5 mujeres gitanas que han innovado en el flamenco

Un recorrido personal por algunas figuras que no son habituales en los medios

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Alba Molina, en la azotea del Circulo de Bellas Artes.
Alba Molina, en la azotea del Circulo de Bellas Artes..

¿Quién se acuerda de Ray Heredia? ¿De su reinvención flamenca con Quien no corre, vuela, de su poesía amarilla y rosa y de su pose de Prince? Él buscaba la "Alegría de vivir", pero un mes después de publicar el disco, falleció de sobredosis de heroína, un monstruo que se llevó a demasiada gente noble.

¿Y quién se acuerda de El Canelita? De niño cantaba a Federico García Lorca, sus discos se vendían hasta en Japón y decía que Camarón "era un reloj". Cantaba a gritos con su guitarra sin cuerdas por la Bajadilla de Algeciras, sin saber que su generación se enamoraría del cante a través de su pureza.

¿Y del Jeros? Se le tomó más por un juerguista que por un poeta precursor de aquellas rumbas talegueras que a tantos jóvenes perdidos dieron amparo. ¿Y quién se acuerda del sonido Caño Roto, creado por Los Chorbos, al hablar de innovación flamenca? ¿O de Angelita Montoya, que tiene un disco, Versos olvidados, dedicado a las poetas no tan reconocidas de la Generación del 27? ¿O de Las Grecas, que vestían tan moderno? ¿O del baile azalvajao de Tomasito, vestido entero de leopardo y que te hacía el compás con los buzones de la calle?

¿Por qué casi no nos acordamos de tantos gitanos que innovaron en la música? Lo dice en esta entrevista la cantaora María José Llergo: "Lo que define el flamenco no es una estética, no son unos pendientes, no es un mantón, lo que define el flamenco es una vida". Por eso, como mujer joven y gitana, quiero compartir cosas bonitas que llevamos dentro algunas de nosotras. Que nadie pueda decir que no las hay, ni que el flamenco vive de revoluciones ajenas. Son retales de vida, soplos de inspiración, fragmentos de sus miradas. Esta es mi propia revolución ante quienes dicen que las gitanas no crean música profesionalmente porque están vendiendo bragas en el mercao.

Aitana de los Reyes

"Tengo 22 años y nací en El Puerto de Santa María de Cádiz, en una familia gitana que me ha transmitido mi amor por la música y el arte y me ha inculcado el valor de la educación y el conocimiento". Aitana estudia Psicología y está enamorada del arte de la filosofía y los versos. "Amo a Federico García Lorca, a Rafael de León, a Bécquer, a Augusto Ferrán, a Neruda...".

"He crecido entre festejos, donde el cante y el baile y el toque tenían momentos como comer o respirar. Es decir, naturalizado e integrado en el día a día como lo que más. Por eso, sin el flamenco, tendría que aprender a vivir de nuevo". Ella transcribe el quejío de estos versos mediante el cuerpo y el semblante; su garganta son los pies golpeando el suelo con la rabia de llevar dentro las verdades sociales que están sonando.

"Desde muy pequeña me siento muy comprometida con mi pueblo. Lo han perseguido durante demasiado tiempo y en el momento histórico que vivimos sufrimos otro tipo de opresión, sufrimos el racismo a otros niveles. El poder y quienes lo ejercen, a través de películas y programas televisivos, llevan a cabo la violencia simbólica donde a gitanas y gitanos se nos coloca donde quieren que estemos, porque deciden que ese es nuestro sitio. Todo esto genera la interiorización de una opresión psicológica, asumiendo un sentimiento de inferioridad donde ni siquiera se reconoce la aportación gitana al flamenco".

Alba Molina

Alba Molina Montoya es una hermosa excepción en cuanto a reconocimiento: estuvo nominada a un Grammy Latino. Alba lo mismo te aflamenca a Sinatra que sangra cante jondo en su garganta de arena. Revolucionó el flamenco urbano hace quince años con Las Niñas, pero te quiebra el alma en el Corral de la Morería. Quien opine que ser hija de Lole y Manuel ensombrece su talento debería saber que, siendo una niña, ella les compuso Verde aceituna.

Como su trayectoria es fácil de encontrar, y yo quería contar algo especial, se me ocurrió preguntarle cómo sentía ella a Federico García Lorca, a quien ha dedicado canciones y proyectos. "Es que para mí Federico es seda, por lo tanto es difícil... Yo amo su sufrimiento y voy detrás de su dulce alegría. Soy fanática de su no sé qué, vivo. Gitano de libre albedrío... Albedrío es una forma de decir que todo lo tuyo es mío. Federico vuela, Federico sueña. Te cuento estas cosas con todo el rubor, con todo el amor a la poesía, con todo el respeto".

Albany

Empieza contándome que Albany es más que un a.k.a., que surge de una canción de Kev Brown que le llegó al alma y mediante la cual conoció a gente que le importa. Pero que Albany y Alba son la misma persona, la que siente y deja un pedazo de sí misma cuando compone.

Albany define así su conexión con quienes la escuchan: "Muchas de las personas que me siguen me han contado que mi música les sirve de terapia, de ayuda. Y me alegra muchísimo. Me gusta y me parece flipante que mis penas quiten otras... El dolor se hace menos intenso cuando sabes que no eres el único que lo siente. Un dolor quita otro dolor, decía Camarón. Es uno de mis grandes referentes, su voz era y es sentimiento".

La música la interpreta como un reflejo de lo que siente nuestra alma, por eso cree que el cuerpo nos pide escuchar música triste cuando estamos tristes. Suele escribir más fluidamente un día apagado, en una habitación oscura, que un día soleado.

"Como artista me gustaría llegar a un público, aunque fuese minoritario, que comprendiese de verdad el mensaje que quiero transmitir", nos dice.

Lela Soto

"Me llamo Rafaela Soto, pero gracias a mi abuela, mi mare Lela, me llaman Lela desde pequeñita. Tengo la suerte de nacer, vivir y tener alrededor el flamenco desde niña, ya que vengo de una de las sagas cantaoras gitanas más importantes: la de los Sordera. Estoy orgullosa de venir de una dinastía flamenca tan bella y rica en arte y, por otra parte, tengo el privilegio de ser sobrina por parte de madre de uno de los creadores y propulsores del flamenco fusión, Ray Heredia... Casi ná".

Me cuenta que es flamenca desde que se levanta hasta que se acuesta, y que se siente orgullosa de ser gitana y tener los valores que le han inculcado. También resulta que ama la poesía: "Ay, los poetas que cantan a las flores y a la vida y aun así son capaces de expresar cosas tan dolorosas, de una manera tan especial que transmiten sus penas en verso... Lorca, Alberti, Unamuno, Rubén Darío...".

"Tengo la suerte de haber trabajado con artistas muy buenos desde muy joven y de haber compartido cartel con maestros a los que siempre he admirado. Con 26 años es un lujazo para mí, y lo digo con la boca llena. Ahora mismo estoy centrada en la preparación de mi disco, donde quiero plasmar todo lo que he vivido y todo lo que soy".

Cathy Claret

Gipsy francesa adoptada por la familia Pata Negra, casi desconocida en España pero número 1 en las listas de Japón. Una deuda sociocultural con nosotros mismos. Cathy es, nada menos, que la compositora de "Bolleré", la canción de Raimundo Amador que tocó el mismísimo B.B. King y que hizo que la cara de Raimundo apareciera en una edición de libros de papel de OCB. "Menos mal que en las entrevistas Raimundo dice que es mía, porque el machismo de la industria a veces lo ha puesto en duda".

Yo he sido y soy muy pobre. Siempre he vivido en barrios pobres con la gente marginada y es donde siento mi hogar. Siempre he vivido rodeada de gitanos, han sido y son mi única familia. Mi compañero es gitano, mi hija es gitana... Me he criado con los Pata Negra, pero no como vecinos: vivía con ellos. En Sevilla las casas de mis primos están en las 3000".

Además del machismo, la música gitana sufre la falta de reconocimiento. "Aunque en los barrios gitanos casi todos bailan y cantan y hay muchos artistas gitanos intentando hacerse hueco, los medios y los programadores les marginan. Aunque los gitanos fueron los primeros en mezclar flamenco con todas las musicas (rap, blues, electrónica, trap...), se les niega el título de innovadores. Es el mundo al revés".

Cathy pasa el día rodeada de gitanos. "Pero jamás se me ocurriría cantar flamenco o ponerme de flamenca. Siempre habrá 1000 gitanas que canten mejor, no entiendo a quienes intentan flamenquear voces que no lo son. A mi música la llamo 'pop canastero', porque respeto demasiado el flamenco".

Y tú, ¿vas a escuchar o ver bailar a estas mujeres gitanas? Dan para rato: cuando se acaben ellas, quedan María Terremoto, Esmeralda Rancapino, Gema Moneo, Anabel Valencia, Soleá Morente... Y todas esas gitanas anónimas que no pueden soñar con cantar más allá de la junta en la calle con las vecinas, pero que es todo lo que necesitan para ser felices.

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