La defensa de la sanidad pública de una embarazada: "Quiero la factura de todo lo que no he pagado"

“No somos conscientes de la suerte que tenemos”, cuenta tras pasar cinco días hospitalizada

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A Eva Castizo le quedan menos de 15 días para dar a luz a gemelos. El pasado enero, debido al riesgo de que el parto se adelantara, la joven tuvo que pasar cinco días ingresada en el Hospital Virgen de Valme, de Sevilla. “Nunca había tenido un problema que me hiciera estar ingresada varios días hasta ahora”, cuenta por teléfono a Verne. “Cuando vi las atenciones que me prestaban, los servicios, los medicamentos… me pregunté: '¿cuánto vale todo esto?' Y escribí una reflexión sobre ello en mi Facebook". El post, publicado el 30 de enero, se ha compartido más de 16.000 veces y ha superado los 6.000 comentarios en menos de una semana.

Castizo cuenta en su publicación que, tras conseguir el alta, le hubiera gustado recibir una factura informativa de todos los servicios que no ha tenido que pagar. “Creo que no somos conscientes de la suerte que tenemos y de la necesidad de luchar por que no nos arrebaten este sistema”, escribe. Después, enumera algunos de los medicamentos, pruebas y personal médico que la atendió en sus cinco días de estancia. “Y todo eso solo a mí, sin entrar a pensar en mis compañeras de habitación”, añade por teléfono.

El post de Castizo ha generado más de 6.500 comentarios en la primera semana. “No esperaba la repercusión, ni en números ni en cómo se me ha malinterpretado”, explica. La joven se refiere a los cientos de comentarios que le señalan que la Sanidad no es gratuita. También a los que han interpretado que lo que hace con su mensaje es jactarse de los servicios que se han pagado con el dinero de otros. Ella defiende que su idea era "dar las gracias por cómo me atendieron y reivindicar que no podemos permitir que nos arranquen de las manos lo que tenemos".

“Hay hasta quien dice que soy una inmigrante y que ellos me lo han pagado con su trabajo”. Tal y como explicamos en este reportaje sobre las mentiras que se repiten cuando se habla de inmigración, en España la Sanidad no se paga con los impuestos derivados del trabajo, sino con el resto de impuestos como el IVA o el IRPF. Cualquier ciudadano que haga una compra en el estado español está contribuyendo a la Sanidad, tenga o no empleo.

En 2013, Médicos del Mundo produjo una campaña titulada Cuando pagas el pan, pagas la sanidad explicando cómo se financiaba el sistema sanitario y por qué todos los ciudadanos–también niños, desempleados, inmigrantes...– ayudan a mantenerlo.

Y esa idea de la factura, ¿funciona?

Muchos de los 6.000 comentarios del post de Castizo debaten sobre si realmente entregar una factura con carácter informativo sería una forma de concienciar acerca de la importancia de la sanidad pública. A este tipo de factura se la conoce como “factura sombra” y, durante las últimas dos décadas, se ha probado en algunas comunidades autónomas españolas como Madrid, Andalucía, Galicia, Cataluña o la Comunidad Valenciana. Su uso, sin embargo, nunca ha estado generalizado y solo se ha aplicado en casos particulares. En Madrid, por ejemplo, se puso en marcha en el año 2011. La primera factura fue la de una operación de cataratas, con 1085 euros de coste.

Cuando Esperanza Aguirre anunció esta medida, el plan era que comenzara a probarse en el Hospital de La Paz y que fueran sumándose más hospitales públicos. Solo llegó a utilizarse en 12 –de los 37 que hay en la Comunidad–, y fue eliminándose gradualmente hasta que, en 2017, Cristina Cifuentes decidió eliminarla. Actualmente sigue vigente en Andalucía y Comunidad Valenciana, pero no se entrega en todos los hospitales y solo en determinados procesos quirúrgicos.

Eva Castizo explica que, para ella, “esa factura simbólica nos ayudaría a ser consciente de lo que tenemos en la sanidad pública gratuita, y por lo que tenemos que luchar”. Sin embargo, este método ha demostrado no ser muy eficaz: en 2017, el diario especializado Diario Médico se hacía eco de un estudio realizado por la Universidad de Pensilvania que comparaba los gastos y pruebas solicitadas por pacientes en hospitales en los que se entregaba un desglose de los costes de estas pruebas y en los que no. El promedio de pruebas solicitadas no cambió significativamente.

En otros países de Europa sí se entrega factura con el desglose de los costes sanitarios, aunque no es solamente informativa: en muchos países europeos donde existe el copago sanitario –donde los costes de ingreso o consulta se reparten entre el estado y el ciudadano, como Suecia o Alemania– se entrega una factura con los costes, pero sí incluye una parte a pagar por el enfermo. En España, tras la incorporación de este modelo, la ministra María Jesús Montero –consejera de Sanidad en Andalucía por aquel entonces– tuvo que aclarar que en España estas facturas sombra no estarían vinculadas al copago.

Aunque en España la factura sombra es prácticamente inexistente, se pueden consultar los costes aproximados de algunas intervenciones. La Red Española de Costes Hospitalarios es la organización que se encarga de elaborar esta base de datos, que puedes visitar en su web. Sin embargo, estos investigadores no consideran la factura informativa como una opción. En un reportaje publicado en El Confidencial, el investigador principal de este grupo, Francesc Cots explicaba que “decirle por ejemplo a alguien que su quimioterapia le ha costado 100.000 euros le puede generar sensación de culpabilidad”.

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