¿Dormir o ver a los amigos? Cómo conciliar vida social y trabajo nocturno

"No existen los fines de semana en mi vida", dice Almudena, enfermera en el turno de noche

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Una mujer trabajando en un bar
Una mujer trabajando en un bar.

Quien trabaja en turno de noche paga un peaje. Lo nota su cuerpo y su salud, que puede sufrir cambios hormonales y trastornos digestivos derivados de la falta de sueño y de vivir con los horarios de luz equivocados. Pero también tiene un coste en lo personal. La vida social se limita y depende de un factor clave: cuándo dormir.

"No existen los fines de semana en mi vida", cuenta a Verne Almudena Crespo, de 32 años. Lleva casi 10 trabajando noches alternas como enfermera en el turno de noche de la UCI del hospital la Milagrosa (Madrid). Desde 2014, lo compagina con un segundo trabajo diario, en la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid. "Cuando no da tiempo a todo, a menudo sacrifico horas de sueño para ver a mis amigos. Mi novio se enfada un poco cuando doy alguna cabezada en alguna cena, pero mis amigos lo son de toda la vida y entienden mi situación", dice.

"La disciplina para compensar este horario de vida es un factor fundamental, también a la hora de mantener una vida social", explica a Verne Elena Miró, profesora en la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada y especialista en sueño.

Además de ser muy perjudicial para su salud, como contaba la propia Almudena en un artículo del Consejo General de Enfermería, ella sabe que sus relaciones personales también se resienten. "La distancia que se ha establecido con mis amigos es increíble. Mientras ellos quedan a comer o se van a tomar algo, yo estoy durmiendo o trabajando".

A pesar de su complicado horario, los acontecimientos importantes son sagrados para ella. "Si están planificados con tiempo, me organizo y acudo sin duda", cuenta por teléfono desde Córdoba, a punto de asistir a la boda de su mejor amiga. La pasión que siente por su profesión de enfermera es la que le mantiene haciendo malabares con su horario, pero planea dejar su trabajo nocturno cuando decida formar una familia con su novio.

La única forma de conciliar

Cristina es una policía de Coslada (Madrid) de 40 años y lleva trabajando de forma continua en turno de noche desde hace 14. Fue elección propia. “Me estimula más el trabajo policial nocturno”, dice a Verne por teléfono. Ahora, además, es la forma que ha encontrado para conciliar, como madre soltera de una niña de 3 años. Es una situación que encuentra a menudo entre sus compañeros con hijos.

Su vida social es prácticamente nula: "Llego a casa de trabajar a las 7 de la mañana y duermo solo un rato. Luego empieza la jornada laboral de madre. Preparo el desayuno y llevo a mi hija al colegio, hago la comida y la compra y duermo otro rato hasta que tengo que ir a buscar a la niña de nuevo al colegio", dice Cristina. Trabaja una semana sí y otra no, así que hay semanas que duerme un total de cuatro horas al día. "Al final el cuerpo da para más de lo que nos creemos", dice.

Sus relaciones con otras personas se limitan a sus compañeros de trabajo, las madres del colegio y sus dos padres, que se quedan a dormir en su casa mientras ella trabaja para que su hija no esté sola durante la noche.

Entre las consecuencias del turno de noche se encuentra ese mal humor que suele afectar a los que tienen más cerca. "Las depresiones que sufren este tipo de trabajadores suelen tener motivos fisiológicos, pero también influye la frustración de sentir las oportunidades perdidas, de que la vida se les escapa de las manos", apunta la psicóloga Elena Miró.

La permanente falta de sueño de Cristina se traduce a menudo en apatía y poca paciencia. "No es una buena combinación si quieres cuidar de una niña pequeña, aunque suele ser mi madre quien paga mi mal humor", comenta.

Tempura / Getty Images

Salir de cañas a las 9 de la mañana

El viaje hacia el trabajo nocturno de Mónica Jiménez transcurre en sentido contrario al de Almudena. Fue precisamente el ser madre lo que le hizo empezar en un turno que va de una de la madrugada a nueve de la mañana. Es editora del informativo matinal de Telecinco. A menudo, se queda con sus compañeros en un bar cercano. "Nos tomamos unas cañas aunque sea primera hora de la mañana, que los camareros nos conocen y no se asustan", dice a Verne entre bromas.

Lleva en ese turno 10 años. "Lo pedí porque mi hija tenía 12 años y quería estar pendiente de ella en su adolescencia", explica por teléfono. Dormía al llegar a casa y despertaba por la tarde, coincidiendo con la llegada de su hija del instituto.

"Ahora que ella ha crecido, prefiero emplear las mañanas a estar con mi familia o comer con amigas y reservar la tarde para dormir. Así mi vida social no se resiente". Coincide poco con su marido durante la semana, pero luego se ven "con más ganas el fin de semana", aunque asegura que siempre ha primado su vida en pareja antes que recuperar horas de sueño.

Mónica sabe que es una privilegiada, porque logra dormir las horas necesarias cada día y apenas nota las consecuencias físicas de vivir de noche. Por eso prefiere mantenerse en ese turno: "Los problemas de salud los tuve mientras trabajaba de día. Era mucho más estresante y me salió una úlcera", recuerda.

Ahora, al formar parte de un grupo pequeño de 10 personas que tiene que sacar adelante un informativo de dos horas y media, el tiempo pasa volando y el ambiente de trabajo es muy bueno. "No hay tiempo para competitividad y hacemos piña", comenta. De hecho, sus compañeros son también parte de su vida social.

Cómo compaginar vida social y trabajo nocturno

Elena Miró, profesora en la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada y especialista en sueño, da a Verne algunas pautas para aquellos que desean conciliar vida social y trabajo nocturno.

- "Es un error intentar hacer vida normal por la mañana y dormir por la tarde. El mejor dormir primero, comer de forma adecuada y hacer una siesta de 90 minutos como mucho si no se ha dormido lo suficiente durante la mañana".

- "No se debe caer en la tentación de cambiar de horario los fines de semana. Si hay que ceder en algo, mejor en ocio que en horas de sueño. Puede que perdamos relaciones sociales en cantidad, pero se ganará en calidad".

- "Hay que tener en cuenta que un trabajador en turno de noche nunca llega a ajustarse a su horario: sufre de somnolencia y fatiga y hace que tengan mal humor, lo que afecta a las relaciones sociales".

- "Mas que a las relaciones con amigos, por lo general, esta situación afecta vida familiar y a la pareja. Hay pocas ganas para hacer cosas y poca disponibilidad. Entre los trabajadores en turno de noche se tiende más al divorcio".

- "Las empresas deberían tener en cuenta que hay personas que encajan en turno de noche: Deberían fijarse en aquellos que, por una razón u otra, tengan una vida social menos activa, en los que tienden al optimismo o son menos aprensivos, en los que saben desconectar del trabajo y, en especial, en los menores de 40".

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