dictámenes de los valores familiares y fundamentos religiosos. Es la sociedad la que precisa aprender a tratarnos de manera diferente.
Buenos días. Soy psicóloga clínica y maestra en análisis del comportamiento. Hace tres años, la Cámara de los Diputados debatió la aprobación de lo que luego se conoció como la "cura gay". Grosso modo, querían levantar el veto para que los psicólogos y otros profesionales de la salud mental traten la homosexualidad (lo que están prohibido desde hace 18 años). Fui a una manifestación de personas contrarias a esta idea e hice este cartel (en la foto se lee "Y qué tal una cura para el fanatismo religioso?"), fui fotografiada y publicada en algunas páginas del Facebook de la época. La reacción contra esa idea fue tan grande que el proyecto fue archivado y fin de la historia. (...) Diputado Ezequel Teixeira, déjeme que le cuente una cosa. Sentirse atraído por alguien del mismo sexo no implica ningún sufrimiento inherente. Lo que hace que estas personas sufran, y profundamente, es la existencia de gente como usted. Por favor, céntrese en algo positivo y útil para la sociedad. Gracias [Este post se publicó originalmente el 6 de marzo de 2017. La ola de homofobia que sufre Brasil ha provocado que vuelva a compartirse].
Si algo que me enorgullece es ser LGBT. ME puedes llamar bollera, me puedes llamar bisexual, pero no me llames hetero porque para eso no tengo ropa.
Ya fui difícil aceptarme a mí mismo como para tener que ver cómo gente que no vive nuestra realidad me llama enfermo. ¿Cuántos amigos habré perdido, por el hecho de querer feliz?
#curagay melhores cartazes q eu vi hoje kkkkk pic.twitter.com/njfAENBdF5
— Brenda (@brendsdp) 19 de septiembre de 2017
Los mejores carteles que he visto hoy: "Tengo un amigo GAY y no necesita una cura, necesita una cola"; "Si esa cura gay es por la Seguridad Social, lo siento pero vamos a morir maricas"; "Diputado, hágame un parte que hoy me he despertado medio lesbiana".
Como cada acción provoca una reacción, también los colectivos homófobos han compartido imágenes en redes sociales que dejan clara su postura:
Destruyeron nuestra música. Destruyeron nuestro arte. Destruyeron nuestra visión religiosa. Destruyeron nuestra política y moral exterior. Están a un paso de acabar con lo que queda de las familias. ¿Y quieres que nos quedemos callados?
Los colectivos homófobos también han dejado mensajes en Grindr, la popular aplicación de citas para gais, como muestra el siguiente pantallazo:
AHORA ES LEY!!!!!! SE ACABÓ LA BROMA!!!! Los heteros no tenemos por qué aguantar la moda gay. Estáis enfermos, lo dice la ley y la psicología! Ahora MORID escondidos y haciendo vuestras desfachateces inmorales solo en vuestra casa porque si no vais a acabar presos o en hospitales mentales!!!!!!! Puedes buscarlo en Google.
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