Algunas saudíes se han cansado de la abaya, el sayón negro con el que tienen que cubrirse cuando están en público, y han decidido pasar a la acción. Como las consecuencias de no utilizar esa prenda son aún graves, han iniciado una campaña en las redes sociales que sugiere ponérsela del revés como protesta. Desde que el pasado día 10 una usuaria que se identifica como @EternalSaudi lanzara la etiqueta #العبايه_المقلوبه (abaya del revés, en árabe), varias decenas de mujeres han colgado fotos en las que muestran las costuras hacia afuera. Pero ¿ha calado la iniciativa dentro de Arabia Saudí?
#العبايه_المقلوبه ابتداء من اليوم سأرتدي عباءتي بالمقلوب احتجاجا على العادات وانظمة الدولة التي جعلتنا تحت التهديد لو تجرأنا وأظهرنا هوياتنا. نضطر نشتغل دوام كامل بالنقاب والعباية بحجة ان المكان مختلط وهذا الحمل ثقيل ثقيل على الكائن البشري أنا. لست. منقبة. يابشر #ForcedToWearIt pic.twitter.com/OEsh0RZfNq
— #FreeSaudiActivists حوراء (@Howwwra) 11 de noviembre de 2018
As a #Saudi woman, I don’t enjoy freedom to cloth. I am forced by the law to wear Abaya (black robe) everywhere but my house, which. I. can’t. take. any. more.
— نِكّـال (@Nikkaal) 11 de noviembre de 2018
#العبايه_المقلوبه
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#BurnTheNiqab
#NoHijabDay
#MyStealthyFreedom#ForcedToWearIt#NiqabDoesNotRepresentMe pic.twitter.com/ox51scXK3V
I will continue to wear abaya in this way to guarantee our freedom of clothing #Saudi #العباية_المقلوبة pic.twitter.com/mUzV0KJIDN
— Fòva? (@_Furyrogue) 12 de noviembre de 2018
Difícil de saber. Para empezar, dada la naturaleza autoritaria del régimen la mayoría de los perfiles que apoyan la iniciativa se esconden tras un alias o pertenecen a activistas que viven fuera del país. Significativamente, aquel tuit inicial ha desaparecido después de que Verne intentara contactar con @EternalSaudi para saber cómo había surgido su propuesta. Son muchos sin embargo los que la calificaban de “buena idea”. No hay que olvidar que en Arabia Saudí la “difusión de rumores” se castiga con hasta cinco años de prisión y cuantiosas multas, según la controvertida ley de delitos cibernéticos.
“#Abaya_del_revés constituye una gran etiqueta para difundir el rechazo a la obligatoriedad de la abaya”, tuiteaba no obstante una usuaria identificada como Somayh cuyo perfil la sitúa en Yeddah, a orillas del mar Rojo. En apenas cinco días, la campaña sumaba 5.000 tuits, la mayoría desde dentro de Arabia Saudí, según un análisis de la BBC.
Más interesante, algunas mujeres, como Shafa, empezaron a colgar imágenes de sus abayas del revés, un gesto que recuerda a la campaña iraní contra el velo obligatorio. Pero Shafa no indica desde dónde tuitea. Y todas las fotos están hechas, no solo de forma que se proteja la identidad de las protagonistas, sino en interiores. ¿Han salido a la calle las abayas del revés? No hay constancia.
#العبايه_المقلوبه
— Shafa (@Shafax6) 11 de noviembre de 2018
مستمتعة بنظرات الذهول pic.twitter.com/Y93GxlS5ZI
Verne ha preguntado a una decena de mujeres saudíes, de diversas edades y profesiones, en Riad, Yeddah y Damman, las tres principales ciudades del Reino del Desierto, y ninguna había visto un solo caso. Un par de ellas, ni siquiera habían oído hablar de la iniciativa, a pesar de ser personas interesadas en la promoción de los derechos de la mujer.
Arabia Saudí es uno de los países con mayores índices de desigualdad de género, algo que las autoridades vienen justificando por la naturaleza conservadora de la sociedad y sus críticos por el afán de control de aquellas. Como en otras sociedades donde el islam se usa con objetivos políticos, el cuerpo de la mujer se ha convertido en campo de batalla.
No está claro que haya una ley que obligue a las mujeres a cubrirse con la abaya, pero existe una enorme presión social, como descubrió Malak al Shehri hace un par de años cuando osó prescindir de la prenda en un paseo por el centro de Riad. También hay presión para que se tapen el rostro con el controvertido niqab. Los sectores más ultraconservadores del reino pusieron el grito en el cielo cuando Haya Awad, la viceministra de Educación, intervino a cara descubierta en un foro el pasado abril.
El niqab es cada vez menos frecuente y las nuevas generaciones de mujeres han introducido colores e incluso dibujos en sus abayas, algo que tampoco gusta a los tradicionalistas. La incipiente protesta contra la obligatoriedad es otro paso más de reafirmación frente a una sociedad opresiva que desperdicia el talento y la valía de la mitad de su población. Y las autoridades parecen ser conscientes de ello.
Durante una entrevista el pasado marzo, el heredero y gobernante de hecho de Arabia Saudí, el príncipe Mohamed Bin Salmán, declaró que llevar la abaya no era una exigencia legal mientras las mujeres, igual que los hombres, se vistieran “de forma decente”. Sin embargo, como en tantos otros asuntos sobre los que el heredero ha hecho declaraciones prometedoras, nada ha cambiado en la realidad y las saudíes no se sienten protegidas para vestirse como deseen. Tres meses después de sus palabras, Shireen al Rifaie, una presentadora de la televisión saudí, huyó del país ante las presiones por la ropa que llevaba.
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