Greta Gerwig opta este 4 de marzo al Oscar a mejor dirección. Es la quinta mujer en 90 años de historia de los premios. Sus antecesoras son Jane Campion (1994), Sofia Coppola (2004) y Kathryn Bigelow (2010). Antes de ellas, la italiana Lina Wertmüller fue la primera en convencer a la Academia de Hollywood. No lo tenía fácil: lo hizo en 1976, con una película extranjera y una mirada crítica que desafiaba al capitalismo y al patriarcado.
De ascendencia suiza y linaje aristocrático, Lina Wertmüller (Roma, 1926) logró dirigir cine siendo mujer y rodando historias poco complacientes, sobre la lucha de clases y la injusticia de género. De eso trata buena parte de su filmografía, incluida Pasqualino: siete bellezas (1975), la cinta con la que hizo historia en los Oscar.
El género al que se dedicaba era tan particular como las gafas de pasta blancas que luce desde hace décadas. Daba un giro a la comedia italiana de la época añadiéndole una elevada carga política e intelectual. También rodó un spaghetti western, titulado Il mio corpo per un poker (1968), bajo el seudónimo masculino Nathan Wich.
"[En los 70] Había un acalorado interés por aspectos socioeconómicos y políticos que eran algo intensos y aburridos. De repente, surgió de la nada la primera película de Lina [I basilischi]. Retrataba con frescura esa vida provinciana tan propia del sur de Italia; era una representación muy poderosa del chovinismo masculino", recuerda el sociólogo italiano Domenico De Masi en el documental dedicado a Wertmüller Behind the White Glasses (2015).
En Mimí, metalúrgico herido en su honor (1972), título que bien podría pasar por una película de Alfredo Landa, Wertmüller muestra varias escenas de violencia doméstica. El protagonista es un hombre casado que abandona Sicilia y se muda al norte (Turín) huyendo del paro. Encuentra un puesto de trabajo en una empresa metalúrgica y, de paso, una amante comunista. Cuando descubre que su esposa espera un hijo de otro, regresa a Sicilia con ansias de venganza.
Para denunciar la situación de desventaja de la mujer, Wertmüller situaba a menudo a sus personajes femeninos en situaciones brutales. Un sector del feminismo de la época no comprendía o no compartía estos métodos y por eso no consideraba a la directora como parte del movimiento. El sentimiento era recíproco, comentaba ella en una entrevista reciente.
Al triunfar en un mundo de hombres, la lista de personas que definieron parte de su carrera está llena de nombres masculinos. Por un lado, Federico Fellini, quien contó con ella como asistente de dirección de un clásico como 8 ½ (1963). La italiana heredó de él su gusto por lo grotesco y un sentido del humor bastante oscuro.
Filmografía básica
- I basilischi (1963)
- Mimí metalúrgico, herido en su honor (1972)
- Amor y anarquía (1973)
- Insólita aventura de verano (1974)
- Pasqualino: Siete bellezas (1975)
- Camorra (1985)
Su aliado ante la cámara fue Giancarlo Giannini, actor que interpretó bajo sus órdenes a un amplio catálogo de personajes que dejaban en evidencia la hipocresía sexual de la sociedad italiana.
Wertmüller compitió por el Oscar con tres grandes del cine: Alan J. Pakula, Sidney Lumet e Ingmar Bergman, con quien se le ha comparado a menudo. El premio se lo llevó John G. Avildsen como director de Rocky, la película de moda. La nominación de la italiana llegó 17 años antes de la de Jane Campion, la segunda mujer que optó al galardón por El piano.
Aunque su nombre no es muy conocido entre las nuevas generaciones de espectadores, sí lo ha sido para iconos mediáticos como Madonna. En su poco fructífera lucha por convertirse en una legítima estrella de cine, eligió una de las historias de Wertmüller para que Guy Ritchie rodara una versión en la que la cantante pudiera brillar. Insólita aventura de verano (1974) se convirtió entonces en Barridos por la marea (2002).
La historia de la película original se centra de nuevo en la lucha de poder entre géneros y clases sociales. Una aristócrata de lo más clasista termina en una isla desierta después de que unas vacaciones en yate no salgan como espera. Su única compañía es la de uno de los miembros de la tripulación, cercano al comunismo y bastante machista. Ella acababa enamorándose de él, lo que volvió a despertar críticas por la forma de entender el feminismo de Wertmüller.
Cuando se le pregunta el por qué hay tan pocas mujeres con opciones a galardones como el Oscar, la italiana tiene una opinión clara: "Demasiados hombres en los comités que deciden esos premios y en todos los comités en general. De todos modos, los premios son como mariposas de colores, que terminan volando lejos".
Así es la cinta que le llevó a los Oscar
Pasqualino: Siete bellezas es el viaje tragicómico de un hombre en la Italia de Mussolini. Pasqualino, de rancios valores y aspiraciones propias de un gánster, mata al novio de su hermana prostituta. Quiere salvaguardar el honor de su familia. Para evitar ir a la cárcel, se alista en el Ejército.
Un intento de deserción fallido le lleva a un campo de concentración alemán. Allí sobrevive precisamente prostituyéndose ante la lujuria de una oficial nazi algo sádica. Cuando regresa a casa, descubre que sus intentos por proteger las apariencias no han servido de nada: en su ausencia, sus siete hermanas han terminado dedicándose a la prostitución.
Su protagonista es interesado, cobarde, muy chulesco y sin valores reales. La cineasta mostró en esta película los comportamientos más bajos del ser humano desde el prisma deformado de la sátira.
"Mi principal objetivo era subrayar el trasfondo de mis personajes mediante el uso de la ironía para describir los vicios y defectos del ser humano. Siempre he pensado que el humor es la clave apropiada para abordar temas políticos en una película, incluso si su historia es trágica y muy grave. Mis relatos grotescos no podrían existir sin la combinación de humor y tragedia", decía Lina Wermüller en 2017 mientras hacía repaso a su carrera para el Chicago Sun Times.
* También puedes seguirnos en Instagram y Flipboard. ¡No te pierdas lo mejor de Verne!